Felices sueños y Feng Shui

 

Por Meritxell Interiors & Feng Shui

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Una buena vida precisa salud, y el buen descanso es una manera de recuperar fuerzas y renovar nuestro cuerpo. Pasamos un tercio de nuestra vida durmiendo, el dormitorio es el lugar donde descansamos, lugar en el que debe fluir la energía positivamente.

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Nuestro cuerpo debería seguir el ciclo del día con la luz y la noche con su oscuridad, ya que esta rutina produce actividades distintas en nuestro sistema endocrino y hormonal necesarias para regenerarnos.

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La cama, como mueble, tendría que ser de materiales y colores naturales, con formas redondeadas, que no sea tipo arcón para evitar tener trastos debajo puesto que nos aportarían energía ‘cansada’ y negativa, de formas agradables y con una proporción armónica en relación al espacio. La posición ideal de la cama, es tener la puerta visualizada de frente, nunca a nuestros pies, tampoco es bueno tener la cabecera debajo de una ventana, porque nos daría falta de protección. Debemos intentar no poner el cabezal donde haya tuberías del baño porque favorecen el insomnio. Así que, si es posible, el baño debe estar separado del dormitorio porque este dificulta el descanso.

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El colchón es de vital importancia. Ha de estar en buen estado, fabricado con materiales lo más naturales posible, evitar los muelles porque atraen energías negativas. No tiene que ser ni muy duro ni muy blando, que se adapte a nuestro cuerpo pero a la vez que lo soporte. Deberíamos dedicar tiempo y no escatimar dinero en la elección de nuestro colchón y la almohada.

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El dormitorio tiene que estar preparado para aportarnos un sueño reparador: es importante tener claro que el dormitorio no es nuestro segundo despacho, no es bueno hacer una extensión de nuestro trabajo en la cama, organizar la agenda, llevar el portátil, teléfonos, mirar la TV… estos hábitos crean campos electromagnéticos sutiles que perjudican nuestro descanso.

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Pongamos imágenes agradables en la última vista que tenemos al dormirnos y la primer al despertarnos. Imágenes que nos aporten calma y serenidad y nos despejen la mente de problemas y así invitar al sueño reparador.

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Emplearemos colores agradables y suaves en las paredes (rosas pálidos, color melocotón, crudos…). De igual manera, cuidaremos con esmero los textiles: lo recomendable es que sean tejidos de algodón o lino, agradables y suaves al tacto sin motivos o decoraciones estridentes, de colores lisos y tranquilos. El ideal el color blanco, pero también sirve el marfil, lino… Las rayas nos dan inestabilidad y los cuadros o flores son demasiado atrayentes…


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