Por Jaume Segura, Shidoin
Dojo Aitai
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Es conocida la correlación del Aikido con la geometría aplicada que relaciona triángulos, cuadrados, círculos con la ejecución de las técnicas, sin embargo, no es tan sabida la analogía que se establece entre estas figuras geométricas y los conceptos más internos de la práctica.
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Los conceptos llamados Sankaku, Shikaku y Maru simbolizan respectivamente a cada una de estas figuras y con ellas se puede describir casi cualquier técnica de Aikido en desplazamientos y actitud de tori.
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El primero, Sankaku, es una referencia clara a la técnica de Ikkyo por su conocida relación con el triángulo, pero además es el creador de aberturas puesto que habla del elemento aire, capaz de adentrase por cualquier resquicio y atravesar el interior de un recinto. También engloba el desplazamiento irimi y todos aquellos movimientos de pies que, combinados, permiten incidir en el centro de uke.
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Ikkyo omote, por ejemplo, puede explicarse en primer término con dos triángulos consecutivos que indican los tipos de desplazamientos que deben realizarse, pudiendo ser issoku irimi/irimi u otras combinaciones que inciden en el ataque del compañero, uno para la recepción del mismo y otro más para el control de su equilibrio, pero también revela que el cuerpo de tori debe tener la eficiencia de una cuña, capaz de abrir brecha en el kamae de uke y adentrase hasta alcanzar su mismo centro, asimismo indica una disposición anímica categórica y resolutiva. De hecho, todas las técnicas deberían acabar con irimi, es decir, Sankaku.
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En segundo lugar, Shikaku, el cuadrado generador de estabilidad y potencia, se le relaciona con Shiho nage y Shiho kiri, la proyección y corte en cuatro direcciones. Su elemento es el fuego pues éste necesita una base sobre la que crecer y desarrollarse. Los desplazamientos que le corresponden son todos aquellos que crean un cambio de dirección de 180° como tai no henka. Shikaku expresa la obligación de mover los pies desde la cadera, es decir, todo irimi necesita la estabilidad del cuadrado para impulsarse y toda abertura creada tendrá la profundidad que la cadera de tori le proporcione.
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Shiho nage omote se puede simbolizar por un triángulo seguido de un cuadrado, ya que primero hay que entrar y seguidamente girar, por lo cual es obligada la estabilidad en el giro que proporciona la posición correcta de los pies, logrando de este modo la firmeza necesaria que otorga seguridad en la ejecución. Así, cuando el practicante de Aikido asume el concepto de Shikaku y lo integra correctamente, éste estará presente en todo momento y ocurrirá que su práctica se volverá potente, segura y tangible, signos de la tan buscada eficacia.
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Finalmente queda Maru, el círculo, relacionado con el elemento agua por su capacidad de adaptarse a cualquier forma y no resistirse al cambio. Encarnado por la técnica de Irimi nage ura, es el que nos acerca a la naturaleza del tenkan, un desplazamiento básico para entender la dinámica y filosofía del Aikido e impulsor de la idea de esfera que debe regir la estrategia del aikidoka.
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Maru es dinámico y eficiente porque absorbe y repele según se aplique juntamente con Sankaku y Shikaku, puede nacer centrífugo y volverse centrípeto o viceversa, permite desaparecer del campo de visión de uke y trasmite fuerzas cinéticas imposibles de contrarrestar, pero esencialmente Maru transforma la agitación de la confrontación en serenidad, proporcionada por la habilidad de saberse adaptar. En el caso de Irimi nage ura, el círculo es la figura central que domina entre el triángulo inicial y el cuadrado/triángulo finales…
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