Taiwán y artes marciales (2ª parte)

Por Oriol Petit

Estilo Sui-Lin-Dao

 

Domingo 23 de Agosto: 13:45. Llegué a Taipei, la capital, y allí prosiguió mi exploración sobre las artes marciales y su conexión con el taoísmo. De hecho, es una ciudad moderna así que aún no sabía qué encontraría allí y aunque ya estuve en Taipei dos años antes, residí entonces en un suburbio. Allí, aquel año, una vez pasado el tifón, vi a muchas familias practicando el Taichi-chuan marcial en muchos parques desarbolados y aún llenos de escombros.

 

Mi llegada a Taipei, esa tarde, era bastante más gris que en Taichung, pero no perdí la esperanza de poder encontrar en los cuatro días siguientes practicantes o maestros de las artes marciales chinas en alguna modalidad. Taipei es una ciudad un tanto extraña ya que en ella se mezclan tradición y modernidad. En Taipei puedes encontrar la torre 101 que en 2004 fue el edificio (no habitado) más alto del mundo pero que ahora ya es superada por otras como la de Dubái desde 2010. Encuentras grandes superficies comerciales que parecen sacadas de una película del espacio. También te topas con pequeños altares taoístas o budistas en el interior de garajes para coches, o en tiendas de comida o sencillos templos en cualquier calle. Además, estábamos en el mes del fantasma y en muchos sitios se montan paradas donde se venden artículos para venerarlos, ya que vienen a visitar a los mortales y es necesario apaciguarlos. También mucha gente quema, en la calle, dinero falso en botes de hojalata para realizar ofrendas. Hay muchos preceptos que deben ser seguidos durante esos días, pero uno de los que me llamó más la atención era el que proclamaba que no se podía cantar por las noches.

 

Miércoles, 26 de Agosto. Eran días lluviosos y aunque estaba conociendo a gente y lugares muy interesantes, me cansaba de ver tanta agua en el cielo. Desde la habitación del hotel contemplaba la omnipresencia de la torre 101 que se divisa desde todos los puntos de la ciudad. Después de ver la televisión y de informarme de los tifones que azotaban el este de Taiwán, me lancé a la calle ya que sólo había una débil llovizna en la capital.

En la habitación del hotel había estado repasando un libro muy interesante sobre artes marciales chinas donde se habla del legado de las formas de Shaolin. También explica la fusión del budismo con el taoísmo para formar el cha’n y como éste intervino en todo proceso de creación del Qigong y el Taijiquan. Leer todo ello, hacía que me percatara de lo tanto que debía aún aprender sobre el tema.

Decidí dar una vuelta por las proximidades, paraguas en mano y de repente en la fachada de un edificio me encontré con un anuncio de una escuela de artes marciales chinas “Kung-Fu Training Center”. Después de pensarlo un poco, decidí ir a averiguar qué es lo que se impartía en ese edificio, aunque por el cartel ya pensé que el estilo no podía ser muy tradicional. De hecho, Taipei es bastante más cosmopolita y menos tradicional que Taichung (empecé a encontrarme a algún que otro extranjero).

 

Quería averiguar lo que se impartía en ese “gimnasio”: Choy-li-fat, Wing-chun…? No lo sabía porque el nombre genérico de Kungfu que colgaba del letrero de la fachada del edificio podía significar muchas cosas. De hecho, el término Kungfu es un tanto ambiguo ya que viene del término en pinyin gong-fu 功夫, que significa boxeo chino (gong es en verdad habilidad 功y 夫 fu no tiene sentido separado). De hecho, 夫 se utiliza en chino antiguo cuando se refiere a hombre respetado (孔夫子) Kong Fu Zi (Confucio). Por su lado wu shu 武术 tendría más el significado de arte militar. Wu 武es militar y shu 术 es arte,manera.

 

Con todos esos carácteres (hanzi) 汉字, bailando en mi cabeza, entré en el edificio y llegué hasta la puerta del “gimnasio” donde ya vi a través de la puerta de cristal, cómo se luchaba. Miré hacia adentro y el maestro se percató de mi presencia y con la mirada interrogué si podía entrar y esperé una respuesta. Al cabo de unos minutos salió el maestro y le pregunté en mandarín si podía presenciar la clase (no se si me hice entender) pero me invitó a entrar diciendo que podía sentarme y mirar durante una hora porque después realizaban técnicas “especiales” y no me permitía estar presente.

 

Me senté y miré cómo realizaban las técnicas de calentamiento y después los movimientos. Otro grupo, enfrente mío, estaba formado por gente más anciana y practicaba movimientos con abanico.

Estuve repasando mentalmente muchos libros sobre taoísmo y sobre aquellas impresiones que generaban en mi y también sobre lo que viví los días pasados en los alrededores de Taichung.

Me gustaba estar presenciando aquella clase aunque no podía identificar qué estilo se impartía. Me pareció en un principio que mezclaba estilos diferentes ya que al final de la clase vi algunas técnicas aplicadas de defensa que también enseño en mis clases y que en parte provienen del Chin Na.

Estuve un buen rato gozando de las clases y al terminar vi como el maestro hablaba con un alumno suyo (el único occidental), el cual vino al rato. Me preguntó en mandarín si yo hablaba bien. Le indiqué que no y cambió al inglés. Me explicó que era estudiante de origen Alemán y que llevaba allí tres años. Me preguntó si estaba de paso o deseaba apuntarme a las clases. Entonces le comenté que estaría en Taipei sólo por tres días y estuvimos hablando de artes marciales chinas un buen rato. Era de trato afable y me enriqueció compartir con él, sus conocimientos. Me preguntó si había estado alguna vez en el templo Shaolín (asignatura pendiente, le confesé).

Al rato vino el maestro y me preguntó qué tal había ido y le comenté que muy bien y me llevó a su oficina para darme su tarjeta. Al tomarla y ver el dorso, me percaté que ésta llevaba una dirección de página web asociada a estilo Shaolin. El resto no lo entendí porque estaba en el carácter que utilizan en Taiwán y no el simplificado que se utiliza en China Continental. Me fui de allí con gran satisfacción ya que todo el mundo fue muy amable conmigo…


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