La contradicción y la incoherencia en el Aikido

Por J. Santos Nalda
4º Dan Aikido

 

Tal como conocemos y practicamos el Aikido, en mi modesta opinión se aprecian dos contradicciones notorias:
1.- Incoherencia en el mensaje de “Armonía” personal e interpersonal.
2.- Incoherencia en el mensaje de “paz, de protección y de amor” y el modo de aplicar las técnicas, en forma destructiva.

 

INCOHERENCIA SOBRE LA ARMONÍA EN LAS RELACIONES

¿Cuántos aikidokas –profesores y alumnos– poseen y viven la armonía coherente, entre el mensaje de Ueshiba del que tanto les gusta hablar, y lo que realmente hacen y dicen en el Dojo o fuera de él?
¿Cuántos aikidokas entienden de verdad el significado de “armonía”?
Una mirada objetiva sobre las actividades y comportamientos de los aikidokas a nivel local, nacional, europeo etc., nos muestra la ausencia de entendimiento y armonía, manifestada en alguna de estas formas:
– Motivaciones y objetivos puramente egoístas más o menos declarados, tanto en alumnos como en profesores.
– Rivalidades personales entre profesores por envidias.
– Críticas de unos contra otros, cuando no descalificaciones incluso sin conocerse personalmente entre sí
– Pretensión generalizada en todos los grupos, de ser los auténticos intérpretes y transmisores del verdadero Aikido de Ueshiba.
– Grupos que se apartan unos de otros sin apenas conocerse y se miran con recelo o desprecio, aunque todos hablan de armonía, de paz, de amor…
– Otros han descartado el aspecto formativo espiritual del Aikido y se limitan a transmitir conocimientos puramente técnicos, despojando a este arte de los principios altruistas con los que quiso arroparlo Ueshiba, conformándose con una actividad puramente físico-técnica de carácter deportivo con estética marcial, alegando que los discursos éticos deben ser ajenos al entrenamiento de las destrezas de combate, alegando que el profesor no es un gurú, ni un predicador de conductas con trasfondo religioso, ético o filosófico.

 

Pero no podemos achacar a todos los practicantes, ya sean profesores o alumnos, las faltas de coherencia citadas, porque los hay, cuyos comportamientos son verdaderamente ejemplares en la búsqueda y la práctica de la armonía, y se hacen merecedores de respeto y admiración por su correcta interpretación del Aikido.
De la lectura objetiva de los textos de Ueshiba se interpreta que el objetivo final del Aikido no es tanto aprender técnicas de combate, como contribuir a la transformación y mejora de todas las cualidades y competencias del practicante como ser humano, cambiando sus esquemas de resistencia, oposición y supremacía por los de entendimiento, cooperación y progreso mutuo en sus relaciones interpersonales. Es decir ser un practicante de la armonía sirviéndose de las técnicas de combate o interacción entre Uke y Tori, para aprender a entenderse sin violencia en situaciones de conflicto, y sin que haya vencedor ni vencido… (artículo entero en la revista).


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