Por Luis Nogueira Serrano
Presidente European Bugei Society
Fûryûkan Bugei Dôjô
www.bugei.eu
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Finalizamos esta serie de tres artículos consecutivos dedicados a las armas samurai de tipo contundente y de madera, centrándonos en esta ocasión con las de menor longitud. Asimilables a porras, su uso principal está vinculado principalmente al trabajo de reducción y arresto desarrollado por los dôshin, los alguaciles del periodo feudal, subordinados a los yoriki, sargentos de policía. Ya hablamos en detalle en El Budoka 2.0 nº44 sobre el taihôjutsu, el arte de las técnicas de captura. Haciendo un pequeño recordatorio, esta disciplina englobaba los métodos de aproximación y reducción conocidos como torite o toritejutsu, muy vinculada con técnicas de jûjutsu, así como el empleo de armas de apoyo para la reducción como son el jutte y para apresar nawa, cuerdas, todas éstas tratadas en el citado artículo. También el abanico de hierro tessen es otra arma susceptible de ser empleada en el ámbito policial clásico y que también tratamos separadamente en El Budoka 2.0 nº60.
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Complementariamente al jutte, al tessen y la nawa, existían otras armas muy ligadas al ámbito policial como son el tanbô y el hishigi, igualmente ligados al desarrollo del torite, y que hablaremos en este texto, junto con otras armas asimilables. Estas armas, muy posiblemente tengan un origen común entre ellas ya que comparten mecanismos de aplicación, pero que mientras las primeras son metálicas, las que aquí trataremos son en su integridad de madera.
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Sin embargo, y queriendo evitar la reiteración de informaciones ya conocidas por el lector, aunque gran parte de su arsenal esté enfocado en el mantenimiento del orden público, queremos dar una visión más generalista de estas armas, demostrando sus capacidades más allá de un contexto meramente policial.
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La primera de estas armas y más conocida es el tanbô (lit. palo corto) o porra, aunque algunas escuelas optan por emplear nombres alternativos como shugi (lit. mano de madera), gobô (lit. palo mutuo) o kobô (lit. pequeño palo). Se trata de un palo de no más de 60 cm (2 shaku) y de sección cilíndrica marubô u oval daenbô (aunque también se pueden encontrar secciones hexagonales rokkakubô y octogonales hakkakubô), con un diámetro entre 8 bu (24 mm) y 1 sun (30 mm). Su longitud puede parecer una medida imprecisa, pero cada escuela tiene su propio estándar, topando su máxima longitud en 60 cm. Sin embargo, el más común es la medida definida como hijigiribô (lit. palo con longitud equivalente entre punta del dedo y el codo) que, aunque depende del usuario, ronda los 50 cm.
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Comparada con los otros palos cortos, se diferencia porque su porte es sustancialmente más pesado, permitiendo realizar impactos tanto con el extremo distal tanbôsaki (radiales uchi y axiales tsuki) como con el proximal tanbôkontei. También es capaz de absorber impactos de armas cortantes y contundentes, permitiendo no solo ser una gran ayuda para los arrestos, sino una buena arma para esgrimir en la defensa contra oponentes armados. Obviamente, su punto fuerte reside en la capacidad de realizar poderosas palancas que potencian las técnicas de control, ya sea luxando las articulaciones, estrangulando, presionando sobre áreas sensibles, etc.
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Pero como decíamos, con este variopinto abanico técnico, no tenemos que restringir nuestro manejo del tanbô a buscar el arresto con máxima presteza, sino que podemos esgrimirlo defendiendo, apartando el arma del enemigo y contraatacando con impactos sucesivos y fluidos que permitan derrotar al oponente no con una sumisión sino con la gran potencia de golpeo que presenta esta arma.
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Se puede esgrimir en forma estándar o principal honte o invertida gyakute, ofreciendo una gran versatilidad en su manejo combinando defensas, barridos, desarmes, golpes, controles, etc.
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La siguiente variante de arma corta, ligeramente más pequeña es conocida como hishigi (lit. aplastador) y se trata de otra arma con multitud de estándares en cuanto a longitudes se refiere. Los más habituales son los hassunhishigi y el rokusunhishigi, de 8 y 6 sun (24 y 18 cm respectivamente). Su diámetro no supera en ningún caso los 8 bu (24 mm), y existen versiones mucho más estrechas 3-5 bu (9-15 mm), denominadas por algunas escuelas como tansaibô (lit. palo estrecho corto). Más allá de las propias tradiciones, el practicante debe encontrar una solución de compromiso que permita aquilatar, por un lado, la resistencia, ya que palos muy finos se quebrarán con facilidad, y por otro, la potencialidad dañina de menores diámetros.
