Por Toni Giménez Fajardo
tonigimenezfajardo@gmail.com
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Introducción
Bruce Lee era un filósofo nato (recordemos que hizo estudios universitarios de filosofía) y encontró en las artes marciales la manera de expresar su manera de entender la vida y al ser humano. La profundidad de su filosofía personal, que se entrevé tanto en sus películas como, sobre todo, en sus escritos, es fantástica: nos sumerge en su mundo interior, provoca un cambio en nuestras actitudes y modifica nuestras percepciones. Su filosofía podría resumirse en una frase: Llegar a ser nosotros mismos, incluso en una sola palabra: Conocernos. A esta conclusión también han llegado otros filósofos, tanto orientales como occidentales; nuestra misión en la vida es llegar a ser un auténtico ser humano y para ello debemos conocer tanto nuestras posibilidades como nuestras limitaciones.
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Para Bruce, todo conocimiento es, en realidad, autoconocimiento. Tanto lo que aprendemos como lo que realizamos en la vida debe llevarnos a conocernos para poder llegar a ser nosotros mismos. Fortalecer nuestro cuerpo físico y sacarle todo el partido mientras se disciplina la mente para conocer las causas de nuestra ignorancia. No importa que no hayamos conseguido algunas de las cosas que nos hemos propuesto, lo importante es que hayamos conseguido ser nosotros mismos, verdadera finalidad de la vida. Y para ello no se necesitan ni éxito ni recompensas financieras ni tan solo la opinión de los demás. Si no sabes quién eres te pasas la vida buscando cosas nuevas o diferentes, desgastándote en todos los aspectos, sintiéndote siempre frustrado e infeliz. La mayoría de personas tan solo viven por y para su imagen, en lugar de desarrollar su potencial y llenarse de dicha, se quedan vacíos, elaborando una fachada falsa de sí mismos. Hay que sacar el máximo provecho del potencial de cada cual para llegar a ser nosotros mismos, no pretender dar una imagen de alguien diferente (imitando la forma de ser o el comportamiento de otra persona) que cada vez se difumina más al mostrar quién realmente somos. Todo debe ser personal y distinto para cada persona. La respuesta se halla siempre en nuestro interior. El problema es la solución al propio problema. Nosotros mismos somos el combustible para encender la vela que nos aporta la luz para conocernos.
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Principios de Bruce que son principios de vida
A partir de su filosofía, he establecido una serie de principios que pueden ayudarnos si los aplicamos a nuestra vida personal:
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Diferenciar lo que es esencial para nosotros de lo que no lo es
Esto es siempre algo muy personal.
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Absorber lo útil y desechar lo inútil
No importa cuánto hemos aprendido, sino cuánto hemos absorbido de lo que hemos aprendido. Eliminar, reducir e ir a lo esencial.
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Cuando ya hemos aprendido algo debemos aprender a pensarlo de una forma totalmente diferente
Ser críticos y dar la vuela a las cosas: no quedarnos situados cómodamente en la misma forma de pensar. Abrirse.
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Añadir siempre algo propio
Cada ser humano es sagrado y aporta algo nuevo a la comunidad. Cuando las personas han acabado esta vida dejan una huella única; cada persona es un ser irrepetible.
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Partir de nuestras experiencias para construir nuestra propia verdad
La verdad no se encuentra en un mapa, es algo personal: la adecuación de nuestra percepción de la realidad.
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Aprender a dejar la mente en blanco
Llegar a un estado mental en el que sientes que nada te ata a este mundo ni a la vida; es cuando aprendemos que no tenemos nada que perder.
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Mostrar siempre la mejor versión de nosotros mismos
La mayoría de veces acabamos siendo mucho menos de lo que podríamos haber sido. Deberíamos hacer siempre un poco más de lo que se espera de nosotros.
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Hagamos lo que hagamos debemos hacerlo con honestidad y dedicación
Comprometernos con nuestro trabajo, con lo que podemos aportar a la sociedad.
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Adaptarnos a las situaciones y a las circunstancias, sean las que sean
Al igual que hace el agua que se adapta a todo. Be Water, my Friend, decía Bruce: la vida, al igual que el agua, continúa siempre su curso, si se detiene, se estanca.
