Profesor, maestro y líder de Aikido

Por José Santos Nalda Albiac

5º Dan Aikido

 

Es justo reconocer que ser profesor o maestro de Aikido implica una notable responsabilidad, por el alcance y el valor de los conocimientos que va a transmitir, y que de alguna manera influirán en la personalidad y el comportamiento de sus seguidores.

 

Para ellos, el maestro es como un espejo, y lo que hace o deja de hacer no les pasa desapercibido. Perciben si es orgulloso, egocéntrico, arbitrario o generoso, paciente, responsable, respetuoso, etc.

 

El maestro no ha nacido ya formado e instruido, ha adquirido sus competencias a través de un largo periodo de estudio, práctica y experiencia relacionándose con otros maestros más avanzados que él.

 

 

Podríamos decir que hay dos tipos de maestros:

 

1) El maestro dominante, que es aquél que desea cautivar, someter, dominar, manipular, condicionar a los alumnos anulando su sentido crítico.

 

2) El verdadero maestro, que es aquél que libera y ayuda a elevarse al alumno por encima de sí mismo, respetando escrupulosamente su libertad, y le conduce a la autonomía total para que no sea dependiente de nadie. Le enseña el camino, le acompaña en su andadura, hasta que conoce lo suficiente para seguir solo.

 

 

¿Cuáles son los rasgos que caracterizan al buen enseñante de Aikido?

 

Por ejemplo:

– No descuidar su propia formación continua y no abandonar la práctica personal de las técnicas que enseña.

– Debe ser consciente de sus propias limitaciones e imperfecciones, es decir, ser crítico consigo mismo.

– Ha de ser sincero consigo mismo y con los alumnos, y no aparentar lo que no es ni enseñar lo que no sabe.

– No debe condicionar la libertad de los alumnos ni buscar aprovecharse de ellos.

– El respeto de los alumnos no se impone, se merece mediante una conducta intachable y coherente, entre lo que se enseña y lo que se vive.

– Puede dar gratuitamente lo que sabe sin tener la impresión de perder nada.

– Está abierto al mundo como una antena receptora para captar todos los conocimientos que considera útiles para su vida y la de los alumnos.

– Ha dominado los enemigos internos como son la mediocridad, la ambición egoísta, la autosuficiencia, el cinismo, la falsedad y la envidia.

– Mantiene siempre una actitud generosa y sabe dar sin esperar nada a cambio.

– Es consciente de que no lo sabe todo, y en consecuencia es prudente a la hora de exponer sus conocimientos, siempre exentos de dogmatismos, radicalismos o discriminaciones.

 

El maestro o profesor es, ante todo, un líder en su Dojo y las competencias que ha de poseer empiezan por la capacidad para gestionar sus estados emocionales y generar una comunicación que motive e ilusione a sus alumnos.

Este conjunto de cualidades culturales, técnicas, físicas, estratégicas psicológicas, éticas, espirituales, etc. van a permitirle inspirar y guiar a sus seguidores al logro de los objetivos propuestos.

El maestro, como líder que es, ha de reunir ciertas cualidades, como por ejemplo.

 

Fiabilidad y confianza. Todos han de poder fiarse de que lo que enseña es lo correcto.

 

Coraje para comportarse con calma y lucidez frente a los problemas o los conflictos.

 

Resistencia para sostener los esfuerzos y la dedicación que debe a sus alumnos a pesar de la fatiga y las dificultades que pueden aparecer.

 

Entusiasmo. Ha de encontrar la metodología que despierte el entusiasmo de los asistentes a sus clases, de manera que al final de las mismas estén deseando volver a la próxima.

 

Iniciativa para evitar la rutina y el aburrimiento en las clases, proponiendo siempre alguna novedad en las formas de entrenamiento.

 

Integridad. Su comportamiento ha de ser ejemplar e intachable basado en la honestidad y la verdad.

 

Objetividad. Huyendo de los prejuicios y las arbitrariedades en el trato, el progreso y la promoción de los alumnos. Ha de ser imparcial.

 

Tacto. Ha de saber interactuar con todos sin ofender, ridiculizar, humillar, tratándoles con respeto, y dignidad.

 

Altruismo. Como líder su tarea es ocuparse de las necesidades de los alumnos y proporcionarles todos los elementos que contribuyan a su mayor progreso.

 

Competente. Tanto en lo cultural como en lo técnico ha de procurar mantener un alto nivel de conocimientos y de habilidad y destreza en los movimientos, no descuidando su propio entrenamiento. El profesor que al mismo tiempo que da la clase práctica con sus alumnos les da la posibilidad de sentir la sutileza de sus acciones y descubrir los detalles que muchas veces les pasan desapercibidos.

 

Sinceridad. Enseña solo lo que sabe, y todo lo que sabe, no se guarda nada por miedo a que los alumnos sepan tanto como él…


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