El Budôkan de Katsuura

Curso anual de Musô Jikiden Eishin Ryû Iaijutsu

(Yamauchi-ha Komei Jyûku)

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Por Sekiguchi Kenryû / Ryôen Ryûko

MJER iaijutsu / RER naginatajutsu. Spain honbu

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Katsuura es una población costera en la prefectura de Chiba, tradicionalmente pesquera, famosa por sus atunes, bonitos, cultivo de arroz y sobre todo, cacahuetes. Katsuura ofrece una bonita estampa a sus visitantes, conjugando la bahía, el mar y las montañas que lo rodean. Se encuentra muy cerca de Tôkyô, a menos de una hora en el tren Wakashio.

El Budôkan de Katsuura pertenece a la Universidad del Budô, sí, lo habéis leído bien, así como nosotros tenemos universidades de INEF, en Japón tienen la Universidad del Budô.

En 1979, Matsumae Shigeyoshi, presidente de la Federación Internacional de Judô y de la Universidad Tôkai, decide impulsar el conocimiento del budô en Japón y el resto del mundo, mediante la fundación de la Universidad Internacional del Budô. Gracias a la cooperación de la prefectura de Chiba, y la ciudad de Katsuura, en 1984 este proyecto se materializó con la construcción apertura de dicha institución.

El Budôkan de Katsuura es el complejo deportivo más grande adscrito a la Universidad del Budô. Allí se llevan a cabo seminarios multidisciplinares así como especializados sobre las diferentes artes marciales que componen los estudios de la universidad: kendô, kyûdô, jukendô, atarashii naginata (naginatadô), shorinji kenpô, judô, karatedô y aikido, entre otras. El Budôkan también está ligado al Nippon Budôkan y a la organización de la Nihon Kobudô Kyôkai (que regula y organiza koryû bujutsu de Japón). De hecho, los trámites con ambas instituciones se pueden regular desde la misma oficina del pabellón de Katsuura. En este sentido, aquellos koryû que pertenecen a esta organización pueden gozar del alquiler y uso de las instalaciones para sus seminarios.

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Las instalaciones del complejo se componen de:

  • Habitaciones para cuatro personas con tatami.
  • Un amplio recibidor con sillones, televisión y máquinas expendedoras de refrescos, café, té y sopas.
  • Un comedor – buffet autoservicio. El té (môgicha –sencha), el arroz y la sopa de miso se puede rellenar tantas veces como se quiera.
  • Un gran ôfuro o baños típicos japoneses.
  • Servicio de lavandería.
  • Recepción y despachos para la gestión de eventos del Budôkan y de la Nihon Kobudô Kyôkai.

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El Budôkan de Katsuura cuenta con 3 dôjô diferenciados:

  • Dai dôjô: Gran espacio de entrenamiento, un pabellón de suelo de tarima de madera. Existen tatami de gran calidad que se disponen o retiran según las necesidades del pabellón.
  • Shô dôjô: Pese a tratarse del “espacio pequeño”, supone una gran superficie de entrenamiento con tarima de madera, aunque también se pueden disponer tatami según la utilización de determinadas disciplinas.
  • Kyû dôjô: Se trata de un espacio reservado para la práctica de tiro con arco o kyûdô, por este motivo, está abierto al exterior.

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En 2011, el 21º representante de Musô Jikiden Eishin ryû iaijutsu (Yamauchi-ha Komei Jyûku), Sekiguchi Komei sensei me envió un email, traducido en 5 idiomas para asegurarse que todo el mundo lo entendía, se trataba de una invitación para el curso que impartiría en el Budôkan de Katsuura en 2016. A la tradicional previsión japonesa, planificándolo todo hasta el milímetro, hay que añadir que se trata de un seminario muy especial.

Todos los años, entre la última semana de enero y la primera de febrero, se lleva a cabo un seminario en Katsuura (Chiba) que reúne a practicantes de Komei Jyuku de todo el mundo en un intenso seminario. Sin embargo, este año era una ocasión especial, y por ello la invitación con tanta antelación: la celebración del 70 cumpleaños de Sekiguchi sensei, el llamado kôki, una celebración tradicional japonesa que se realiza a esa edad. Pese a que antiguamente, la esperanza de vida era mucho más corta que hoy en día, se tomaba la edad de 70 años como un punto de inflexión. A partir de esa edad, cualquier día puede ser el último, motivo por el cual se hace una celebración especial.

Han sido muchos los grupos de Komei Jyuku que han acudido a la celebración del kôki de Sekiguchi sensei, representando todos los continentes y muchos de los países del mundo: Australia, Estados Unidos, México, Argentina, Chile, Alemania, Austria, Suiza, Francia, España, Corea del Sur y, por supuesto, Japón. De parte del shibu de España hemos acudido yo mismo (Sekiguchi Kenryû) y Carlos Tabera, quien ha pasado a formar parte de la familia de Musô Jikiden Eishin ryû iaijutsu Komei Jyuku, al firmar por la escuela.

