Aikido – Fudoshin (Imperturbabilidad)

Por José Santos Nalda Albiac
5º Dan de Aikido – 1º Dan de Judo

 

La tranquilidad en la tranquilidad, no es la verdadera tranquilidad. La tranquilidad en medio de la acción más violenta sí es la verdadera tranquilidad

Takuan 1573-1645
Maestro Zen y famoso esgrimista

 

Hace cientos de años los monjes Zen, meditando según las enseñanzas de Buda, constataron que podían liberarse de los apegos causantes de sufrimiento y de muchos problemas, manteniendo al mismo tiempo un estado de ánimo ecuánime y resistente a las influencias externas, al que dieron el nombre de “Fudoshin” refiriéndose a la facultad de conservar la estabilidad emocional, el control de la mente y el ánimo imperturbable ante cualquier circunstancia, de dificultad, conflicto o peligro.

Esta forma de comportamiento una vez conocida y puesta a prueba, fue adoptada por los samuráis, cuyo rango social les obligaba a no exteriorizar su estado de ánimo ni sus emociones, y además “Fudoshin” constituía un valioso recurso como estrategia en el combate, para permanecer en calma y alerta máxima frente al peligro, sin dejarse perturbar por ningún factor externo, ni engaño o provocación del adversario.

El samurái en combate individual a muerte, podía hacerse una idea bastante acertada de la preparación y competencias de su enemigo solamente observando si poseía Fudoshin o carecía del mismo. Mostrarse sereno, impasible y decidido, sin miedo al peligro, era la cualidad que causaba mayor impresión de temor, respeto y desconcierto en el contrincante, hasta el punto que, a veces el más débil se declaraba perdedor antes de empezar el combate.

Fudoshin es por tanto el resultado de cultivar una actitud de serenidad inalterable que no se deja influenciar ni distraer por las dificultades, las amenazas, los conflictos, el peligro posible o real, sea cual sea su naturaleza, pero no implica pasividad ni indiferencia, todo lo contrario, se es receptivo a todos los mensajes que llegan por diferentes canales mientras se procesa el modo de dar la mejor respuesta.

 

Takuan Soho lo explicaba así:
“Mantenerse tranquilo cuando todo está en calma, no es la verdadera serenidad, conservar la tranquilidad en medio de la acción más adversa, o amenazadora, esa es la auténtica serenidad”

En el lenguaje coloquial español, y salvando las distancias, podría equipararse a la expresión “poner cara de póker” pues de hecho el jugador adopta una expresión facial y corporal inescrutable e imperturbable, con el fin de no manifestar ninguna emoción ni señal que dé pistas al adversario, respecto de lo que tiene o no tiene, y de lo que quiere hacer.

En la vida ordinaria la impasibilidad inteligente equivale a disponer de un valioso recurso que impide que los otros puedan intuir o adivinar los pensamientos, las emociones, los objetivos, etc., hasta que explicita y voluntariamente se pongan de manifiesto según convenga a los propios planes, con el valor añadido de no dejarse influenciar por ninguna acción ni propuesta ajena si no es acorde con el objetivo que se persigue.

El aikidoka, en su quehacer diario, encuentra muchos imponderables, cuando no personas que obstaculizan su gestión o quieren aprovecharse de ella, por lo que la actitud Fudoshin le será de gran utilidad, no para engañar a nadie sino para no ser engañado, y sobre todo para inspirar confianza.

Al igual que el samurái al amanecer del día señalado, montaba en su caballo y se disponía a unirse a los suyos para la batalla, el aikidoka al salir de su casa debe adoptar la actitud Fudoshin para enfrentarse a las tareas del día con una disposición de serenidad, inalterable ante lo fácil, lo difícil, lo imprevisto o lo no deseado.

En el ámbito de las relaciones interpersonales, aquél cuyo temperamento y reacciones son conocidas y previsibles, estará siempre en desventaja, respecto del interlocutor que sepa controlar sus pensamientos, sus impulsos y sus emociones.

El objetivo de la imperturbabilidad va más allá del propósito de ocultar el mundo interior al oponente, para alcanzar todos los momentos y vivencias de cada día sobre todo los de incertidumbre, las presiones de los otros, la tensión emocional que puede haber en cada acto, y si bien no está al alcance del aikidoka controlar los factores externos, siempre podrá elegir la actitud de lucidez y autocontrol que le eviten tomar decisiones o comportamientos equivocados.

Vista la naturaleza de este recurso y su conveniencia en el quehacer cotidiano, la cuestión es saber cómo se puede adquirir. ¿Cómo se aprende…? ¿Qué entrenamiento seguir para lograr este control…?… (artículo entero en la revista).


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