Maestro Amadeo A. Valladares

RETORNO A LA ESENCIA

 

Por Roberto Rubio
Maestro y representante de la Escuela Butoku Dojo en España
butoiai@yahoo.es

 

Se celebró en Santiago de Querétaro (México) un seminario técnico para conmemorar el 50 aniversario de práctica marcial del maestro Amadeo A. Valladares Álvarez. En él se explicó le esencia misma de la técnica de la Escuela Butoku Dojo, que él creó hace ahora algo más de treinta años. A caballo entre España y México donde vive desde hace quince años, transmite sus enseñanzas a través de la Escuela Butoku Dojo en ambos continentes.

Amadeo Aureliano Valladares Álvarez es maestro de artes marciales, empresario y servidor público. Nació en Madrid en el otoño de 1957. Su relación con las artes marciales comienza a temprana edad alentado por su padre, quien fue uno de los pioneros en la práctica del Judo en España. Sus primeros años tienen estrecha relación con este arte marcial, pero en seguida su inquietud le anima a escoger el camino de la búsqueda de la esencia marcial japonesa. La pronta deportivización de las artes mariales en el mundo occidental no llama la atención del maestro Valladares y se interesa cada vez más por el mundo del samurái, tan parecido al mundo de los hidalgos españoles que tanto admira. En los primeros años ochenta conoce al maestro Ittosae Yoshitake Sudo, heredero de la tradición marcial de Daito ryu a través de la Escuela Mugen ryu del maestro Kakuyoshi Yamamoto. Juntos comienzan un camino de práctica profunda en tierras españolas y más tarde en los fríos parajes de la isla de Hokkaido (Japón).
Tras esta experiencia funda la escuela de Artes Marciales tradicionales japonesas Butoku Dojo (lugar donde se estudia y practica la virtud de la caballerosidad y de la guerra), síntesis de toda su experiencia marcial y vital. Influenciado principalmente por el maestro Sudo, pero también por su amplio bagaje en el mundo del Judo y su experiencia como boina verde la C.O.E. nº 52, funda una escuela cuyo máximo valor se encuentra en el trabajo minucioso de la técnica fundamental (haragei) que definió la eficacia del samurái, tanto a mano vacía como con la katana.
Su formación en una familia de profundos valores tradicionales junto con el bagaje anteriormente descrito forjaron a un hombre de carácter recio que ha querido imprimir su impronta en el mundo marcial, en el mundo de la seguridad (es instructor de defensa personal militar) y en la vida pública a la que ha dedicado los últimos quince años. Es, además, autor de varios libros sobre seguridad y ensayos histórico-morales.

Maestro Valladares, déjeme que le felicite primero por este aniversario que supongo marcará un momento muy importante de su vida. Cincuenta años de práctica no se cumplen todos los días. Todo el desarrollo técnico de su técnica lo ha plasmado en la enseñanza que imparte a través de su escuela, BUTOKU DOJO. ¿Podría explicarnos cuál es el origen de la misma?
Mi pasión por el BUDO japonés y mi experiencia en la búsqueda de aquella esencia marcial. Hace cincuenta años, mi padre, JUDOKA, me inició en esta disciplina en el gimnasio escuela SAMURAI, de D. Fernando Franco de Sarabia. Durante mi niñez y juventud, además del propio Franco, tuve profesores que recuerdo entrañablemente, como D. Rafael Hernando, D. José Luis de Frutos (tristemente fallecido) y D. Rafael Ortega Fernández, con el que mantengo una afortunada amistad.
Mi idea de las AA.MM. no se satisfacía con el camino que seguía el JUDO, por lo que (a los quince o dieciséis años aproximadamente) comencé a buscar la esencia y tradición del BUDO. El maestro YAMASHITA de GOJU RYU, descendiente de SAMURAI, es una referencia entrañable e imprescindible; durante un tiempo di clase en su DOJO, y él le puso el nombre a mi escuela. Siempre recordaré las enriquecedoras y prolongadas reuniones, tertulias, comidas, durante tanto tiempo.
Ante la presencia de maestros japoneses de BUDO en España, corría para entrevistarme y aprender de ellos (JU JUTSU, IAI DO, KEN JUTSU…). Pero fue sin duda definitivo el encuentro con el maestro SUDO, del que me cautivó sus profundos y firmes conocimientos marciales, su convicción y claridad, su seriedad, su arraigo sincero y auténtico en la tradición marcial japonesa. El camino siguió, el afán permanece con el mismo entusiasmo de aquellos primeros días; el camino se muestra diáfano, hermoso, infinito.

