Por Marc Boillat de Corgemont (obras publicadas)
Coach en Salud (Health Life Coach)
Coach deportivo
Psicoterapeuta
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Como voy insistiendo desde hace tiempo, conocer nuestro grupo sanguíneo es de una importancia vital. ¿Por qué? Porque el grupo sanguíneo nos habla acerca de nuestra inmunidad, nos dice qué la refuerza y qué la debilita.
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Quiero recordar que la inmunidad es la única arma que el cuerpo tiene contra las agresiones patógenas, ya sean bacterias o virus. A diferencia de las bacterias que pueden ser atacadas por antibióticos, no hay medicamentos que destruyan los virus. Sólo la inmunidad puede hacerlo.
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Por consiguiente, ya sea para prevenir infecciones y contagios como para luchar en contra cualquier invasor, cuidar del propio sistema inmunitario durante toda la vida tiene una centralidad que no será nunca exagerada.
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La inmunidad se debilita a través de repetidas agresiones que causan estados inflamatorios. No hace falta que la inflamación sea poderosa, manifestándose como aguda. La más peligrosa es la continua y latente actividad inflamatoria que la inmunidad ha de originar para contrastar continuas agresiones no resueltas. Como sabemos, el mayor ataque al equilibrio interno mana de la alimentación errónea y de la respiración incorrecta, porque estas actividades metabólicas vitales se realizan de manera continuada durante toda la vida.
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El grupo sanguíneo dice cuál es el tipo de alimentación-nutrición correcta para cada grupo a fin de que el organismo funcione eficientemente por toda la vida, in primis la inmunidad, los soldados y las murallas de nuestro propio reino orgánico.
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Por fin alguien se ha dedicado a estudiar algo tan evidente como lo es la implicación del grupo sanguíneo –y de la alimentación correcta con respecto a ello– en el estado de la inmunidad.
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Un estudio de hace pocos días (Relationship between the ABO Blood Group and the COVID-19 Susceptibility), guiado por los científicos de la Shenzhen Technology University en colaboración con el Renmin Hospital of Wuhan University, Wuhan Jinyintan Hospital, East China Normal University, School of Statistics y otros institutos, coordenados por el Profesor Peng George Wang, ha tomado en seria consideración a dicha variable.
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La ingente investigación comparó a 2000 afectados por el COVID-19 contra 3700 sujetos sanos en las regiones de Wuhan y Shenzen. Según los hallazgos aparece una conexión entre el grupo sanguíneo y el coronavirus, evidenciándose también el grupo más vulnerable al contagio.
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Los investigadores chinos encontraron que el grupo O presenta un riesgo significativamente más bajo de contagiarse que los otros grupos. El más vulnerable resulta ser el grupo A.
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Las conclusiones son que los grupos más vulnerables necesitan de una protección personal mayor para reducir la posibilidad de infección, además de tratamientos más agresivos.
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El grupo A resultó más presente entre los sujetos infectados con una incidencia del 60% superior a los otros grupos. En el hospital de Jinyintan (Wuhan) el 37,5 % de los pacientes infectados era del grupo A, mientras que el grupo O se situaba en 25,8%. De los fallecidos 206 eran grupo A contra los 52 del grupo O. La población de la zona es de 33,84% grupo 0.
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¿Qué lección nos imparte este estudio?
Que hay un claro dato indicante que el epicentro de la lucha al virus, como a cualquier otra enfermedad, es el propio sistema inmunitario, cuyas características y necesidades difieren según el grupo sanguíneo.
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La tarea de cada cual es, pues, mantener, cuidar y reforzar el propio sistema inmunitario, la función principal de una buena salud. El otro punto crucial es evitar que dicho sistema se debilite…
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