Por Sergio Hernández Beltrán (obra publicada)
RYUBUKAN DOJO
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¿Qué es ser realmente un practicante de Karate?
Tener el valor y la moralidad para alzarse y proteger aquellas criaturas que son más débiles, más vulnerables, incapaces de protegerse a sí mismas.
Hablar claro en contra del mal.
Nunca ser un matón.
Respetar a tu Sensei y Sempai.
Ser un firme amigo de karatekas de todo el mundo.
Esforzarte para ser alguien de quien tu maestro puede estar orgulloso…
Por la redacción de EL BUDOKA 2.0
Y la colaboración del Departamento de Prensa de la
Delegación Española de la Zen Nihon Toyama-ryu Iaido Renmei
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Ésta es una entrevista que, por distintas razones, se quedó en el disparadero sin llegar a ser publicada. En las artes disciplinarias, entre muchas otras cosas, las dos principales son tiempo y distancia.
El tiempo (timming) es hacer lo que se debe de hacer, ni antes, ni después, si no cuando se debe.
Y, por supuesto, la distancia, o Ma-ai en japonés, es el aspecto físico, es decir palpable, de la longitud de nuestra arma en cuanto al contrario y de la suya en cuanto a nosotros.
Con la distancia temporal, quizás digo sólo quizás, se pueda analizar mejor el pasado aunque no es una garantía. No hay más ciego que el que no quiere ver o, simplemente, se tienen intereses partidistas que limitan la visión. En todo caso, lo escrito y publicado siempre es un referente para los investigadores del futuro, de ahí este artículo y mi decisión de recuperarlo actualizando esta entrevista.
A finales del mes de agosto del año 2016, el jefe de redacción de la revista El Budoka 2.0 me mandó un e-mail con una pregunta donde transmitía su desconcierto ante una situación extraña a su modo de ver.
Más tarde lo que comenzó como una conversación distendida en torno a una mesa y centrada en dicha pregunta, terminó por estructurarse en una serie de cuestiones que enlazaron e hilvanaron el armazón del relato de acontecimientos, vivencias y emociones transformados en aprendizaje y enseñanza de un estilo de espada japonesa que algunos creen conocer y otros dicen enseñar, aunque la realidad sea otra…
Por Sergio Hernández Beltrán
ryubukan@hotmail.com
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Este es sólo un pequeño artículo a modo de introducción y a petición del Jefe de Redacción de la revista, el Sr. Jordi Sala. No es más que un intento de desgranar, con mejor o peor suerte, mi percepción personal de un concepto que generalmente utilizamos los practicantes de artes marciales japonesas muy a la ligera, sin conocer la mayoría de las veces su significado y su realidad en el país de origen de nuestras amadas disciplinas. Simultáneamente, y de ahí este artículo doy a conocer, no ya la creación, si no la apertura de mi propio dojo privado, que principalmente para quienes me tienen en estima y para quienes aman de forma similar las disciplinas seguro será una noticia agradable.
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En el verano de 2014, acompañado de un equipo de practicantes de España y Andorra, fuimos al Honbu Dojo de la Zen Nihon Toyama-Ryu Iaido Renmei en Machida, Tokio.
Para acceder es necesario subir una escalera exterior hasta el tercer piso. Al llegar al mismo, uno de los integrantes del grupo pensó que aquella estancia de no más de 40 metros cuadrados, tan sólo era una sala de paso, o la recepción. Su cara fue un poema al descubrir que en realidad había entrado directamente desde la calle al dojo, y que aquel reducido lugar era el dojo central de la organización a la que pertenecemos.
En 1994 hice mi primer viaje a las islas centrales de Japón y también visité Okinawa. En aquella ocasión practiqué en un polideportivo de un colegio, pero también lo hice en tres dojo privados. Los tres eran parte de la vivienda del Maestro que yo visité. Uno fue el Yoshukan Dojo del Maestro Kenei Mabuni en Osaka. El dojo estaba, y aún esta en los bajos de la vivienda, donde el Maestro, entonces habitaba en el piso superior…
Por: John Maki Evans (obra publicada)
Traducción: Juanlu Cadenas
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Taisaburo Nakamura, maestro instructor de la esgrima militar de la Academia Toyama, fundó en 1952 Nakamura ryu Battodo, fruto de la evolución de sus experiencias como instructor de combate, su estudio de koryu y kendo, y su investigación sobre el tameshigiri. La característica más original de Nakamura ryu es que, aunque utiliza kata, no se los considera como el depósito del conocimiento de la escuela, sino más bien como ejemplos de la aplicación de sus enseñanzas esenciales. El núcleo es un conjunto de técnicas básicas y una serie de principios que explican cómo estas técnicas básicas se pueden ejecutar de manera efectiva y combinarse libremente.
El pergamino densho de Nakamura ryu comienza con un diagrama de los kanji para shin: mente/corazón contenidos en un círculo dividido por 4 líneas. Estas líneas designan ocho direcciones: las 4 direcciones cardinales y las 4 diagonales. En los ocho puntos del perímetro están escritos los 8 cortes básicos, el corte vertical recto (suichoku giri), los cortes diagonales hacia abajo a la izquierda y la derecha (kesagiri), los cortes diagonales hacia la izquierda y la derecha (gyakukesa o naname-johogiri), los cortes horizontales a izquierda y derecha (mayokogiri) y el estoque recto (morote-tsuki). Nakamura agregó ocho kamae (posiciones de guardia) y ocho noto (variaciones de envaine) para completar su programa de estudio de kihon waza…