Entrevista a Javier de Miguel Santos (2ª pte)

FUNDADOR DEL KENJUKABO
Salvatierra de Santiago (Cáceres)

 

Por Gorka Asiaín
6º Dan Kenjukabo
Discípulo del maestro Javier de Miguel

 

Si bien hay un Kenjukabo tradicional de base, también existe un Kenjukabo de investigación, desarrollo e innovación (I+D+I), es decir, de perfeccionamiento continuo por parte de los maestros Kenjukabo, sin renunciar nunca a su identidad, claro está (técnica básica, fundamentos y valores), pues si no, no sería Kenpo, ni tampoco Kenjukabo.
Dentro de un marco común cada maestro personaliza el estilo eligiendo y desarrollando las herramientas que el Kenjukabo le ofrece acorde a sus limitaciones físicas, su manera de sentir el arte, sus necesidades, objetivos o inquietudes de autodefensa; no hemos de olvidar que el Kenpo es un arte de defensa personal por excelencia y que ha de adaptarse a la persona y no al revés. Nosotros ponemos siempre el ejemplo de que el Kenjukabo es como un Mercedes, que te lleva con seguridad a donde quieras y que cada maestro “tunea” a su manera, respetando obligatoriamente lo esencial: el motor.
También es cierto que en todos los estilos hay maestros que se sienten más identificados –o más a gusto, como quieras llamarlo– estudiando, analizando y entrenando exclusivamente la fuente, lo tradicional, es decir, todo aquello que el fundador de un determinado estilo ha enseñado hasta el último momento de su vida, fruto de su trayectoria, experiencia y madurez. Cada uno es feliz a su manera y esto es lo más importante; ten en cuenta que hay quienes prefieren conducir un Seat 600, y esto también es maravilloso, aunque vayan a 80.

 

De los maestros de artes marciales que ha conocido ¿De quién guarda un especial recuerdo?
Hay muy buenos maestros en el mundo de las artes marciales y he tenido la gran suerte de entrenar con muchos de ellos, pero de quien guardo el recuerdo más especial, por lo que ha significado en mi vida profesional y personal, y porque hasta entonces no había visto nada tan impactante en un tatami, es sin duda del maestro Raúl Gutiérrez, un fuera de serie. Su técnica, profesionalidad, tenacidad y carisma, difícilmente igualables, han perdurado a lo largo del tiempo. Gutiérrez ha sido Campeón del Mundo en 10 ocasiones y 9 veces Hall of Fame Internacional, y es uno de los Maestros líderes más renombrados del Kenpo mundial.
De los maestros que más he aprendido son de aquellos que no sólo te enseñan a hacer las cosas bien, sino que además te explican y te hacen comprender el por qué se han de hacer así, con sólidos fundamentos; todos me han aportado conocimientos y les estaré siempre agradecido desde lo más profundo de mi corazón.

 

