Por Pedro Pujante
Doctor en literatura y karateka
.
La dicotomía entre lo nuevo y lo viejo, entre lo moderno y lo clásico es un tema bastante frecuentado en el mundo del Karate. Por eso no nos interesa debatir aquí sobre las diferencias entre el Karate tradicional y el Karate moderno. Ni tampoco polemizar sobre qué es tradicional o moderno, ya que para cada practicante su estilo puede resultar tradicional y original si mantiene una continuidad que nace desde la línea establecida por su fundador. Pero sí que nos parece interesante reflexionar sobre la deriva actual de este arte marcial y su supervivencia futura. Preguntarnos acerca de cómo su faceta deportiva está fagocitando su esencia tradicional y, también, interrogarnos sobre cómo será el futuro del Karate.
Es más que evidente que, al igual que todas y cada una de las manifestaciones artísticas o culturales, las artes marciales también están sujetas al vaivén de modas y tendencias. Vivimos en un mundo cada vez más acelerado y materialista, en el que el producto, la imagen y lo espectacular tienen más peso que lo tradicional, el esfuerzo y los resultados. El filósofo Guy Debord profetizó ya en 1967 el cambio a una “sociedad del espectáculo”, haciendo referencia a un mundo en el que “todo lo que una vez fue vivido directamente se ha convertido en una mera representación”…