Sistemas de lucha

Antes y después de las artes marciales en el siglo XX

Siglo XXI un siglo de futuro y cambios

 

Por Alfredo López
www.limalamanaturalsystem.com

 

El ser humano tiene desde su nacimiento una naturaleza guerrera, interiorizada en lo más primitivo y profundo de su ser, que ha desarrollado a lo largo de la historia evolucionando técnica, fuerza, rapidez y efectividad.
Nos perdemos en el tiempo investigando la historia de la guerra y los diferentes sistemas de lucha ancestrales, todos ellos creados para el único fin letal de abatir mortalmente al enemigo.
¿Pero cómo los diferentes sistemas de lucha han evolucionado hasta nuestros días?
Iniciamos nuestro viaje en el tiempo dentro del mundo de las artes marciales en la era moderna y en la época en la que se empezaron a comercializar. Hablamos de los primeros años del siglo XX, años en los que el invento del cine contribuyó notablemente a la divulgación de las artes marciales, teniendo una repercusión mediática a nivel mundial. La primera película dedicada al género consta concretamente del año 1900 filmada en Hong Kong, pero no fue hasta la década de los 60 cuando tuvo su definitivo despegue de la mano de un jovencísimo Bruce Lee.
En aquellos años en occidente, la divulgación de estas películas fue algo definitivo, teniendo como repercusión una alta demanda de clientela que buscaba en los gimnasios lo que el género de cine marcial pregonaba.
El cliente buscaba en el Dojo, en cierta medida, la acción y aventura que veía en la gran pantalla, pero no era real. Con la realidad que se topaban era de un trabajo de aprendizaje laborioso y extendido en el tiempo. Las consignas eran constancia, perseverancia, esfuerzo, dedicación y trabajo, mucho trabajo de entrenamiento, enfocando la enseñanza hacia la efectividad de defensa en la pelea real, con lo que muchos de los que se embarcaban en la aventura del aprendizaje del arte marcial, se desanimaban y lo abandonaban.
Los tiempos cambian y con ello las generaciones, que en la década de los 70 y principios de los 80 ya demandaban un entrenamiento más deportivo y competitivo, convirtiendo el arte marcial en deporte, perdiendo con ello en gran medida la esencia para la que fueron diseñadas. Pasábamos de un arte de defensa personal real, a un entrenamiento deportivo con ideales competitivos. La meta del entrenamiento había pasado a un plano de logros en campeonatos, teniendo su plenitud en él año 1984, con la olimpiada de Tokio, participando el Judo como deporte Olímpico.
Muchos han sido los sistemas de lucha que han seguido los pasos del Judo, enfocando todo el entrenamiento hacia la competición y dejando a un lado la esencia del arte marcial.
En los inicios del siglo XXI las artes marciales han evolucionado hacia un crisol de posibilidades para todas las personas que quieran aventurarse en este fantástico mundo, ofreciendo por un lado deportividad y competición, y por otro entrenamiento enfocado hacia la defensa personal real como puede ser el sistema de defensa personal Limalama… (artículo entero en la revista).


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