En este punto quisiera hacer un breve inciso para hablar de keppan, kirigami, okuiri, makimono, entre otras certificaciones de escuelas antiguas (koryû). Lo primero que hay que entender es que cada koryû es un mundo, una familia, una casa, y cada uno gestiona sus asuntos según parámetros propios, no existiendo generalidades ni patrones universales en estos efectos. Algunos koryû exigen la firma con sangre de un documento (keppan), como Tenshin Shôden Katori Shintô ryû o Sui Ô ryû. Pese a que cada keppan es diferente del otro, sí suele haber algunos puntos en los que suelen coincidir, como son la prohibición de enseñar la escuela sin la debida autorización. Algunos koryû exigen la firma del keppan para poder empezar a entrenar, otros lo ven como un compromiso para aquellos alumnos aventajados. También existen otro tipo de documentos, como el kirigami, que formula un compromiso con la escuela, en koryû como Hokushin Ittô ryû. En Shintô Musô ryû, el compromiso queda sellado con el okuiri a la par que da acceso a los kata de la serie Oku.

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En nuestro koryû, Musô Jikiden Eishin ryû (Yamauchi-ha Komei Kyûku), no se requiere firmar para empezar a entrenar, y se pueden aprender los 76 kata de iaijutsu/kenjutsu que practicamos en nuestra escuela (más sus variaciones) sin haber formalizado ningún documento. ¿Entonces, para qué firmar? La respuesta es que es sólo en el momento que firmas como parte y miembro integrante de la escuela cuando de verdad, se puede decir que comienzas tu camino, al pasar a formar parte de la historia de una tradición que se remonta al siglo XVI. Al firmar por la escuela pasas de ser un deshi a un monjin, teniendo permiso del 21º representante Sekiguchi sensei de portar el maru ni kyûmaisasa kamon o escudo de la escuela. Pese a que existen excepciones, normalmente una persona que vaya a firmar debe ser presentada por un shibuchô que a su vez ya es monjin. También habitual, que aquellos que vayan a firmar ya conozcan todos los kata de la escuela. A Sekiguchi sensei no le interesa la cantidad de monjin sino la calidad de los mismos.

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El día 28 de enero, Carlos y yo quedamos en la estación de Tôkyô, donde tomaríamos el tren Wakashio para Katsuura. De camino nos hemos encontrado con Liam y Robert, de Komei Jyuku Australia. Luego ya en el tren hemos coincidido con Sekiguchi sensei, Obiki sensei y Noguchi sensei. El keiko del primer día fue breve pero intenso, 4 horas seguidas de la serie de kumitachi Tsume Iai no Kurai, en concreto las primeras 6 kata que son desde tate-hiza. El precioso dôjô de madera ha puesto a prueba nuestras rodillas con estas primeras 4 horas de kata de suelo.

Según iban transcurriendo los días se unieron a nosotros los shibuchô de los diferentes países con sus deshi. Del grupo de Japón es imprescindible destacar a los/las sensei: Fujii, Kojima, Noguchi, Ogata, Obiki y Shimizu, al igual que la presencia de la secretaria de Komei Jyuku, Sonoko Nakano y Onoe Masato (nieto del 20º representante del linaje, Onoe Masamitsu).

Durante el trascurso del curso de Katsuura compartimos dôjô con varios grupos diversas artes marciales. La principal actividad que se desarrollaba en paralelo era un seminario senior de jukendô (arte marcial de la bayoneta calada) y tankendô (arte de la espada corta–bayoneta). Esta disciplina marcial se entrena de manera parecida al kendo, como similares protecciones y con armas mixtas de madera y bambú. En este seminario practicaron tanto combate gi geiko como kata. Fue muy interesante conversar con algunos de los sensei que representan a la Zen Nippon Jukendô Renmei. Incluso vinieron soldados de las Fuerzas de Autodefensa a entrenar.

Pero los practicantes de jukudô/tankendô no fueron los únicos con los que compartimos el Budôkan. Diferentes días grupos de judô, kendo, karate, atarashii naginata y aikido practicaron tanto en sesiones de entrenamiento infantil como en clases senior. Es realmente una experiencia única estar rodeado de tanto budô.

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Aprovechando la estancia de Shimizu Nobuko sensei, aquellos que practicamos naginatajutsu también pudimos tener nuestro pequeño seminario. Shimizu sensei es una de las alumnas más antiguas de Sekiguchi sensei a la par que líder de la escuela Ryôen ryû naginatajutsu. En el seminario tuve la gran oportunidad de entrenar Ryôen ryû con mi sensei y con mi senpai Minori Makita (Ryôen Rinka)…


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