Por Meritxell Interiors & Feng Shui
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Con los años de interiorista he aprendido que mi principal relación con mi cliente es cumplir la tarea de ayudarle a ver lo que le gusta y siente desde su yo interior, para poder reflejarlo en el exterior, o sea, que tome cuerpo con la decoración de su propia casa.
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La idea, cuando pides los servicios de un interiorista profesional, es que te ayude y guíe para hacer de tu casa el mejor lugar de tu propio mundo. Seguramente esa necesidad aparece cuando ese yo interior está preparado para revisar cómo tiene su propia casa. Asomarán señales de cambios internos que se podrán reflejar en el exterior, y la manera más clara y evidente es en la casa.
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Mi labor es actuar como intermediaria, es decir, ver, observar, escuchar y sobre todo sentir lo que el cliente desea o necesita para su hogar. Todos somos diferentes, y lo que para un cliente sirve para armonizar y equilibrar, a otro cliente le puede alterar y desestabilizar. Una misma casa no es igual para todos. Por lo tanto buscar la solución personal es parte de mi trabajo en la reforma y decoración de un hogar.
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Mi experiencia con el feng shui, principalmente me reforzó la idea de cada cosa tiene su sitio, es decir no todo vale en cualquier sitio. Cuando un color, mueble, cuadro, están conectados con la vivienda y el habitante, la energía fluye mejor para ambas partes. Se traduce en una vida que mejorará en oportunidades, a la vez que la casa crecerá en sensación de calidez y protección.
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Sucede a menudo que las casas están enfermas, tristes, sin luz. Posibles causas son el desorden, la suciedad, la abundancia de objetos innecesarios, la mala distribución de los espacios, la mala utilización del color en paredes, materiales, textiles… que no están en consonancia con el espacio y los habitantes de la vivienda…
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