Sôjutsu: El arte de la lanza japonesa

Por Luis Nogueira Serrano
Presidente European Bugei Society
Fûryûkan Bugei Dôjô
www.bugei.eu
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Existe una gran mayoría que asocia a los samurai con la katana. Son dos de las palabras que se han trasmitido del pasado militar de Japón con mayor difusión y fuerza. Y aunque no hay nada de falso en que la katana es un símbolo identificativo del samurai (y del Japón en general), sin embargo, durante los tiempos del Sengoku Jidai (s. XV), el periodo de guerra, las espadas eran armas inusuales en los campos de batalla.
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Por aquél entonces, los ejércitos de los diferentes señores feudales eran armados principalmente con lanzas yari y arcos yumi, aunque paulatinamente las unidades de arcabuces teppô fueron haciéndose un hueco cada vez más prominente. Hoy toca el turno a la primera de todas ellas, la lanza, un arma que remonta a los albores de la humanidad, cuando el hombre encontró en ella una herramienta de gran utilidad para la caza, y que en Japón ostentó por siglos un papel predominante como arma principal de meleé, posición de la que nunca fue desbancada. Mucho tiempo después la forma de hacer la guerra cambió y las armas de fuego sustituyeron definitivamente a las antiguas armas para dejarlas legadas a historia militar.
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En los párrafos sucesivos vamos a desgranar las motivaciones que hicieron de esta arma la más común en los campos de batalla, así como su evolución, partes y tipos, materiales de fabricación y, cómo no, los fundamentos de su empleo, así como el sentido para seguir practicándola hoy en día.
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El auge de las lanzas
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Datar el origen de esta arma es prácticamente imposible. En Japón, como en cualquier civilización, se encuentran restos de lanzas con puntas de piedra, mientras que en el periodo Yayoi se empezó a utilizar el bronce para la punta. No obstante, no es hasta el periodo Nara (s VIII) que se introduce la que será el antecesor directo de la lanza medieval. Se trata de la lanza china, llamada Hoko , consistente en una asta de 2 metros y una hoja de 20 cm aproximadamente. Su hoja se conectaba al mango mediante un machihembrado que era el sistema convencional, siendo la hoja la hembra y el palo el macho.
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Durante el periodo Heian algunas versiones variadas de la anterior aparecieron, pero lo cierto es que las invasiones que los mongoles realizaron durante el periodo Kamakura, en 1278, las que fueron el origen del cambio que se iba a dar en la lancería. Los mongoles empleaban las lanzas en unidades compactas, algo que provocó un cambio de uso al que se le estaba dando hasta entonces por el pueblo japonés. En ese periodo, armas como el arco, o incluso la naginata (alabarda japonesa) eran la moda y, de hecho, el hoko comenzó a caer en desuso y desaparecer a finales de este periodo.
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Es durante el siglo XIV, a principios del periodo Muromachi que el término yari se emplea por primera vez, más en concreto en las crónicas de la Batalla de Daikoji en 1334, que el término aparece por primera vez y se asienta el uso del carácter. La lanza japonesa sustituye el sistema machihembrado usado hasta entonces por una larga espiga (nakago o kuki) que se inserta en el interior del mango. El sistema chino generaba algunos problemas y riesgos. Aunque el palo mantenía su integridad era relativamente fácil que la hoja se soltara o partiera. Es por ese inconveniente que la lanza se adaptó al sistema que ya existía en la alabarda con una espiga inserta en el palo y que evitaba problemas de extracción. Además, era habitual proteger la zona proximal a la lámina, llamada de tachiuchi (lit. donde golpean las espadas de guerra), que consecuentemente incluye un refuerzo del engarce.
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A partir de ese momento, durante el periodo Muromachi las lanzas se fueron imponiendo como arma principal de contacto directo en los campos de batalla, relegando al ostracismo a otras como las naginata, llegando a su apogeo en el Sengoku Jidai, donde solo los innovadores tanegashima, conseguían rivalizar su auge.
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¿Cuáles fueron las razones para que se produjera este relevo tan drástico?
1. La lanza es un arma económica:
Si la comparamos con las espadas, las alabardas, las hachas o cualquier otra arma medieval, observaremos que el coste de elaborar una lanza es inferior. Se trata de una hoja de metal que requiere de menor cantidad de material y que no necesita un acero tan resistente como el de una espada. Por no hablar de la simplicidad en el proceso de fabricación de una punta de lanza, menos laborioso, más rápido de hacer y que, a su vez, no requiere de un proceso tan minucioso ni técnico en su elaboración. Por su parte, la otra parte, el mango principalmente de madera, sabemos que en Japón es abundante.
Por lo tanto, con la misma cantidad de material, podemos realizar más armas, por lo tanto, tener más lanceros/tropas.
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2. La lanza es un arma de uso sencillo:
Armar a mucha gente no es suficiente, hace falta también instruir en el uso del arma y esto puede requerir incluso más recursos que fabricar/reparar/reponer las armas. Sin embargo, la lanza también tuvo una ventaja competitiva frente a las otras opciones en este sentido. Una lanza se emplea principalmente estocando, y tratándose de un arma larga puede esgrimirse únicamente en trayectoria recta, ascendente o descendente. Las tácticas de carga, hostigamiento y retirada también son bastante sencillas de instruir. Lo que era fácil de transmitir a tropas que solo contaban con una formación básica en el uso de armas.
Con poca dedicación era fácil conseguir que los esgrimidores asestaran punzadas rápidas y repetidas difícilmente de ser paradas y muy efectiva al efecto de penetrar las armaduras.
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3. La lanza es un arma polivalente:
Es cierto que, si analizamos la gama de posibilidades de las lanzas en relación a una espada, seguramente que la segunda tenga una mayor versatilidad. La espada puede cortar, puede estocar, puede golpear mientras que la lanza simplemente estoca y puede eventualmente también golpear.
Pero la lanza puede usarse en tropa agrupada sin que los soldados adyacentes corran ningún riesgo. Es precisamente a partir de la invasión de los mongoles en el s. XIII que los japoneses observaron otras formas de combatir y de organizar sus soldados. Desde entonces intentaron conseguir unidades compactas como ya lo habían hecho otras civilizaciones. La lanza fue muy conveniente para ese cometido…


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