Por Guzmán Ruíz Garro
Cinturón negro 7º Dan de Taekwondo
Cinturón negro 6º Dan de Hapkido
www.hapkidoeh.com
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De nuevo contamos con la colaboración del maestro Guzmán Ruiz Garro para departir sobre algunos aspectos estratégicos relacionados con nuestra autoprotección.
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¿Qué criterios cree usted que maneja la persona agresora para elegir a una víctima?
Normalmente el proceso de selección que realizan los depredadores humanos de una víctima no es aleatoria. Podríamos afirmar que los predadores actúan como sus análogos del reino animal, sin la eximente de éstos que cuidan con su sola presencia la biodiversidad vegetal con la que se alimentan los herbívoros.
Un criterio utilizado por las personas dañinas a la hora de la elección de una víctima es la relajación de ésta, su falta de vigilancia. La desconexión con el mundo exterior, con el entorno cercano, permanecer absortos atendiendo los mensajes del móvil o con los auriculares y la música a tope, nos aísla y nos coloca en los primeros lugares de ese peligroso ranking.
A nivel empírico se podría afirmar que el hecho de no dar importancia a un riesgo determinado no influye en la probabilidad de padecer este peligro. Citamos un ejemplo muy característico: la hipótesis de sufrir un accidente de coche no aumenta porque se nos haya olvidado atarnos el cinturón de seguridad. Ahora bien, en el tema que nos ocupa, y estadísticamente hablando, la negación del riesgo a ser atacados, sí aumenta considerablemente las posibilidades de ser seleccionadas como objetivo.
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Cítenos algunos indicadores que inducen a los agresores a atacar a los que perciben como presas fáciles.
Se percatan de los siguientes rasgos o pistas: personas que evitan el contacto visual, de movimientos corporales vacilantes, con postura encorvada y caminar demasiado lento o rápido (denotarían inseguridad o nerviosismo). Se presume que los agresores, en muchas ocasiones, son capaces de diferenciar a caminantes fáciles de asaltar basándose simplemente en información cinemática.
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¿A qué se debe la hostilidad?
Psicológicamente la hostilidad tiene una relación cercana con la irritabilidad y la agresión, ya que ésta se presenta generalmente acompañada de ira, ambas muestran respuestas psicofisiológicas similares e indican una predisposición a cometer actos agresivos. La ira se refiere a los sentimientos y actitudes que se presentan como aspecto emocional de la conducta agresiva, particularmente en la embestida impulsiva que está mediada por este componente emocional.
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¿Cómo definiría la impulsividad?
Según Lykken, se trata de una dimensión de la personalidad caracterizada por un paso a la acción demasiado rápido sin la debida reflexión previa. La impulsividad patológica se caracteriza por una inadecuada planificación de la misma sin valorar las consecuencias de los actos.
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Corrientemente se explican las conductas violentas vinculándolas con problemas psicológicos. ¿Este razonamiento es consistente?
La evidencia de alteraciones neuropsicológicas entre personas agresivas puede explicar la conducta violenta en varios sentidos:
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– Existe un incremento en la activación que interfiere con la habilidad de pensamiento.
– Decrementa la destreza para inhibir los impulsos.
– Deteriora procesos mentales básicos como la concentración, la atención y la memoria.
– No permite la adecuada interpretación de eventos externos.
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¿Qué concepto estratégico destacaría para afrontar una posible agresión?
De manera prioritaria, la defensa preventiva. Si se divisan indicios de conflictividad, lo natural es protegerse empleando medidas de prevención o estrategias de evitación.
Si existiese peligro inminente de agresión, la distancia activa. Si atendiésemos a lo que se trasmite por medio del lenguaje verbal y del corporal, quedaría en evidencia un riesgo para nuestra integridad física.
La distancia adecuada en el conflicto, en el supuesto que tengamos conocimientos de autodefensa, difiere en función del estilo que hayamos practicado. El alcance de tus piernas sería la distancia mínima a mantener en cualquier disputa, considerando que nos viésemos obligados a interceptar un ataque utilizándolas como primera herramienta. Si el agresor sobrepasa esta barrera, cabe aplicar la teoría de ir a su encuentro “a recibirlo” mediante golpeo, o absorber su energía proyectando, esquivando y contratacando.
Visto desde otra óptica más subjetiva, la impresión de seguridad o de vulnerabilidad dependerá del carácter y de las capacidades de la persona. Con más bagaje de conocimientos y una clara determinación, mayor sensación seguridad. Por el contrario, la evaluación de un peligro, en caso de carencias defensivas, hará que necesitemos mucha distancia para sentirnos seguros.
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En caso de agresiones sexistas físicas, ¿recomienda un estilo concreto para evitarlas?
Me atrevo a afirmar categóricamente que los mejores sistemas para la autodefensa son los que ponen énfasis en las técnicas de suelo. Ahí es donde el agresor pretenderá dejar clara “su superioridad y dominio” en las agresiones sexistas.
En el transcurso de una contienda, las posiciones pueden permutarse con rapidez. Sobra decir que cuantos más recursos tengamos, mejor nos moveremos en todas ellas.
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Para concluir, subráyenos las sugerencias que le parezcan oportunas.
Las personas agresivas, acostumbradas al conflicto, tienen mejor preparación psicológica para moverse en él; a priori, están en posición de ventaja porque son las que desencadenan la provocación. Es muy importante, en casos de amenaza, no consentir que nos invadan el espacio personal. Sepárate unos pasos de tu agresor mientras fijas una estrategia para contener la acción hostil.
Ciñéndonos a la autodefensa física, habría que considerar 5 distancias: la de seguridad, la larga, la media, la corta, y la que resultaría si llegásemos al suelo.
Hay que tener en cuenta que no todas las culturas manejan un mismo baremo de distancias proxémicas entre las personas. El concepto de distancia proxémica fue acuñado por el antropólogo estadounidense Edward Hall, en el año 1968.
La distancia de huida es la distancia máxima que el animal permite que un potencial depredador se acerque antes de huir. La distancia social es la distancia media mantenida entre miembros de una misma especie. La distancia individual es la frontera individual particular, a la que ni siquiera los de la misma especie pueden acercarse sin que sean mordidos, empujados o rechazados de otras formas. Y en la distancia crítica, si un potencial enemigo se acerca demasiado, llega un momento en que el animal se vuelve agresivo y ataca.
Por desgracia, hoy día se promueven muchas agresiones sin causa aparente. Las personas violentas, por una razón u otra, acaban buscando problemas, y cuando tropiezan con alguien que les responde con contundencia no dudan en presentar denuncia contra quien solamente se ha defendido. El Hapkido, recogido en el apartado Ho Shin Sul, tiene respuestas técnicas decisivas que, a la vez, no causan lesiones graves. Las luxaciones y la aplicación de los llamados puntos de presión son algunas de éstas…
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