Senpai-Kohai: el sistema jerárquico en la Sombra

Por Ellis Amdur
Artículo traducido del blog de Ellis Amdur: https://kogenbudo.org/blog/
Traducción: Juanlu Cadenas de Llano
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Hace varias décadas, mis amigos Phil y Nobuko Relnick, miembros de alto rango de Shinto Muso-ryu y Tenshin Shoden Katori Shinto-ryu viajaron a Portugal. Visitaron una escuela de Jogo do Pau. Phil y Nobuko querían rendir el debido respeto a la escuela que estaban visitando, y con unos modales japoneses adecuados, preguntaron: “¿Quién es el instructor?”. Los más mayores se miraron algo perplejos, hablaron entre ellos y, señalando a uno dijeron: “Probablemente él. Es el más mayor.
Las artes marciales arraigadas en un emplazamiento, ya sea una aldea, una comunidad de cazadores-recolectores, o una facción en una ciudad, a menudo no tenían rangos, en el sentido en que lo imaginamos. Más bien, las personas con mayor habilidad (de cualquier edad) eran atesoradas y respetadas por su utilidad, y los más mayores eran respetados por su conocimiento, su historia y su autoridad como ancianos. Este es ciertamente el caso en Japón. Durante miles de años, las aldeas y los cazadores-recolectores se protegían y se organizaban utilizando los mismos sistemas jerárquicos que mantuvo intacto al resto de su sociedad…

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Más allá del amor y del dolor: La educación del guerrero

Por Ellis Amdur
Artículo traducido del blog de Ellis Amdur:
https://kogenbudo.org/blog/
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Traducción: Juanlu Cadenas de Llano
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Muchos niños se habrán topado con una pregunta, una cuestión en torno a la que gira su vida. Para mí, un joven judío en un barrio seguro de mayoría estadounidense, esa pregunta fue: “Si me tocara sufrir el Holocausto ¿podría encararlo con integridad?”. No me imaginaba ganando, destruyendo a mis enemigos en alguna fantasía adolescente tipo Rambo, sino que sencillamente me preguntaba: “¿Podría seguir siendo una persona frente a lo peor?” Cuando la vida comenzó su erosión inexorable sobre mi inocencia, “descubrí” que la “leña del Holocausto” estaba almacenada, seca y lista, dentro de mí. Mi única salvación fue o bien la terca ignorancia, con la esperanza de que ninguna chispa me acabara encendiendo, o la atención plena, una atención atenta y cuidadosa que pudiera mantenerme lo suficientemente fuerte y resistente como para no prenderme fuego.
Comencé a estudiar métodos de combate a una edad temprana, principalmente por miedo y vergüenza, después de haber perdido una pelea en el patio de la escuela en la que el honor parecía haber exigido que me involucrara. Sin embargo, lo más importante para mí era el deseo de conocer a mi enemigo, tal vez de usurpar su poder, incluso de hacerlo mío. Al iniciar una búsqueda de poder, pronto tuve que preguntar qué era el poder, particularmente el poder expresado por un ser humano. ¿En qué punto es ese poder demoníaco, separado tanto de la divinidad como de la humanidad?…

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