La caída de Ronda Rousey

Por Luis Fernando Briceño Zuloaga

Periodista especializado en AA.MM.

Practicante de AA.MM.

plavojrjr@hotmail.com

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Ninguna noticia que tenga que ver con las Artes Marciales Mixtas ha tenido tanto peso en los medios especializados y ajenos a este deporte como la derrota de Ronda Rousey frente a Amanda Nunes a finales de 2016. La caída de la ex-judoka americana que se viralizó en cuestión de segundos, fue aplastante, las llamadas redes sociales se inundaban una y otra vez con el vídeo que mostraba a una campeona agresiva, atinada, poderosa, frente a una retadora que no se encontró en ningún momento dentro de ese octágono. Las críticas, las burlas y los análisis no se hicieron esperar, de todos lados salían dedos acusadores, expertos y un largo etcétera que se regodeaba ante el “árbol caído”.

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Recordando siempre que este humilde punto de vista es personal y que respeto a aquellos que comparten mi visión tanto como a los que están completamente en contra, trataré de dar un breve análisis de la cortísima pelea, si es que podemos llamarla así. Muchos criticaron el que Ronda Rousey intentara una vez más hacer un intercambio de golpes con Amanda Nunes, en lugar de buscar inmediatamente el derribe y desde ahí una sumisión; sabemos que Ronda tiene Maestría y Doctorado en el juji gatame, mundialmente conocido como armbar o barra al brazo. A nuestro parecer Rousey no intentó hacer una pelea de pie con golpes de una y otra, si no más bien a través de sus jabs forzar a la campeona a que atacara y desde ahí buscar espacios para aprovechar, utilizando sus derribes, dos intentos por tomar el cuello de la monarca y así obtener un uchimata o el harai goshi, nos lo hacen pensar; fue Nunes quien con su agresividad y dos escapes técnicos y violentos al mismo tiempo, le dejaron bien en claro a la ex reina de la división que esa no sería su noche.

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Poco después de lo anteriormente narrado cayó la ‘tormenta’, Amanda Nunes con una combinación sencilla pero demoledora de uno, dos, destrozó el rostro de Rousey que buscaba en las rejas un refugio que ya no encontró, el referee intervino parando la masacre, no había más, menos de un minuto, más de un año de inactividad y en esto se resumía todo. Los críticos fueron directo a buscar un culpable y ese sin duda debía ser el entrenador: Edmond Tarverdyan, claro, él y solo él debía ser el malo del filme, el villano que obligó a Rousey a boxear, que no le enseñó a tirar bien los golpes, que no produjo en ella la potencia para hacerla efectiva con sus puños y la infló para que al llegar muy alto se reventara, lista para ser destrozada por todos aquellos que desde la sombra ansiaban su caída. De película.

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Siendo realistas, la actitud agresiva, incluso prepotente y hasta cierto grado grosera que tenía Rousey para con sus contrincantes, es la esencia de Ronda, nadie se la enseñó, no es una actuación, es evidente que ella es así, y es esa misma actitud competitiva al extremo la que la llevó tan alto, a convertirse en tal vez no la mejor, pero si la peleadora o peleador más conocida en la historia de las Artes Marciales Mixtas, una atleta mediática a más no poder: libros, revistas, cine, programas, internet, ella estaba en todas partes, a ella se debe en gran medida, si no es que por completo, la popularidad de las MMA femeninas. Esos logros la hicieron sentirse más segura, aunados claro a su gran calidad técnica como gladiadora en la distancia del cuerpo a cuerpo. Cuando se tiene una vida llena de éxitos, cuando se es tan propenso al ego y hay una legión de empresarios que te dicen que eres lo mejor que le ha pasado a un deporte ¿Cómo no inflarse? Aquí no hay más culpables que Ronda Rousey.

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Aún así queda otra pregunta en el aire ¿No se podía haber evitado esta derrota? El 15 de noviembre del 2015 Holly Holm le arrebató el campeonato propinándole una verdadera paliza durante un poco más de un round, la golpeó, la pateó, la destrozó física y mentalmente, tanto es así que se necesitaron trece meses para su regreso. En ese lapso de tiempo el campeonato femenino de peso gallo pasó de Holm a Miesha Tate y de ahí a la brasileña Amanda Nunes; Tate dejó en claro que Holm no era una peleadora muy completa, Nunes destruyó a Tate, cimentando las bases de lo que es para mi una nueva generación de peleadoras; valientes, aguerridas, tiradas al frente y con un boxeo demoledor ¿Era necesario que Rousey peleara directamente con Nunes?…


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