Ética y Artes Marciales

Por Víctor Fernández

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Cuando empecé la práctica del Karate Shotokan en la escuela Kenkyukai del Sensei Eiji Kaiji, que es un estilo mucho menos agresivo que el Kyokushinkai, estilo que practiqué algunos años después, apenas era un crío despertando a la vida; creciendo en un ambiente hostil y en barrios conflictivos, donde cualquier chaval necesitaba aprender artes marciales para sobrevivir en la calle y no recibir un navajazo en una reyerta en cualquier callejón.

 

En el Dojo aprendimos a usar las artes marciales para defendernos, pero realmente en esa etapa de nuestras vidas, todos los que allí estuvimos aprendimos mucho más que a usar los puños y la mente… aprendimos algo que marcó profundamente nuestras vidas para siempre: Valores Tradicionales.

 

Allí empezamos a recorrer la Vía del Samurái: Bushido.

 

Eiji Kaiji Sensei era nuestro padre y mentor, nuestro ejemplo a seguir, en numerosas ocasiones el niño que fui, solicitaba un encuentro con el Sensei para recibir consejo y éste, con el amor fraternal y el respeto que marcan las Reglas de Cortesía entre alumno y maestro, nos aportaba a todos su experiencia, su apoyo y sobre todo, nos transmitió los Valores Fundamentales sobre los que construir una vida.

 

Esos valores, recogidos en el Bushido y puestos en práctica en cada una de las situaciones vividas a posteriori, me permitieron dirigirme en la vida con dignidad, sosteniéndome en los malos momentos sobre los fuertes cimientos consolidados gracias a las enseñanzas recibidas, a los años de entrenamiento, disciplina, sudor y a los Valores Tradicionales que desde siempre, las Artes Marciales nos han aportado a todos.

 

Un Ser Humano necesita vivir con Honor. Sin honor la vida carece de sentido y los actos que se cometen se vuelven viles y mezquinos. El Honor no se debe perder, pues una vez perdido es muy difícil recuperarlo. Una persona puede cometer errores, sin perder el Honor. Sólo viviendo con Honor, se muere con Honor y se disfruta de la vida de forma auténtica, siendo ejemplo de Virtud para los demás.

 

Un Ser Humano necesita vivir con Dignidad. La Dignidad es algo imprescindible en la relación íntima de una persona consigo misma y con los demás, sin dignidad no hay auto-estima. Sin auto-estima, es imposible desarrollar el amor incondicional hacia todo lo que existe. Sin Dignidad, uno no se sabe merecedor de todo lo bueno que la Vía nos ofrece. Vivir con Dignidad implica no mentir, no mentirse y ser coherente entre lo que se piensa, se dice y se hace. Purificar pensamiento, palabra y acción mediante el San Mitsu.

 

Un Ser Humano necesita vivir con Respeto. Respetarse a sí mismo para poder respetar a los demás. Sin Respeto no puede haber Honor ni Dignidad. Un Guerrero respeta a su adversario, porque el mayor adversario al que se enfrenta, es a él mismo. Solo quién se vence a sí mismo, se supera y los adversarios desaparecen.

 

En mis años posteriores me volqué en el estudio de diferentes disciplinas, Taichi Chuan, Chikung y Reiki, tratando de conservar el equilibrio entre la pluma y la espada, cultivando la espiritualidad y manteniendo una capacidad marcial operativa, para sobrevivir a la calle, tanto por necesidad al dedicarme profesionalmente a la seguridad, como por mantener la salud a todos los niveles. Siempre, las diferentes Artes Marciales estudiadas estaban fundamentadas en unas profundas enseñanzas morales, éticas y espirituales, aportando uno códigos de conducta sin los cuales una persona que domine los sistemas de combate, se podría convertir en un desequilibrado mental-emocional con un gran poder destructivo y eso sería peligroso para los demás. A mayor capacidad marcial, mayor nivel de espiritualidad. A mayor poder, mayor responsabilidad. De nuevo, los Valores Tradicionales son la verdadera enseñanza de las Artes Marciales, sean cuales sean.

 

Cuando uno es joven, busca desarrollarse como Guerrero, ser fuerte y ganar combates. A medida que se avanza en la Vía, uno empieza a enfrentarse al peor de los enemigos, sus propias pasiones y apegos. Uno se retira de los combates externos para conquistarse a sí mismo y volverse de esta manera, verdaderamente invencible…


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