Sin ofender: Ya sé Kung fú

Por Tengu

 

Sí, les recuerda a Mátrix, ¿verdad? Es una mítica y delirante frase que no escapa a nadie dentro del círculo marcial. Por motivos obvios. El caso es que no hace demasiados días llamó mi atención un anuncio, replicado en varios foros dedicados a las artes marciales, donde se exponía una malograda campaña de márqueting en favor de un nuevo, express y revolucionario método de defensa personal. La susodicha organización, una agrupación mercantil cuya razón social nada tiene que ver con el Budo, ofrecía un acelerado y milagroso seminario de defensa personal, el cual, bajo la indudable influencia de la santísima trinidad y los 3 reyes magos, el interfecto interesado se convertía, en apenas 8 horas de un sábado, en una fulminante máquina de matar. Ni Chuck Norris.
Para los versados y lenguados en las artes de combate, la eficacia en una contienda no deportiva no sabe de horas, ni de días, ni de años. Es más, para ser realmente eficaz, más vale hacerse con un buen acero o un 9mm. Sólo después de muchas horas bregadas sobre un tatami, experiencia real en los más bajos fondos, y tener la fortuna de sobrevivir a unas cuantas brechas, cicatrices de filos, fracturas y otros buenos autógrafos, alguien podría ser capaz de jactarse de cierta efectividad en combate. El resto de los mortales, practicamos por diversión, deporte, cultura, sociabilidad, fantasía y frickismo. Y algunos lo hacen también por dinero. La realidad de un combate no es como muchos se imaginan en sus coreografías de dojo o con la bolsa de chips frente al youtube. Una agresión real, en la calzada, es impredecible del todo. Nunca sabemos a quién tenemos realmente delante. Y si ese sujeto no tiene nada que perder, es el más peligroso. Y contra el miedo y la desesperación compulsiva y depredadora por vencer, no existe curso, ni seminario ni experto en artes marciales que valga. Por suerte o por fortuna, no entrenamos para sobrevivir, entrenamos por diversión y por “amor” al arte.
Las únicas personas que entrenan para sobrevivir son aquellos que realmente se preparan para pelear. Los soldados. Y ni siquiera ellos pelean a garrotazos. Usan armas… (artículo entero en la revista).


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