¿Qué es la Capoeira?

Por Roberto Cáceres

Duende, profesor formado de Capoeira

Presidente de la asociación Galera Capoeira (Madrid)

Asesor del club deportivo Galera Bierzo (Ponferrada)

 

 

La Capoeira es un fenómeno muy reconocible a simple vista pero, sin embargo, extremadamente difícil de definir satisfactoriamente. Su origen brasileño y su herencia africana son rasgos característicos que, junto a otras muchas manifestaciones folclóricas, la enmarcan dentro de la compleja cultura afrobrasileña, pero son los elementos que la diferencian de las otras manifestaciones artistico-culturales de Brasil los que realmente pueden ayudarnos a formarnos un concepto más profundo de lo que realmente es la Capoeira.

 

Mi primer contacto (fue en un concierto del grupo argentino Todos tus muertos) me produjo una extraña fascinación, en aquel momento la percibí como una especie de afro Kung-fu break-dance. Y en cierto modo –aunque tan sólo un año después mi concepto de Capoeira empezaba a formarse de un modo diferente sobre la experiencia de la práctica y el contacto con capoeiristas más veteranos– hoy pienso que aquella primera impresión no estaba tan alejada de la realidad.

La mayoría de las personas que la practican hoy, o que tienen un contacto directo con ella, coinciden también en considerarla una actividad multidisciplinal de carácter artístico, deportivo y marcial; aunque no todos atribuyen la misma importancia a uno u otro elemento.

En general, los capoeiristas suelen definirla como una lucha encubierta en la danza. Esta es una descripción sencilla pero bastante completa ya que –por una parte– asume como principios constitutivos complementarios dos de los elementos realmente esenciales de la Capoeira como son la lucha y la danza, y –por otra parte– la enmarca dentro del contexto de la cultura afro-brasileña de la época colonial (que obligaría al esclavo a mantener su lucha oculta a los ojos de los opresores). Esta definición, sin embargo, no está exenta de detractores. Algunos estudiosos consideran que la Capoeira no se originó en las “fazendas” esclavistas sino posteriormente en núcleos urbanos, aunque esta premisa no anula necesariamente –en mi opinión– la necesidad de ocultar o disimular su práctica, ya que lo que sí sabemos con certeza es que la Capoeira estaba estigmatizada y su práctica fue incluso prohibida y castigada.

Algunos practicantes procuran hacer un énfasis especial en el componente marcial. Para muchos, la Capoeira es por encima de todo una lucha, el arte marcial brasileño. Aunque los brasileños hoy en día destacan como grandes luchadores en otras muchas disciplinas, la Capoeira forma parte central de su patrimonio cultural y procuran defender su carácter marcial y su eficacia como sistema de lucha.

El propio Mestre Bimba (figura esencial para comprender la Capoeira en su estado actual, como fenómeno universal, pero también para asomarnos a las raíces de las que esta crece) se esforzó en fortalecer el carácter marcial de este arte –que en su tiempo ya era centenario– y evitar que degradase en una actividad folclórica destinada al entretenimiento del turista. Mestre Bimba llamó a la Capoeira desarrollada en su escuela “Luta Regional Bahiana” diferenciándola así de la practicada por el resto y remarcando su condición de lucha. Además sistematizó su practica y retó a luchadores de otras disciplinas a que se enfrentasen a él para demostrar la eficacia de su sistema.

 

 

¿Pero realmente podemos considerar la Capoeira un sistema de lucha? La fama de Mestre Bimba como uno de los mejores luchadores del Brasil de su tiempo es indiscutible, y muchos buenos luchadores provenientes del ámbito de la Capoeira han cosechado éxitos posteriormente en competiciones de Total Fight, MMA o Vale Tudo. La diferencia principal entre Mestre Bimba y estos luchadores modernos es que ellos practican –además de Capoeira– otras artes marciales complementarias como el boxeo o el Jiu-jitsu, pero también es cierto que el resto de los competidores hoy en día domina necesariamente varias disciplinas de lucha. En cualquier caso, debemos señalar que algunos de estos capoeiristas luchadores se esfuerzan en mantener una enorme fidelidad a su estilo principal y han demostrado la eficacia de técnicas originarias de la Capoeira como la “meia lua de compasso”.