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Las dimensiones de esta arma limitan su aplicabilidad en técnicas de impacto radial, pero sigue siendo adecuadas para impactar axialmente. No obstante, donde desarrolla su verdadero potencial es las propias llaves y encajes, donde las dimensiones más reducidas permiten realizar manipulaciones con acciones incisivas sobre los huesos del oponente donde se evidencia su denominación. Las mecánicas de empleo no son triviales y requieren de una apropiada instrucción para entender los secretos de las tomas y cierres que hacen gran diferencia entre una toma inofensiva y en las que se demuestra la total potencialidad de esta arma. Precisamente este aprendizaje más interno hace que esta arma se aprenda posteriormente al tanbô, siendo esta parte del tanbô higi (lit. técnicas secretas de tanbô).
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Además, las dimensiones más reducidas permiten que tanto su porte como su esgrima pueda ser más discreta y pasar desapercibida al atacante que con la empuñadura de un tanbô o cualquier otra arma de mayor tamaño. Esta falta de previsión por parte del atacante favorece el efecto exponencial que se pretende con su uso.
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Nuestra siguiente parada se trata de la más pequeña de las armas de palo y es conocida como el tegiribô (lit. palo con longitud equivalente entre punta del dedo y muñeca), por lo que su longitud rondará los 20 cm y sus diámetros serán los propios de un tansaibô.
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Con estas proporciones se ha perdido por completo la capacidad de impactar radialmente con el arma, pero se abren un gran abanico de posibilidades de impacto ya que puede ser empleada como te no uchi, que como vimos en artículos anteriores, se trata de emplearla cerrando el puño en diferentes posiciones y que funcione como potenciador del impacto. Tampoco se van a poder aplicar ya muchas de las formas de control que presentaban sus hermanas mayores. Sin embargo, también se abren nuevas puertas que incorporan una gran versatilidad.
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Por ejemplo, se puede emplear como mecanismo de potenciación de los agarres, haciendo presiones incisivas en tomas de muñeca, de dedos, etc. Además de incidir en zonas vitales y nerviosas, se puede pellizcar con afán de control finalista o como mecanismo transitorio para otras técnicas. Este arsenal nos abre un gran abanico de posibilidades tanto en el ámbito del jûjutsu, como en disciplinas como el koppôjutsu y shitojutsu que vimos en El Budoka 2.0 nº57.
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Finalmente, abordamos una gran desconocida que es el hananejibô (lit. palo doblador de hocicos), o simplemente hananeji, que tiene origen en una de las tres herramientas de los establos umagoya sangu, que son: el citado hananeji, el bashin (lit. aguja de caballo) y el jingama (lit. hoz de campaña) empleados para tratar con caballos, especialmente rebeldes.
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El hananeji cuenta con una estructura de madera semejante a un tanbô, pudiendo ser incluso más largo, con un orificio completo donde se anuda un lazo de cuerda de unos 30 cm de longitud total. Como herramienta ecuestre se utilizaba pasando el lazo por el hocico del equino y se doblaba hasta tener un control férreo sobre su morro y poderlo conducir donde el mozo desease.
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Su empleo marcial sustituye las tomas al morro por ingeniosas técnicas de encaje sobre muñecas, empuñaduras, cuello, etc. Es decir, que esta arma combina la versatilidad del propio tanbô con la que le ofrece el lazo, buscando arrestar al oponente con nuevas mecánicas y resultados asombrosos.
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Esta arma tiene un ancestro militar, ya que durante el periodo Muromachi se llegó a emplear una versión de más tamaño y de cuerpo metálico en los propios campos de batalla llamado gunhananeji (lit. haneneji militar).
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Como en ocasiones anteriores, aprovechamos la oportunidad para ilustrar el artículo con un vídeo grabado para la ocasión, que incluye secuencias dinámicas sobre gran parte de lo enunciado en el texto. En estas demostraciones se muestran una serie de secuencias de tanbô frente a diferentes situaciones de ataque con diferentes armas como la espada, el cuchillo, otro tanbô o un agresor desarmado. Seguidamente se aplican defensas con las otras armas explicadas, primero con hishigi, luego con tegiribô frente a situaciones de ataque con cuchillo y espada, y, por último, se muestra una secuencia de aplicación de hananeji contra un atacante con espada.
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