Atemi y Sappô. Los impactos letales

Por Luis Nogueira Serrano
Presidente European Bugei Society
Fûryûkan Bugei Dôjô
www.bugei.eu
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Finalizamos con este artículo un trío de publicaciones dedicadas a las artes de impacto dentro del arsenal del bugei, las artes marciales tradicionales de Japón. Si el kenpô (El Budoka 2.0 nº 56) se basaba en la percusión repetida de impactos y el koppô (El Budoka 2.0 nº 57) lo hacía sobre impactos que causaran fracturas en los huesos, hoy nos adentramos en el atemi, y sus aspectos relacionados.
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Seguramente que la mayoría de los lectores conozcan el término atemi por ser de uso habitual en la mayoría de las disciplinas japonesas, y entendido como golpes en todas sus variantes. En este caso no va a ser diferente, pero me gustaría profundizar en su significado y sus características técnicas.
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Atemi
 significa literalmente golpear el cuerpo, aunque incorpora un sentido de golpear un punto vital. Fui instruido en que mientras que el uchi se refiere al golpe en general, el atemi busca un propósito concreto, es decir, causar unos resultados definidos, ya sea un debilitamiento, un desarme, una pérdida del equilibrio, una pérdida temporal de la respiración o de la consciencia, entre otros. Además, mientras el uchi es eminentemente balístico, el atemi no lo es necesariamente, de forma que además de golpes se pueden ejercer mediante:
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Appaku: Presiones
Kosuri / Furi: Fricciones
Tsuneri / Shime: Pellizcos y presas, que pueden incluir posteriores tracciones o dislocamientos Nuki
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El arte de emplear atemi es también conocido en las escuelas tradicionales con diferentes denominaciones, pero cada una de ellas con diferentes matices:
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atemijutsu, lit. el arte de golpear los puntos vitales, mayormente cuando esta técnica se emplea como medio y fin último, golpeando sistemáticamente en puntos débiles,
kudaki, lit. aplastar o destruir,
sakkatsujutsu, lit. arte de matar y dar vida,
sappô, lit. método de dar muerte y que hablaremos más adelante,
katsumijutsu, lit. arte de derrotar el cuerpo.
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Como vemos, algunas de estas denominaciones enfatizan el concepto de golpes letales. La idea de impactar con una técnica definitiva es conocida como hon’ate 本当, frente a un golpe que causa una incapacidad temporal, conocido como kariate.
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En base a todo lo anterior, podemos definir el atemi como la práctica del impacto con el fin de causar incapacitación en el receptor.
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En los artículos anteriores explicamos en origen del kenpô y el koppô en el tsubute, piedras de impacto tomadas con las manos. Sin embargo, la exploración del atemi se origina no solo en el tsubute, sino en el empleo de armas usadas de forma contundente. Su uso se remonta al análisis de los puntos débiles de la armadura japonesa katchû (El Budoka 2.0 nº 47) donde perforar con la lanza o las flechas para causar ataques letales en el campo de batalla. Fuera del campo de batalla, y dentro del taihôjutsu (El Budoka 2.0 nº 44) se requería reducir a convictos, en ocasiones enajenados que no se prestaban voluntariamente a su arresto, y para ello se desarrollaron formas de empleo del armamento de los oficiales que hacían la captura para incapacitar y retener. Dentro de las armas empleadas para impactar causando incapacitación destaca el jutte , el tanbô o cualquiera de sus variantes, especialmente el hishigi 拉ぎ, literalmente machacador, que tiene su eficacia en realizar presiones directas o mediante palanca en zonas débiles del cuerpo para reducir la fuerza del convicto.
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Fuera del ámbito de las fuerzas del orden, también se trasladó el análisis de los golpes estratégicos en el uso de otras armas, como la espada, por ejemplo, impactando con la empuñadura, tsukaate, golpeando o presionando con la guarda, u oscilando la vaina. Y sin espada era habitual el uso de kobuki, armas pequeñas o escondidas (El Budoka 2.0 nº 50) como el tenouchi, aunque cualquier arma de pequeño tamaño era susceptible de la búsqueda de una mayor letalidad a través de los objetivos de ataque.
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Posteriormente, estos impactos fueron trasladados al empleo de los puños y otras partes del cuerpo empleadas como “vértices” de impacto. En ese punto se distinguen dos apartados de estudio:
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– los kengamae, siendo éstas las formas de colocación de los puños para golpear, como el canto de la mano o los nudillos, pero también formas de ejercer pinzamientos o mordiscos con manos y dedos, o presiones y fricciones con la punta de los dedos o con nudillos, describiendo decenas y decenas de posiciones de manos conjuntamente con una gran variedad de trayectorias y usos,
– y los tsubo, también conocido como kyusho, la ubicación de los puntos débiles a ser golpeados. Algunas fuentes se refieren a los tsubo como puntos curativos y kyusho como letales.
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Estos tsubo iban más allá de los ataques estándar sobre los puntos vitales, como la tráquea, el globo ocular, etc., sino que se identificaron con zonas de inervación nerviosa procedentes de la medicina oriental, que siendo aplicados provocaban disfunciones en el sistema motor o consciente. Se describen cientos de puntos con miles de forma de actuación en dependencia del ángulo de impacto, posiciones relativas entre el golpeador y el receptor, medio de impacto, etc.
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Para la denominación de los tsubo, cada tradición ryûha utiliza unos nombres genuinos, sin relación entre las tradiciones y que, normalmente, adoptan una alusión poética al punto a ser impactado sin correlación directa con la zona anatómica a la que se refiere…


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