Kintsugi: un arte japonés aplicable a nuestras emociones para hacerlas bellas

Por Natalia Nalda Gimeno (obra pubicada)
Cinturón negro Aikido
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A todos nos gusta hablar y hasta escuchar de otros todo aquello que hemos sufrido y/o vivido anteriormente, que hemos superado con maestría y que hasta nosotros mismos nos admiramos en muchas ocasiones por ello… Pues tengo que deciros que eso es Kintsugi. Kin significa oro y Tsugi es juntura. Se trata de una práctica ancestral que utilizaban los japoneses para arreglar con oro las fisuras de objetos de cerámica, algo muy parecido a nosotros, ya que somos muy delicados, pero a su vez poseemos una gran fortaleza de espíritu y belleza de formas.
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En nuestro día a día podemos encontrar la belleza en cada uno de los acontecimientos que nos ofrece la vida, pero para ello debemos ser capaces de hacer uso de dos valores muy sencillos, pero importantes, que todos tenemos, y que en ocasiones desconocemos porque no los ponemos en práctica. Éstos son:
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• La paciencia, para apreciar desde la paz, la calma, la quietud y el silencio.
• La atención bien enfocada.
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Cuando en nuestra vida sufrimos por algún motivo, nos rompemos como la porcelana, y ahí es donde empieza todo el proceso de nuestra reparación. En primer lugar vamos a necesitar de un tiempo considerable para que las piezas se peguen de nuevo e intentaremos que sea con más perfección que antes, si cabe, de esta forma descubriremos la belleza de una versión mejorada, pero todo ello requiere grandes dosis de serenidad, compromiso y determinación.
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KINTSUGI
. El arte de aprender a amar tus heridas, de abrazar la adversidad, de reconstruirte y de fortalecerte, de adaptarte a las situaciones difíciles o a los cambios que van surgiendo en nuestra vida, para aprender a admirar nuestra belleza interior que tanto bienestar nos da.
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Podríamos citar, como ejemplo, el orgullo con el que los toreros nos enseñan sus cicatrices de las cornadas recibidas, y que tanto física como psíquicamente se reponen y vuelven a la plaza a torear. En el tatami, con nuestra práctica aprendemos todas esas estrategias y aptitudes que el profesor nos enseña día a día, como entrar y adaptarnos al ataque de nuestro uke con nuestra mejor acompañamiento para no herirle, con el tiempo estás técnicas que al principio están llenas de paradas y dudas, acaban realizándose con majestuosidad por todo lo aprendido.
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Por ello te invito a practicar en tu día a día, y te ofrezco unas pequeñas estrategias que te ayudarán:
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1. Observa tus emociones, pero sólo sé un observador imparcial, no intentes identificarte con ellas.
2. Ten claro que posees una fuerza muy poderosa y transformadora en tu corazón.
3. Entrena la habilidad de relacionarte de una forma saludable con todos (sin distinción), intentando hacer una buena caligrafía con tus valores, desde el respeto, la generosidad, la gentileza, la bondad…
4. La vida es una caja de sorpresas y aceptar esto hará que seamos capaces de adaptarnos de la mejor forma a cualquier situación, ya que vivimos con mucha incertidumbre personal, familiar, social, laboral… en todos los aspectos.
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Debemos entender después de leer este pequeño artículo que las rupturas se pueden volver preciosas, y que estamos en el siglo del RE, reconocer, readaptar, reeducar, reparar y reponernos en definitiva para recomenzar, reorganizar y reconstruir.
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Valoremos todo lo vivido, sepamos “leer entre líneas” el por y para qué de cada cosa que nos ocurre, cada persona que se cruza en nuestro camino, cada circunstancia, cada encuentro, cada momento es fabuloso y un verdadero regalo, aún aquello que hoy no nos lo parece, está ahí para mejorarnos, para equilibrarnos. Sólo tenemos que darnos cuenta y confiar en nuestra capacidad de recuperación (posees habilidades para ello) y de solución…


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