Entrevista al Maestro Angelo Armano

Por José Santos Nalda Albiac

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El maestro Angelo Armano, 6º Dan de Aikido (Takemusu Aikido), es abogado penalista, experto en psicología, yoga y publicidad, y ejerce su profesión en Roma y en Sorrento, una bella ciudad bañada por del mar Mediterráneo en la que ha abierto un Dojo con el nombre de Centro de Metamorfosi, y en cuyo tatami enseña y practica el estilo de Aikido que más le atrae de la mano de su maestro japonés Hideo Hirosawa sensei.

Angelo Armano ha viajado muchas veces a Japón en busca de las esencias del Arte de Ueshiba, conocimientos que comparte con los que asisten a los stages que ha dirigido en Rusia, Inglaterra, Francia y otros países europeos.

Le atrae especialmente el Aikido con Ki, en el que refleja la sencillez, la concentración y la potencia de los movimientos que realiza con una excelente estética.

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¿Por qué empezaste a practicar Aikido?

En 1972, apenas cumplidos los 18 años, ya me fascinaba el Karate. Me gustó la idea de poder del tameshiwari. En Sorrento, hace 45 años, no había nada sobre artes marciales y fui por curiosidad a una exhibición de Aikido. Yo practicaba bastante bien el atletismo, y al ver lo que hacían, pensé que era demasiado complicado, aunque me fascinaba la habilidad en el ukemi. Hacía poco que me había caído de la moto y quise probar: en el peor de los casos aprendería a caer… Incluso cuando profundicé en el camino de mi vida interior, suspendía por un tiempo la práctica común en el tatami. Quería evitar reflexiones de la autenticidad de esos automatismos defensivos, gracias a esa experiencia me di cuenta de que ha estado practicando Aikido con más intensidad.

¿Cuándo te iniciaste en el Aikido, dónde y con quién?

Me inicié en enero de 1972 con Pasquale Aiello, 1º dan, en la actualidad nanadan Aikikai. El 6 º kyu me lo concedió Hiroshi Tada Sensei, ese mismo año.

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¿Cómo era el Aikido en aquella época?

Sencillamente fascinante.

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¿Recuerdas alguna anécdota de tus primeros tiempos como aikidoka?

Había mucho de mitología, en conexión con el arte… Durante décadas no me explicaba por qué no encontraba nunca el verdadero sentido. Finalmente me di cuenta de que éramos una comunidad de personas que estaban haciendo lo mismo, con la retórica y la coartada de las bases, es decir, técnicas de poco nivel. Si alguien estaba avanzando hacia una dimensión individual, la organización le impulsaba a desaparecer. Esto era cierto para los japoneses y también para los gai-jin…

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¿Cuándo alcanzaste el Cinturón Negro de Aikido? ¿Quién te examinó?

Me examiné el 30 de julio de 1977, con Hiroshi Tada shihan…


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