¿De quiénes otros ha aprendido y qué recuerda de ellos?
Con todos los maestros he compartido grandes momentos, pero si tuviera que resumirte lo más característico de cada uno de ellos te diría que mi primer instructor de Karate, Manuel Marrillo, era una excelente combinación de técnica, estética y eficacia; su técnica estaba considerada una de las mejores del panorama nacional.
De Faustino Soria (Q.E.P.D.) recuerdo su gran pasión por el Karate Shito-Ryu y la competición; era un gran competidor con quien tuve la suerte de aprender durante años en el Polideportivo de San Blas. Bajo su instrucción me gradué como Cinturón Negro 1º dan y Monitor de Karate.
Yoshiatsu Doi y su Karate Shotokan, tradición, destreza y sencillez personificadas; recuerdo el ambiente tradicional que se respiraba en su dojo, el Shotokan Tora.
De Alfonso Carrasco su Kungfu Wushu del más puro estilo libre; fue mi primer instructor de Kungfu y quien me enseñó los primeros pasos del Wing Chun.
José Caro, honestidad, humildad y máxima eficacia; la viva representación del auténtico poder del Wing-Chun Kungfu (un extraordinario luchador).
De Julián Elías recuerdo su amabilidad y habilidad en el arte del Ju-Jutsu y Kenpo-Jutsu; transmitía mucha serenidad.
Francisco José Álvarez Monje, un experto en el arte del Kungfu y armas de Shaolin, Chin-Na y Chi-Kung.
Esteban Bagué, entrega, sabiduría y una estética de movimientos tradicionales chinos muy poderosos, la representación del auténtico Hung-Gar Kungfu.
De Rainer Schulte recuerdo sus extraordinarias “manos voladoras” de Kenpo-Karate, que superaba con creces los problemas físicos que por entonces tenía en sus piernas.
De Bruce Juchnick, la contundencia y eficiencia en el arte del Kenpo.
Mariano Sancho Torrejón, grandeza, técnica y eficacia en el arte del Ju-Jutsu.
José Ortiz, un extraordinario técnico de profundos conocimientos con quien me gradué por primera vez como instructor de Wing Chun.
Allen Abad (Q.E.P.D.), destacado hombre del Kajukenbo, habilidad, fluidez y simpatía a raudales.
Wil Visser, fortaleza y destreza en el arte del Ving-Tsun Kungfu.
De Julio Barcina recuerdo su nobleza y entrega en el difícil mundo del Boxeo profesional, un excelente compañero.
Bill Wallace, campeón mundial de Full-Contact, ejemplo de superación y poderoso luchador considerado “la pierna izquierda más rápida del mundo”.
Dominique Valera, un completísimo campeón de Karate y Full-Contact de extraordinaria destreza y eficacia en el arte de los barridos.
De Antonio Chaparro recuerdo su simpatía, pedagogía y entrega en el duro deporte del Fisicoculturismo (Bodybuilding).
De Francisco del Hierro (Q.E.P.D.) recuerdo la timidez, profesionalidad y grandeza de este extraordinario campeón de Fisicoculturismo (Bodybuilding).
Nataly Flores, la dulzura y pedagogía en Reiki.
Del Doctor Antonio Moraga recuerdo su profesionalidad, veteranía y sabiduría en Reiki.
Y muy especialmente recuerdo a Hyakuten Inamoto Sensei, monje zen, viva representación de la claridad, grandeza, sencillez y energía del Reiki.
Soy consciente de que en este momento he podido olvidarme de algunos maestros; pido disculpas por ello.

 

Dentro del Kungfu usted ha dedicado muchos años al estudio del Wing Chun. ¿Qué ha aportado este estilo chino a su Kenpo?
Una de las máximas más importantes del Honorable Arte del Kenpo es “adaptar todo lo que sea útil para la defensa”, ya que en la defensa personal Kenpo la eficacia es una materia obligada (si bien para ello se ha de tener un determinado nivel y experiencia). He practicado Wing-Chun durante más de veinte años siendo el estilo de Kungfu que más he estudiado (desde los años 80); en 1990 organicé el primer cursillo de Wing Chun en Madrid en el Gimnasio Nueva Línea.
Lo más importante que me ha proporcionado tan singular estilo es el concepto de la línea central, la sensibilidad y la capacidad de extraer y desarrollar esa parte yin del Kenpo a veces oculta. Decía el Gran Maestro James Mitose que el Kenpo es un arte para todos (hombres o mujeres, jóvenes o mayores, fuertes o débiles) que mejora nuestra salud y proporciona longevidad; en Kenjukabo nos encargamos de que así sea.

 

Tengo entendido que durante una época usted practicó boxeo…
De joven conocí en el trabajo a Julio Barcina, un boxeador profesional con quien mantuve amistad. Habitualmente hacía guantes con Julio en los sótanos de la empresa para evitar que nos viesen y nos llamaran la atención. En cierta ocasión organicé a Julio un curso de Boxeo en el gimnasio Antinea donde yo impartía clases de Kenpo, con el fin de que mis alumnos –entre ellos Joaquín Escrig– practicaran de primera mano un deporte de contacto. Toda esta experiencia, y el hecho de que en Boxeo no se utilizasen ciertos recursos como las patadas o los barridos, hicieron que más tarde me interesase por el Full-Contact, comenzando su práctica paralelamente a mi entrenamiento de Kenpo; con el paso del tiempo me gradué como Cinturón Negro 1º dan de Full-Contact… (artículo entero en la revista).


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