Entonces, parece que su encuentro con el maestro SUDO supuso un punto de inflexión en su relación con las artes marciales. ¿Podría darnos más detalles sobre esa relación?
El origen de mi relación con el maestro SUDO es singular y simpática. En mi empeño por descubrir la esencia de las AA.MM., y en vivo o por escrito, no perdía la oportunidad de estudiar y meditar sobre la materia. Leyendo una revista de AA.MM., encontré en su interior (quizá no merecía la portada) me encontré con las fotos de un maestro japonés y un artículo explicativo. Antes de leer el artículo, mientras veía aquellas fotos en blanco y negro, una con el maestro simplemente de pie y otras de la ejecución de una KATA DE IAI DO, me decía: “Este sí sabe”. Con esa idea fija en la cabeza, comencé a buscarlo. Recuerdo que no fue tan fácil, de mi primera fuente de información, la revista, no obtuve nada, nadie recordaba quién era el maestro SUDO, y el artículo no tenía firma. Cuando por fin lo encontré en su piso de Vallecas, sin haber pedido cita, toque la puerta y desde ese momento todo fue increíblemente fluido y enriquecedor. En aquel primer encuentro, él estaba dando clase y la dejó para abrir la puerta, es una estupenda anécdota que recuerdo vivamente. Los días festivos, los sábados y cuando podíamos, practicábamos muchas horas seguidas, cansado privilegio que agradeceré siempre. Después de la práctica salíamos hambrientos a comer y seguir hablando de BUDO hasta altas horas de la noche-mañana. Éramos jóvenes, sabíamos que el camino era espléndido, pero no fácil ni rápido, hoy sé que además el tiempo se escapa como agua entre las manos, y lo que dejas de hacer desaparece en la imprudencia juvenil del pasado.

Usted denomina a la técnica que practica TORITE, pero ¿qué es exactamente TORITE? Y ¿por qué decidió usar ese nombre?
Cuando se fundó la escuela BUTOKU DOJO, hace aproximadamente treinta años, hubo que decidirse por denominar a la disciplina de combate sin armas de alguna forma. Ésta tenía que ver con la tradición marcial japonesa y no debía ser muy conocida para liberarla de la carga de prejuicio que pudiera tener una denominación más popular. Tras el análisis de posibilidades, TORITE pareció una buena opción.

Desde luego, no es una denominación muy extendida en el mundo marcial. ¿En qué consiste y qué tipo de trabajo se realiza en TORITE?
Cuando hablamos de TORITE, nos estamos refiriendo al combate sin armas, solamente una de las referencias de la activad en BUTOKU DOJO. En el trabajo de cualquiera de las partes, debemos fundir los otros aprendizajes (respiración, concentración, virtudes…), no puede existir una práctica parcial, solamente integral, y esta es la gran enseñanza, aquí radica su importancia. La formación completa de la persona es el objetivo último de la práctica, su equilibrio y formación emocional, moral y físico. Los principios que rigen al TORITE como disciplina de combate son el aprovechamiento de la energía del adversario, el desequilibrio de aquel, cuya esencia está en la acción circular de la técnica. Pero todo esto no es nada sin el firme desarrollo de las bases para la creación de la energía.

Uno de los carteles que cuelga de las paredes de su dojo reza SHIN GI TAI, los tres aspectos que dan carácter al BUDO japonés. En sus clases usted insiste en un trabajo técnico básico como puerta al desarrollo de las técnicas específicas, pero ¿de dónde nace dicha técnica?
La disciplina que nosotros practicamos viene de la antigua tradición marcial japonesa. Los conceptos de BUTOKU DOJO son producto de mi experiencia personal en este campo.

Sabemos que en el desarrollo de esta técnica es fundamental el control del HARA, ¿es éste control algo físico o mental?
El trabajo del HARA (el HARAGEI) es el eje de unión, la centralización del KIME y de la respiración, es el océano de la energía, desde donde se crea la armonía entre la técnica, la respiración y la mente. Estudiar en la centralización del HARA es descubrir el BUDO integral.

La práctica marcial de su escuela incluye el trabajo de mano vacía, pero también la práctica del manejo de la katana, ¿considera al IAI DO como parte indivisible de la práctica?
La práctica correcta del IAI DO nos ayuda a la formación del practicante. No aconsejo de ninguna forma obviar su práctica.

La katana siempre ha generado una atracción especial entre los artistas marciales. Muchos acceden a su práctica como un complemento exótico a su curriculum. ¿Se necesita tener alguna cualidad para la práctica con la espada?
Sí, la voluntad de acceder a una verdadera formación, sin juegos; evitar las vacuas y superficiales satisfacciones personales. Forjarse en el carácter adecuado, ser serio en la práctica, ser constante. Vaciar la mente.

Entonces, el trabajo con la katana no debe tomarse a la ligera. ¿Cuál es la parte más difícil del trabajo con la espada?
Su seducción. La KATANA es un arma atractiva y legendaria, mítica, solamente empuñarla deja volar la imaginación y las sensaciones. Por ello, la práctica del IAI DO puede convertirse con facilidad en una coreografía inane, ingenua, casi ridícula, donde el centro de la formación interna y profunda deja de ser el hombre. El sucedáneo de esta íntima formación es el lucimiento personal y la adoración del arma… (artículo entero en la revista).


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