Dàbēiquán. Puño de la Gran Compasión

El “Tàijíquán” budista de Shàolín
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Por Pilar García Clemente
Profesora del Instituto Wushu Sanchai
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Para los que desconozcan el estilo Dàbēiquán 大悲拳, puede serles de utilidad la comparación con el mucho más popular Tàijíquán. Al igual que éste, el Puño de la Gran Compasión se manifiesta en una serie de movimientos enlazados, de ritmo elegante, fluido y pausado. Tal como el Tàijíquán, el Dàbēiquán es una auténtica meditación en movimiento, en este caso con origen en el Monasterio budista de Shàolín, en vez de en las montañas taoístas de Wudang.

 

Sin duda, en la popularización en España y en occidente en general de esta valiosa y poco conocida herramienta del budismo Vajrayana jugará un papel decisivo la reciente publicación del primer libro editado en castellano sobre el Dàbēiquán, elaborado por lǎoshī Carlos García y su abuelo de kungfu Zhāngzōngyì: “Dàbēiquán. Puño de la Gran Compasión. Boxeo suave de Shàolín” (Ed. Alas, 2017).
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Cuando un número creciente de ciudadanos occidentales se acercan al mindfulness, la meditación y el budismo, parece oportuno divulgar una ancestral disciplina interna que, a través de la implicación integral de mente, cuerpo y espíritu, contribuye a completar una práctica que busca extinguir el sufrimiento y el ego y reencontrar la interconexión en la unidad de todas las manifestaciones de la Naturaleza.
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Como viene siendo “marca de la casa” en los libros de lǎoshī Carlos García, también este cristaliza a partir de la suma rigurosa de dos elementos fundamentales: la transmisión directa de un maestro tradicional -en este caso, lǎoshī Zhāngzōngyì- y una exhaustiva investigación acudiendo a las fuentes originales chinas.
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El libro presenta en su inicio a lǎoshī Zhāngzōngyì, miembro de la octava generación de “Sān huáng pào chuí quán 三皇炮锤. Puño de Cañón de los Tres Emperadores” e igualmente experto en Chéntàijíquán, Qìgōng y Dàbēiquán, estilo este último que Zhāngzōngyì accede a transmitir únicamente a aquellos discípulos a los que él considera preparados.
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Haciendo honor al nombre con el que ha sido bautizado en su familia marcial (Ruì Lóng 瑞龙, “dragón afortunado”), lǎoshī Carlos García ha sido uno de los elegidos. Durante años ha seguido las enseñanzas de su abuelo (Suye) Zhāngzōngyì 张宗义, creciendo en él la idea de confeccionar, mano a mano con el maestro, este libro, y así compartir lo experimentado en el estudio y práctica del Dàbēiquán y dar a conocer al mundo esta misteriosa joya.
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En palabras del propio autor, el Dàbēiquán “ostenta la naturaleza de poder cambiar el corazón de las personas y así contribuir a la tan anhelada compasión de los seres humanos”. ¿Y cómo lo consigue?
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El poder de lo simbólico
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La respuesta está en las páginas de esta obra y tenemos que buscarla en las singulares características de la doctrina a la que pertenece, el budismo Vajrayana o budismo esotérico, “Mìzōng”. Esta escuela considera valiosas herramientas para la vía hacia el desapego y la iluminación recursos de gran carga simbólica como son los mudras y los mantras.
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De esta manera –y esta es una peculiaridad que lo diferencia de otros estilos internos como pueden ser el Bāguàzhang o el Tàijíquán–, el Dàbēiquán incluye mudras y su práctica gira en torno a uno de los mantras más importantes de la tradición budista: el Mantra de la Gran Compasión.
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A través de los mudras se abren y cierran a voluntad diferentes circuitos energéticos de nuestro cuerpo. El recitado de mantras, por su parte, posee la cualidad de liberar la mente y producir una vibración de energía que conecta a la persona con el universo en una determinada frecuencia…


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