Hapkido: Forma de vida

Por José Luís Rueda Castaño
hapkidosevilla@hotmail.com
www.hapkidoandalucia.com

 

Gracias de antemano por interesarte en este artículo, deseo que te aporte algo en tu camino.

 

Introducción
Podríamos empezar partiendo de la base de que el lector conoce el significado de los tres términos que dan nombre a este completo Arte Marcial coreano, pero en ese caso, dejaríamos a un lado a quienes no lo saben, por eso, y porque nunca está de más intentar volver a explicar lo mil veces explicado, vamos a partir de la base de que Hapkido, puede traducirse al castellano como “El camino para unir la energía”.
Gracias (sobre todo) a las Artes Marciales, cada vez se tiene más “asumido” en occidente que el ser humano es una unidad (microcosmos) en constante evolución, compuesta por cuerpo, mente y espíritu. De este modo, tanto el practicante de Hapkido como el de cualquier otro arte “tradicional”, debe entender que su camino “consiste” en hacer un todo de su energía y “unificar” esta con la del universo (macrocosmos), adquiriendo en el camino una serie de conocimientos, principios, habilidades y valores que harán de él un ser fuerte y comprometido consigo mismo, con lo que le rodea y con quienes le rodean.
Constantemente la vida nos exige elegir. Nos coloca retos y nos ofrece (al fin y al cabo) la posibilidad de crecer continuamente con todo ello. En esta ocasión, la oportunidad que siempre nos ofrece esta revista de crecer, se apellida Hapkido, pero, te invito a ti (amigo lector, compañero) a que visualices en tu mente el nombre del Arte que practicas o del que más te gusta (sea Kungfu, Karate, Jiu jitsu, Aikido…) y a que, cada vez que aparezca en el texto la palabra Hapkido, la cambies. Al fin y al cabo, hay un hilo conductor que nos une y nos hace compañeros de viaje.

 

 

Verbos

Verás, dejando a un lado a los “maestros” que hacen de esto un burdo negocio, olvidando así por completo los principios y valores que transmiten las Artes Marciales y obligándose a sí mismos a experimentar la vivencia de tener que ver cómo le abandonan poco a poco sus alumnos serios. El resto, los practicantes que nos sentimos mota de polvo y que elegimos sumergirnos en el arte intentando fluir dentro del mar de conocimientos al que hemos llegado, debemos sentirnos afortunados de vivir nuestras vidas, y no de ver nuestras vidas. Al fin y al cabo, de lo que quiero hablaros es de eso, del Arte Marcial como forma de vida, de verbos:
El Hapkido, no se practica, se vive. Hapkido, no es hacer deporte, es sentir. Hapkido, no consiste en adquirir y/o desarrollar la capacidad de asimilar una serie de conocimientos enfocados explícitamente a la defensa personal, consiste en conocer a secas, y en conocerse. No es destruir y hacernos máquinas, sino todo lo contrario: en cada practicante serio, existe un compromiso de creación. Cada practicante que vive el Arte Marcial, es un vehículo del tiempo y de la evolución que transmite valores y conocimientos; transmite aciertos y errores para que el siguiente eslabón de la evolución pueda mejorar… (artículo entero en la revista).


leer_mas_pdf ◄ Volver Atrás