Haragei: La energía interior en movimiento

Por Luis Nogueira Serrano
Presidente European Bugei Society
Fûryûkan Bugei Dôjô
www.bugei.eu
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En esta ocasión nos trae aquí de nuevo una disciplina que pareciera que nada tiene que ver con las artes marciales. Haragei se traduce literalmente por las “artes del hara”, el abdomen (concepto en el que nos centraremos más adelante en el artículo). En la actualidad, haragei se emplea específicamente para referirse a la expresión de uno mismo sin palabras ni gestos, una forma de comunicación tácita, disimulada, pero suficientemente sustancial como mecanismo de mantenimiento de la armonía en un ambiente social – wa. También se emplea para indicar la fuerza de la personalidad, es decir, una persona con una personalidad fuerte puede indicarse que es poseedora de (un gran) haragei.
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Aunque este sentido de habilidades comunicativas y personales tienen implicaciones sobre lo que desarrollaremos a continuación, el concepto de haragei tiene tradicionalmente otras connotaciones con relaciones más obvias sobre el aspecto marcial. En el pasado era asociado a una de las cualidades del líder dada la fuerza del hara como medio de expresión de comando. Esto también se ha trasladado al arte de la negociación como el justo equilibrio entre prolongar los silencios y apuntar de forma determinante en los momentos oportunos.
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Esta capacidad del liderazgo, negociación y habilidades comunicativas y de personalidad, están vinculadas a la gestión emocional, la consciencia, entendiéndose en este caso como un sentido de momento, oportunidad y clarividencia, así como la mejor forma de proyectar la energía del hara a través de la voz, pero también a través de los gestos oportunos. No se trata de expresarse únicamente de forma tácita, sino también de maximizar la capacidad cuando lo hacemos explícitamente.
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Y el lector se preguntará al respecto del Haragei ¿es solamente un concepto o una capacidad? Y en caso de ser lo segundo, ¿cómo se desarrolla? No, no es solo un concepto, es una capacidad que se desarrolla a través de una disciplina y, por tanto, tiene prácticas para su desarrollo y eso es lo que se estudia precisamente en esta materia y que enunciaremos en el presente artículo.
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Lo primero que debemos introducir es que el concepto de hara tiene unas implicaciones muy distintas para el sentido que los occidentales damos al abdomen. Para nosotros, es simplemente una parte del cuerpo, mientras que, para la cultura oriental y, muy en particular, la japonesa, es el centro vital. El recién nacido inicia su vida con una inspiración profunda manifestada con la expansión del abdomen y el difunto finaliza sus días tendido con una última expiración abdominal. Esto forma parte de la creencia de que la vida nace y muere en el hara, y éste es entendido consecuentemente como el “centro vital”. En artes marciales tradicionales el hara es un condicionante fundamental para un correcto desempeño. Una mala condición del hara puede hacer que una técnica sea frustrada o, en caso de un buen condicionamiento, sea exitosa y potenciada. Y más allá de las artes marciales, casi cualquier actividad, puede analizarse por el prisma del hara, siendo ejemplo de ello la percusión taiko, la caligrafía shodô o la confección de arreglos florales ikebana.
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Seguramente nos preguntemos en estos momentos qué es tener una buena condición del hara o una mala y cómo se logra la primera. Visiblemente el abdomen es influenciado por el ciclo respiratorio, especialmente en la respiración ventral, expandiéndose cuando inhalamos y contrayéndose cuando exhalamos. Atendiendo precisamente a la relación entre el ciclo respiratorio y la tonificación o relajación de éste, tendremos el análisis más fundamental: Nos encontramos con cuatro estados fundamentales:
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• Inspiración – relajada
• Inspiración – contraída
• Expiración – relajada
• Expiración – contraída
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En base a estos cuatro estados y completando el ciclo respiratorio de inspiración y espiración, se asocian otros cuatro estadios, identificados con los cuatro elementos básicos: fuego hi, agua sui, aire  y tierra chi. Debemos aclarar que esta perspectiva NO está relacionada con el gogyô shirô (pensamiento de los 5 elementos heredado del taoísmo: agua, madera, fuego, tierra, metal). Esto es el nivel más básico de uno de los apartados de estudio de haragei, basado en la primera gran fuente de generación de energía, conocido como ikijin (lit. respiración al espíritu, al alma), que visa las técnicas de respiración que potencian la generación de ki, energía. Huelga decir en este punto que el ikijin no debe confundirse con iki no gikô, un método enfocado en mejorar la técnica de respiración para la práctica del bugei, o el kikô, ejercicios de ki basados en el qigong chino.
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Junto con esta condición relacionada con la respiración, se requiere que el hara se encuentre apropiadamente dirigido, posicionado y sustentado. Y a su vez, se analiza si se encuentra flotante – ligero o enraizado – pesado, identificándose respectivamente con el estado InYô (yin o yang). La atención a esta condición es el primer estudio de haragei.
