LA MODERNA PSICOLOGÍA BUDISTA APLICADA
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Por Marc Boillat Sartorio (obra publicada)
Psicoterapéuta y analista
Coach en Salud
Coach deportivo
www.supaku.co.uk/es
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El budismo siempre ha procurado ofrecer al hombre una salida o alternativa a su particular manera de enfocar el sufrimiento y la infelicidad desde hace 2500 años.
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Hoy sigue haciéndolo aunque el hombre moderno, rodeado de conocimiento, saber y tecnología, no sólo sufre más que antes sino que su aflicción es refractaria a todas las tentativas paliativas robóticas y no ahorrando siquiera a los más jóvenes.
Este escribir mio sobre el lanzamiento de mi último libro desde la cama de un hospital, parece hecho a medida.
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El discurso del malestar emocional, mental, psicológico o como lo queramos llamar, nunca será mejor centrado que cuando lo atrapamos en el momento de la experiencia: cuando dukkha golpea de sopetón.
Nunca estuve enfermo, nunca fui ingresado, siempre tuve salud de acero. De repente, un aparente descuido ignorante mío me lleva aquí y me asusto. El problema físico “podría” llegar a ser serio aunque no letal, pero se contiene y progresa bien. Pero la mente va por su cuenta, sufre más de lo que padece el cuerpo.
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Aquí está la alternativa sobre la que la psicología del Buda insiste incansablemente: sufrir más por un uso torpe de la propia mente, o reducir el dolor a su mínimo inevitable. Claro, ya sólo tomar esta decisión en firme, en sentido saludable y aplicarla de momento en momento no es algo evidente.
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Buda estructuró, en el darma, un eficaz modelo psicológico capaz de deconstruir patologías mentales y dolor existencial que la psicología, las psicoterapias y también la medicina a través de su psiquiatría, tratan de resolver con tibio efecto desde hace algún siglo.
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SIDDHARTA GAUTAMA, EL PSICOANALISTA
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A este respecto, la moderna psicología budista aplicada pone a disposición un proceder psicoterapéutico potente, efectivo, novedoso… radical. Lo llamamos “moderno” porque fue el resultado de una sistematización teórico-psicología de tinte occidental relativamente reciente, pero en la cual (lo que más cuenta) el modelo de base y toda la teoría en el que se construye sigue siendo la enseñanza de Buda, comprobada en variadas situaciones aflictivas, en tiempos y contextos diversos durante siglos y siempre con el mismo efecto liberador.
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Mi orgullo ha sido poder llevar este formidable modelo al Mediterráneo, sacándolo de su enclave anglosajón donde se sistematizó y organizó en modelo psicoterapéutico tras su llegada a Occidente desde Oriente por los cables que quedaban sueltos tras la Segunda Guerra Mundial y los restos del colonialismo inglés en Oriente.
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Uno de los primeros estudiosos del modelo fue Jon Kabat Zinn, un médico estadounidense que tuvo la suerte de ser un practicante zen, tener maestros como Thich Nhat Hanh, Kapleau o Seung, y sobre todo, ser una persona de por sí fuera del rebaño.
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En 1979 creó lo que será una verdadera revolución terapéutica: la mindfulness MBSR (mindfulness based stress reduction).
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Kabat Zinn eliminó toda la estructura budista y toda conexión entre la mindfulness y el budismo (mejor dicho: el darma) y trasladó todo al contexto científico.
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El problema de esta faceta psicoterapéutica aislada del corpus budista al que pertenece es que, a la par de gran parte de la psicología occidental, divorcia y se aleja de la intención fundamental de Buda: la ética, tan ligada a aquel budismo histórico desde el cual mana vipassana (que Kabat Zinn dominaba).
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Lo que resulta de este proceder “científico” es un fragmento, un tocón huérfano aún valioso y eficaz, de un modelo mucho más profundo y fecundo.
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Los años 90 lanzaron Kabat Zinn y su método a la fama y las clínicas de mindfulness proliferaron por los EE.UU. y a continuación por Inglaterra.
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Kabat Zinn finalmente otorgó su docta bendición a la mindfulness para que fuese empleada para un mejor rendimiento bélico de los soldados de EE.UU., a la par de como se emplea la psicología en Guantánamo. No faltaron polémicas y perplejidades.
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Esto no hubiese podido suceder si la mindfulness hubiese quedado insertada en el contexto filosófico ético que fue el terreno de nacimiento de la psicología budista, un modelo para ayudar a quien sufre y no a quien quiere vender más, persuadir más, o terminar más malos de la película del momento..
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