La alquimia interior y el Neijing Tu

Por Jordi Vilà i Oliveras

taichifigueres.com

centrewudang@gmail.com

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Entre los distintos tipos de metodologías que se fueron creando en el seno del Daoísmo chino (devocionales, meditativas, ceremoniales, etc.), uno de los sistemas más fascinantes es la alquimia interior (neidan 內丹), un conjunto de prácticas destinadas a realizar una transmutación sistemática y permanente de las sustancias energéticas del cuerpo humano, llevada a cabo en un Universo simbólico e interior.

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Para poder obtener el Dao, el adepto tenía que transformar sus energías mundanas para llevarlas a un estado de trascendencia y, a la vez, tenía que acelerar el proceso por el cual la Naturaleza tiende a la perfección. En el cuerpo humano, esta aceleración de los ritmos tenía como objetivo reducir el tiempo que se tarda en ascender desde la vida terrenal a un estado de perfección física y mental descrito como zhenren 真人 (humano perfecto).

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La alquimia externa (waidan 外丹, que se traduce como “elixir externo”, lit. “cinabrio externo”), era un conjunto de prácticas de transmutación de metales y de recetas mágicas que se realizaba en un laboratorio, preparando un horno en un lugar sagrado, apartado de la sociedad, e introduciendo en él ciertas sustancias. Tras un laborioso trabajo de control de la temperatura y respeto escrupuloso a las condiciones astrológicas, calendáricas y de circulación del aliento/energía/qi en el mundo natural, se podía crear un “elixir” (dan 丹) una píldora equivalente a la Piedra Filosofal de la alquimia occidental, que al ser ingerida, podía eliminar todas las enfermedades, otorgar poderes sobrenaturales y esquivar a la muerte.

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Con el paso del tiempo, las prácticas de alquimia operativa, esto es, realizada con elementos “reales” en el mundo real, en la que se empleaban minerales altamente peligrosos por su extrema toxicidad (plomo, mercurio o arsénico, entre otros), fue dejando paso a un trabajo simbólico en el que se abandonaba toda la labor química realizada en el mundo material, para centrarse en una obra simbólica, realizada dentro del propio cuerpo del adepto: la alquimia interior (neidan), a veces denominada jin dan (金丹, elixir de oro), técnica que quedó establecida definitivamente hacia el siglo X de nuestra era.

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En esta visión simbólica de la Gran Obra alquímica, el cuerpo del adepto es el laboratorio; el horno, sus centros psíquico-energéticos sutiles reunidos bajo el nombre común de Dantian (丹田, lit. “campos de cinabrio”), y los ingredientes alquímicos, que deberán ser purificados e introducidos en el horno de manera ordenada y sistemática, son los “tres tesoros” del cuerpo humano: esencia (jing 精), energía-aliento (qi 氣) y psiquismo (shen 神, lit. “espíritu”), reunidos, en conjunto, bajo el nombre genérico de yaowu 藥物 (“materias medicinales”).

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Por lo tanto, la alquimia interior se puede definir, de manera muy general, como un complejo sistema de prácticas psicofísicas que incluyen visualización mental, regulación del ritmo respiratorio, armonización de los ciclos vitales con los ciclos del Sol y la Luna, invocaciones, ejercicios físicos y prácticas de abstracción y meditación profundas, con el objetivo de re-actualizar la potencia del Cosmos en el propio cuerpo, gracias al refinado y la transmutación de los tres tesoros a los que aludimos anteriormente, acelerando los ciclos naturales que hacen que nuestra corporalidad (incluyendo nuestro psiquismo) tiendan a la perfección.

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Los daoístas inventaron distintas imágenes destinadas a convertirse en soporte de estas prácticas meditativas, bien individuales, bien comunitarias, típicas del Daoísmo de la época imperial tardía china. En estas prácticas, la visualización de distintos centros psiquico-físicos, debía hacerse de manera meticulosa, puesto que cualquier error en su localización o empleo podía bloquear el libre flujo de las energías interiores del meditante. Para subrayar la importancia de estos centros vitales, en las imágenes se los muestra bajo formas reconocibles, extraídas del mundo natural y humano y, sobre todo, de la teología daoísta. En el Daoísmo, estas ilustraciones no son tanto simples descripciones más o menos emblemáticas, sino que son emanaciones directas del Dao, auténticos talismanes que solamente revelarán su contenido a aquellos iniciados que sepan “abrir” su secreto…

 


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