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La segunda gran fuente de generación de energía es la alimentación, y el haragei reserva un apartado para comprender el efecto que tienen los alimentos sobre el calidad y cantidad de energía y es conocida como kujin, (lit. de la boca al espíritu). Su fundamento resulta de un análisis de los alimentos de acuerdo a su estado inyô y la “calidad” relacionada con los elementos de los efectos que produce sobre el organismo.
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Posteriormente a estos estudios básicos, el haragei incorpora un apartado íntegro destinado a la generación y conducción de energía basado en movimientos corporales conocido como ki no jutsu, o arte del ki. Se decía que era un arte compuesto de 3000 ejercicios, pero que se resumieron en 120 ejercicios básicos de generación y traslación, y otros 120 más avanzados de perfeccionamiento.
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Los ejercicios más básicos se basan, como hemos indicado, en movimientos que permiten la generación y concentración de energía en el hara y la traslación de ésta hasta las extremidades. En los niveles más avanzados existen posiciones que permiten desarrollar el ki fortaleciendo la irrigación de las extremidades, por ejemplo, los dedos, y las articulaciones en general.
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Algunos de estos ejercicios se aplican por parejas para ilustrar su empleabilidad en situaciones marciales, aunque su objetivo no sea en ningún caso una forma de defensa o lucha. Por ejemplo, es habitual realizar una serie de ejercicios en aikijûjutsu, variación del jûjutsu, con el fin de entender la aplicación del hara, su condicionamiento y su traslación hacia las muñecas para causar desequilibrios o movimientos sobre el compañero.
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El haragei llega a desarrollar ejercicios que realizan pequeños ajustes homeostáticos como, por ejemplo, aumentar la temperatura del cuerpo a través de la respiración para lograr vencer el frío, o alterar ligeramente el ritmo cardíaco para limitar el consumo energético o causar un efecto sedante.
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También existen ejercicios que buscan fortalecer el cuerpo, protegiendo contra ataques o atemi (ver artículo El Budoka 2.0 nº 58) así como estrangulaciones, luxaciones, etc. conocido como tetsumi (lit. cuerpo de hierro). Otros, buscan desarrollar el equilibrio, la persistencia o el sentido de presencia en privación sensorial.
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Para acabar de delimitar la materia, debemos también remarcar que el haragei no es una gimnasia y, por tanto, también se diferencia del conocido como taisô o ejercicios gimnásticos, que buscan el desarrollo puramente físico del practicante. Por su parte, el ketsugo, como es llamado en nuestra tradición, es otra disciplina que busca la integración del cuerpo y de la mente y sus ejercicios no tienen relación con los del propio haragei por no coincidir en su propósito.
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Existen también técnicas más avanzadas desarrolladas para lograr los objetivos de esta materia que incluyen inducciones externas sobre el hara, bloqueando y liberando, y también internas, realizando diferentes acciones sobre el abdomen de contracción y pliegue. Algunos de los métodos incluidos son:
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ChûHô – Método de actuación sobre el centro.
JôGeHô – Método de mover la energía en sentido ascendente y descendente.
TenChiHô – Método de uso de la energía cielo (celestial) y tierra (telúrica).
FûKiHô – Método para ventar la energía.
ShinJinHô – Método para inducir y dirigir la energía.
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Todo ello basándose en la toma de consciencia del cuerpo en relación a las energías externas e internas, con el propósito de lograr los objetivos ya citados de generar energía, controlarla y conducirla.
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Ciertamente que a todos nos parezcan a priori que estas prácticas son más propias de técnicas ocultistas y nos hagan dudar de su aplicabilidad y valor en su totalidad, pero tenemos que entender que, aunque se basan en conjeturas precientíficas propias del medievo, hoy podemos comprobar que gran parte de las técnicas (no todas) se sustentan sobre elementos de fisiología humana corroborables.
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De la misma forma, puede parecernos que nos hemos ido lejos del tema inicial, ya que, como vemos, el uso del abdomen, al ser un centro vital, está vinculado a cualquier actividad, desde sentarnos, pasando por caminar, comer o trabajar hasta dormir. El propósito fundamental es que un practicante que logre aprovechar la máxima energía que puede lograr por su organismo y emplearla apropiadamente, bien sea para tener un raciocinio afilado en una situación de estrés, o bien para mantener un elevado control emocional para mantener unas relaciones sanas dentro del estándar japonés.
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Hemos relacionado inicialmente el citado control de palabras y gestos con el silencio, y es por ello que el haragei está muy vinculado al silencio, no solo a las propias palabras, sino también al silencio mental y emocional. Para ello, el haragei es una de las disciplinas que incorpora la meditación y más en concreto la meditación en silencio, conocida como mokusô como una de sus prácticas. En ella el practicante se coloca en seiza y entorna los ojos silenciando su boca, su corazón y su mente, para dejar paso al sonido del cuerpo, al hara bombeante. Sobre ella se emplean diferentes técnicas como la conocida como fusagu empleada para obturar los sentidos y los sentimientos…


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