Ubicando el Wing Chun en el abstracto de la lucha

 

Por Sifu Javi Ruiz

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Si queremos plantear un entrenamiento lo más eficaz posible para nuestro Wing Chun, es necesario que lo ubiquemos dentro del conjunto general de la lucha. De esta manera entenderemos mejor nuestro sistema por contraste con otras formas de luchar y entrenaremos para ser lo más eficaces posible frente al resto de modalidades.

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Durante cualquier enfrentamiento se producen tres tipos de acciones: ataques, defensas y contraataques (defensa y ataque simultáneos, o casi, que resulta de una combinación de las otras dos acciones).

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Existen tres estrategias generales de defensa: esquivar el ataque del adversario, interceptarlo y bloquearlo (interponer algo –nuestros brazos– entre el golpe y el cuerpo). Existe además la combinación esquiva-desvío y la de esquiva-bloqueo. No todas las artes marciales usan todas las estrategias ni todas son útiles para toda persona, según su constitución y habilidades. Igualmente hay muchas maneras de llevar a cabo estas defensas: puedo esquivar por el exterior del ataque (lo que suele ser habitual) o por el interior, con un paso, un cambio de peso o un fondo (moviendo solo un pie), puedo hacerlo encarado al adversario para descargar un golpe rápido o necesitar meter la cadera después de la esquiva para conseguir más potencia, esquivar atrás, o por debajo en el caso de los circulares. En cuanto al desvío tenemos igualmente un amplio abanico de opciones: con la palma o el antebrazo (teniendo el codo por debajo de la muñeca o al revés), hacia el interior (como suele ser habitual) o hacia el exterior, frenarlo en el caso de ataques circulares. Los bloqueos también pueden ser de diversos tipos: utilizando los antebrazos o bien los codos, verticales, horizontales o diagonales, etc.

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Podemos encontrar estrategias de lucha que separen la defensa del ataque, es decir que el practicante ataca y se defiende en tiempos distintos. En otros casos la defensa y el ataque se producen a la vez o casi. En estos caso lo que se hace es simplemente unir cualquiera de las cinco estrategias defensivas que hemos visto con un ataque por nuestra parte (que podrá ser de pierna o de brazo). Podemos generalizar y decir que el ataque y la defensa simultánea supone una respuesta más rápida (y por tanto difícil de evitar) pero más débil que la opción que implica primero defender y después atacar (puesto que la defensa inicial suele utilizarse para “cargar” nuestro propio golpe dándole más recorrido y potencia).

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Veamos ahora las tácticas de ataque. Ciertamente se podría lanzar un ataque sin más precaución que proyectar el golpe hacia el adversario. Ante estos casos realizar la defensa y el contraataque se vuelve relativamente sencillo. Es por eso que se han desarrollado diversas tácticas que tienen como objetivo dificultar la defensa y el contraataque al adversario. Podemos hablar de cinco tácticas ofensivas: controlar los brazos del adversario mientras atacamos; salir de la línea central durante el ataque (bien todo el cuerpo o bien el tronco) de manera que si el adversario realiza un contraataque no nos encuentre en el mismo sitio; cubrirnos (principalmente nuestra cabeza) con un bloqueo mientras atacamos. Hasta aquí vemos que se trata de la combinación de las tres estrategias defensivas con un ataque propio (obviamente podemos añadir las otras dos subcategorías a estas opciones: controlar y apartarnos, bloquear y apartarnos). Existen dos tácticas ofensivas más: las fintas o engaños y las provocaciones (que no son verdaderos ataques). Las fintas consisten en amagar un golpe para acabar realizando otro y existen multitud de combinaciones: las que implican uno o dos miembros (pudiendo ser los dos brazos, las dos piernas o un brazo y una pierna), las que implican un cambio de altura, o bien un cambio de trayectoria (pasando de círculo a recto o al revés). Las más eficaces son las que aprovechan la reacción defensiva del adversario para atacar por el espacio que ha generado su defensa. La última táctica ofensiva (que no es un ataque) son las provocaciones: que buscan promover un ataque del adversario para responderlo con cualquier tipo de contraataque que hemos analizado. La provocación consiste generalmente en ofrecer un blanco claro al adversario dejando el centro libre y las manos abajo o a los lados, mostrándose desprotegido. Las dos últimas tácticas ofensivas son más arriesgadas pues dependen en gran medida de poseer una velocidad superior a la de nuestro adversario. Es por ello que un luchador inexperto no debería utilizarlas. En cuanto a las fintas, para volverlas más seguras para su ejecutor, pueden combinarse en alguna medida con el resto de tácticas ofensivas, por ejemplo: podemos fintar un golpe recto que acabamos convirtiéndolo en un circular a la vez que nos desplazamos hacia el exterior de la línea central del adversario.

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Por último podemos además considerar que existen dos estrategias generales de lucha: aquella que busca la victoria por desgaste entrando y saliendo de la distancia de golpeo, y la que lo busca colapsando la capacidad de respuesta del adversario manteniendo una presión constante en el ataque.

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Es momento de ubicar al Wing Chun dentro de todo este panorama. El Wing Chun es un sistema que prioriza el contraataque sobre la defensa y posterior ataque. Las técnicas defensivas utilizadas durante tales contraataques, en función de la escuela o rama, son interceptar el ataque del adversario o bien interceptar y esquivar de manera simultánea. En cuanto a cual es la táctica ofensiva del Wing Chun será la misma: aplicar el control de los brazos o bien el control y la salida de la línea durante el ataque. El Wing Chun es un sistema, bajo mi punto de vista, que prioriza el contraataque sobre el ataque, aunque como vemos utiliza una táctica ofensiva. Sin embargo, hay varias pistas que demuestran que es un estilo principalmente de contraataque: la guardia de manos abiertas es propia de sistemas defensivos, el peso repartido o en la pierna atrasada no promueve una gran velocidad de desplazamiento frontal en comparación a tener el centro de gravedad y el cuerpo inclinado hacia adelante, además la guardia frontal por un lado indica que es un sistema de distancia corta y presión constante (ya que un adversario –con nuestra misma altura– con una guardia lateral dispondrá de una distancia de golpeo mayor que con una guardia frontal, es por ello que el Wing Chun busca cerrar la distancia y una vez allí no volver a alejarse).

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¿Para qué nos sirve ubicar el Wing Chun? Simplemente para poder entrenarlo y usarlo de la forma más correcta posible: si tienes un tenedor no intentes tomar sopa con él. Si entrenas Wing Chun céntrate en mantener una actitud o estrategia pasiva-agresiva, centrada en el contraataque aunque intentando acercarte siempre a la distancia ideal desde la que atacar sin necesidad de desplazarte de forma diferente a la que entrenas; y una vez cierres la distancia no salgas de ella, presiona constantemente. El chi sao o brazos pegajosos, que permite desarrollar la sensibilidad táctil, es muy importante para el Wing Chun porqué desarrolla las habilidades que necesitamos tanto durante el contraataque como durante el ataque para intentar controlar los brazos del adversario…


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