Algunos grupos de Capoeira organizan en la actualidad campeonatos de lo que llaman “Capoeira fight”, otros han desarrollado sistemas mixtos como el “Capojitsu” (combinación de Capoeira y Jiu-jutsu) pero, en ambos casos –y siempre en mi humilde opinión– estas prácticas descaracterizan el “jogo” de Capoeira y limitan (cuando no erradican absolutamente) la necesaria aportación complementaria del resto de los elementos esenciales que componen esta compleja manifestación artística.

 

 

En el extremo opuesto de la balanza se encuentra la mayoría de la gente que apenas conoce la Capoeira. La percepción general en este caso la asume como un baile exótico: “Mira, están bailando Capoeira”, esta es seguramente la reacción más común de la gente al presenciar una roda o exhibición (en el caso de que dicha gente conozca al menos el nombre de la disciplina). Lo cierto es que a simple vista la danza es la faceta más reconocible de la Capoeira. La música que acompaña su práctica, y la coordinación de los movimientos, defensas y ataques de los “jogadores” experimentados hacen que dé la sensación de estar coreografiada. Y en cierto modo es así, el entrenamiento hace que se establezcan en el juego determinadas pautas de comunicación, a modo de preguntas y respuestas –necesariamente coordinadas– que se desarrollan al ritmo de la música. Pero esta comunicación aunque pueda parecer exclusivamente artística, forma en realidad parte de un juego que pone en competencia la habilidad de los dos jugadores, que participan de una lucha (generalmente no violenta) por imponerse el uno al otro.

Otro aspecto que hace destacar la naturaleza de danza de la Capoeira es la teatralidad con la que los “jogadores” revisten sus movimientos. La expresividad es una de las características más apreciadas por los capoeiristas. La fuerza, la agilidad o la flexibilidad son facultades que se desarrollan con la práctica y el entrenamiento, pero no alcanzan su verdadero valor dentro de la Capoeira si no logran transformar el cuerpo del capoeirista en un instrumento de expresión. La expresividad de un individuo hace que este se manifieste de una forma única en la roda, es la característica que, en último término, distingue a los grandes capoeiristas del resto.

Esto podría también llevar a pensar que la Capoeira es sólo un medio de expresión artística. Nada más lejos de la realidad, vaciar la Capoeira de su carácter competitivo, o marcial, supone un error de apreciación de la misma medida que negarle su naturaleza artística. Para acercarnos a la esencia de esta manifestación debemos asumir que se trata de un juego en el que participan múltiples elementos de valor variable, pero nunca prescindibles ni absolutos.

 

 

Mestre Xuxo me dijo en una ocasión que “no existe Capoeira sin musicalidad”, afirmación que comparto absolutamente. Aunque la música suele considerarse un elemento secundario, meramente complementario –apoyado en la naturaleza de danza de la Capoeira–, lo cierto es que se trata de un elemento central. Desde una perspectiva superficial puede parecer que la música acompaña a la danza o, siendo más precisos, al juego pero, lejos de actuar como mero complemento, es la música la que dirige y organiza la roda. Tanto en la roda de angola como en la de regional, el berimbau (generalmente tocado por el mestre o el capoeirista más experimentado) “comanda” la roda, decide cuándo suben o bajan el ritmo y la intensidad del juego, cuándo empieza y cuándo acaba éste. Además, los diferentes toques que ejecuta determinan ciertos sucesos y marcan el tipo de juego que se ha de realizar e incluso, en ocasiones, la actitud que han de tomar los jogadores…


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