Hay que fluir, hay que adaptarse como lo hace el agua a cualquier forma: si se pone en un vaso, el agua es vaso, si se pone en una tetera, el agua es tetera.
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Vaciar. Despojarnos de nuestras creencias
Hay que vaciar el vaso para poder poner de nuevo agua.
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No basta con saber, hay que ponerlo en práctica
Aplicar lo que sabemos, ponernos manos a la obra. No hay mejor teoría que una buena práctica que surge al haberla puesto en práctica.
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No basta con querer algo, hay que hacerlo realidad
Hay que responder a las situaciones sin intervalos. Pasar a la acción directa.
De las ideas (hipótesis) a la práctica (praxis).
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El sentido de la vida surge cuando la vivimos con la máxima intensidad
No surge cuando la pensamos, ya que la vida no se explica, la vida se experimenta.
En la infancia hacemos exactamente esto: vivimos, sentimos. Y así debe continuar siendo a lo largo de nuestra vida.
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Un buen profesor no enseña, simplemente te ayuda a conocerte mejor
Provoca que cada ser humano saque lo mejor de sí mismo.
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Ser flexible como el bambú: adaptarse
Nos enfrentamos a la cosas de frente, chocando con ellas y lo que hay que hacer es adaptarse a las cosas, a las circunstancias, a las situaciones como el bambú o el sauce que se mecen con el viento. El roble se queda quieto, rígido y se quiebra antes, el bambú se mece… en lugar de resistirse, aprender a fluir y a entremezclarse con la situación, nunca oponer resistencia. Lo suave triunfa sobre lo duro, lo flexible triunfa sobre lo rígido. Hay que seguir la naturaleza, no enfrentarnos a los problemas, sino mecernos en ellos. Ser flexible pero no dócil; ser firme, pero no severo. La flexibilidad es sinónimo de vida; la rigidez lo es de muerte, una sentencia de muerte para el alma. Cuanto más flexible seamos, más fuertes acabaremos siendo.
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La mente no debe desequilibrar el flujo de la vida
El gato se relaja, salta desde lo alto y cae de manera suave. No se llena la mente de pensamientos sobre cómo lo va a hacer. Cuando el ciempiés se paró a pensar cómo podía caminar con tantos pies sin enredarse en ellos, se tropezó y cayó.
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Un ser humano es tan anciano como lo son sus arterias, pero tan joven como lo son sus ideas
El racismo es una incorrecta percepción de la realidad: la unión de odio e ignorancia.
Bruce no se consideraba ni chino ni americano, simplemente un ser humano.
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La vida es tiempo: no lo malgastemos
Vivir el ahora (carpe diem).
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El arte es una expresión de la vida que hace visible la música del alma
Podemos realizar cosas que impresionen mucho a los demás pero si no sirven para expresarnos a nosotros mismos con franqueza y sin engaños; hemos perdido el tiempo.
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El guerrero interior: competir tan solo con uno mismo
No hay que demostrar nada a nadie, tan solo a nosotros mismos. La lucha es diaria y, a veces, difícil: enfrontarse a los retos y problemas personales y superar los obstáculos es el gran reto.
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Nada de dogmas
Bruce Lee no creía en ningún dogma ni religión, consideraba que todos alejan al ser humano de conocerse. Para él el concepto de Dios es el máximo exponente de lo que es nuestro potencial al máximo nivel. No creía en doctrinas ni verdades absolutas ni en cosas sobrenaturales. Buscar fuera de nosotros nos aleja de la verdadera naturaleza y, por tanto, de nosotros mismos. Hay que buscar en nuestro interior las causas de nuestra ignorancia. Lo que Bruce hacía no tiene por qué funcionarle a otra persona, aunque siempre es inspirador. Cada persona debe encontrar sus propias respuestas, en relación a sus propias demandas y necesidades. Cuando encontramos un modelo que nos gusta, tendemos a imitarlo, a copiarlo. Esto es incorrecto. Lo que deberíamos hacer es coger ese modelo y adaptarlo a nosotros, que sea parte de nosotros, no nosotros parte de lo que imitamos…
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