¿Está matando el Karate deportivo al Karate tradicional?

Por Pedro Pujante
Doctor en literatura y karateka
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La dicotomía entre lo nuevo y lo viejo, entre lo moderno y lo clásico es un tema bastante frecuentado en el mundo del Karate. Por eso no nos interesa debatir aquí sobre las diferencias entre el Karate tradicional y el Karate moderno. Ni tampoco polemizar sobre qué es tradicional o moderno, ya que para cada practicante su estilo puede resultar tradicional y original si mantiene una continuidad que nace desde la línea establecida por su fundador. Pero sí que nos parece interesante reflexionar sobre la deriva actual de este arte marcial y su supervivencia futura. Preguntarnos acerca de cómo su faceta deportiva está fagocitando su esencia tradicional y, también, interrogarnos sobre cómo será el futuro del Karate.
Es más que evidente que, al igual que todas y cada una de las manifestaciones artísticas o culturales, las artes marciales también están sujetas al vaivén de modas y tendencias. Vivimos en un mundo cada vez más acelerado y materialista, en el que el producto, la imagen y lo espectacular tienen más peso que lo tradicional, el esfuerzo y los resultados. El filósofo Guy Debord profetizó ya en 1967 el cambio a una “sociedad del espectáculo”, haciendo referencia a un mundo en el que “todo lo que una vez fue vivido directamente se ha convertido en una mera representación”…

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Los grados en las artes marciales: fantasías para unos, realidades para otros…

Por Pau-Ramon (obras publicadas)
Shintaikan Budo Kyokai
shintaikandojo@gmail.com
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El objetivo de las artes marciales no es, en absoluto, los grados. El objetivo que deben perseguir el practicante contemporáneo y sincero de artes marciales es superarse a si mismo cada día y en todo momento. Es difícil que un cinturón, sea cual sea, pueda satisfacer a un budôka, pues siempre se podrá superar. Con la disciplina que marca el espíritu del Budô, continuamente hay algo en que superarse.
Los grados son algo muy secundario, representan unas teóricas etapas, inexistentes, pues la relajación no puede existir en las artes marciales si se quiere no tan solo progresar sino mantenerse en el nivel alcanzado. Sin olvidar el concepto secundario de los grados, es buena la idea de utilizarlos en la organización moderna de las artes marciales, sin sobrevalorarlos ni un ápice. Los profesores pueden determinar el progreso de los alumnos de una forma objetiva. Situar a los practicantes en una escala de valores permitiría evitar el exceso de orgullo, la falsa modestia o la excesiva humildad. Pero si en un principio la idea tenía una característica positiva, la realidad nos aporta una situación en la cual el grado se convierte en un fin en si mismo, olvidando que el grado como tal no es nada si no va acompañado de unos conocimientos…

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