Por Miguel A. Ibáñez Espinosa
6º Dan Nihon Tai Jitsu
5º Dan Aikijujutsu Kobukai
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En muchas ocasiones los artistas marciales nos preocupamos casi en exclusiva de la parte técnica de nuestras disciplinas, olvidándonos que como artistas marciales que somos, hay otros factores que son de gran importancia en el desarrollo de nuestras disciplinas, así como en el nuestro y cómo no, en el de nuestros alumnos. Por ello hemos querido sumergirnos un poco en la historia no tan reciente de las artes marciales de nuestro país y un poco más concretamente en la del Nihon Tai Jitsu, todo ello de la mano de las vivencias de uno de sus pioneros en nuestro país, Carlos Vidal de Castro-Palomino, alumno y amigo de algunos de los pioneros del Judo de nuestro país, impulsor del Karate nacional y como ya es conocido por muchos: “el culpable” del primer curso de Tai Jitsu de nuestro país.
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Como ya hemos citado en alguna ocasión, el Tai Jitsu entra en nuestro país en la semana santa de 1977 de la mano de los maestros Roland y Georges Hernaez, pero esa mano recibió una invitación previa de Carlos Vidal, Secretario del Departamento de Karate y que impulsaría posteriormente la joven Federación Española de Karate y quien sin duda alguna fue el artífice de que el Tai Jitsu entrase desde la creación de la FEK como una disciplina asociada. Podemos decir sin lugar a dudas que el Nihon Tai Jitsu no existiría en nuestro país tal y como lo conocemos sin su aportación. Por todo lo anterior no queremos dejar pasar desde nuestra revista la ocasión para reconocer la “deuda moral” para con los que hoy en día son ya nuestros “abuelitos marciales” como le gusta decir al maestro Vidal. Sin ellos, nuestro camino no sería posible.
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Carlos Vidal lleva, a sus 89 años, algunos años retirado de la “practica física” en los tatami, pero su asistencia a los mismos siempre que hay un evento con algunos de sus antiguos compañeros y alumnos es una constante, más aún si nos juntamos los practicantes de Nihon Tai Jitsu. En su currículo podemos destacar sus grados de 6º Dan de Nihon Tai Jitsu, 4º Dan de Karate, 1º Dan de Judo y cómo no, que ha sido Juez Internacional de Katas y Árbitro Internacional de Kumite de la Unión Europea de Karate. A todo este currículo técnico tenemos que añadirle, como ya hemos mencionado, sus labores administrativas, como el hecho de que fuera el primer Secretario General de la RFEKDA y a su vez Secretario General de la U.E.K., siendo además miembro del Comité Olímpico Español… Si tuviéramos que describir todos sus logros y vivencias necesitaríamos una enciclopedia, como aquella enciclopedia de las Artes Marciales en la que colaboró en los años ochenta, más que un artículo.
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Después de esta breve presentación queremos pasar a exponer un extracto de la conversación de más de cinco horas que pudimos mantener con Carlos Vidal, ya que exponerla en toda su extensión nos llevaría a copar toda la revista.
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Querido Maestro, en primer lugar agradecerle su cortesía para con nuestra revista al concedernos esta entrevista. Ochenta y nueve años ya… y sigue montando en moto, es usted todo un ejemplo de vitalidad. Supongo que esa vitalidad que ha mantenido a lo largo de su vida marcial le habrá aportado muchas vivencias. Después de toda una vida dedicado a las artes marciales, ¿podría decirnos, cuando mira hacia atrás, qué le han aportado?
Si miro hacia atrás veo que las artes marciales me han aportado muchas alegrías y sin duda muchos sinsabores… Posiblemente más disgustos que satisfacciones, pero he tenido como máxima a lo largo de mi vida olvidarme de los sinsabores y guardar para mí solo las alegrías. Los disgustos es mejor que se vayan diluyendo solos…
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Usted ha gozado de una posición privilegiada en los inicios de las artes marciales durante casi tres décadas, sobre todo del Karate… ¿Cómo ve con la retrospectiva de los años esa época?
Yo te diré que, hablando de las artes marciales de una forma muy general, y me permito caer en la redundancia, para mí, las artes marciales siempre han sido las que se practicaban en el mundo oriental, ya fuera chino, japones, coreano o hindú. Me interesan mucho más aquéllas iniciales que en las que han derivado en la actualidad. El Judo se ha convertido en un deporte y lo que hay en la actualidad en nuestro panorama, como puede ser las artes marciales mixtas o el vale todo… este tipo de luchas o deportes de contacto me parecen una bestialidad y para mi se alejan del concepto de arte marcial. De las artes marciales me quedo con la espiritualidad, la educación, el respeto, la proporcionalidad; con lo que me educaron y me dijeron que eran las artes marciales, no con lo que son los deportes de combate actuales.
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En esos valores marciales que muchas veces se “presuponen” dentro de los maestros y de sus alumnos, nos encontramos muchas veces situaciones en las que precisamente el comportamiento de los artistas marciales esta algo alejado de esa espiritualidad, respeto, lealtad… ¿A qué cree que es debido esto?
Pues a que somos humanos… se supone que un músico virtuoso no debe desafinar, y alguna vez desafina. Y eso pasa también con los artistas marciales. Algunas veces dejamos la espiritualidad por los suelos, por el ego, y en muchas ocasiones por dinero. En el fondo pretendemos que el arte marcial me haga mejor persona, pero eso no se da por que hagamos técnicas sobre un tatami. Si yo por ser artista marcial me creo mejor que alguien, estoy en un error. Lo correcto, si buscamos ser mejor personas es buscar los valores, no las técnicas.
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Volviendo al pasado ¿Cualquier tiempo pasado fue mejor? ¿O podemos decir que nuestras dificultades actuales son distintas o iguales a las de entonces…?
Con respecto a los principios de los tiempos en nuestro país, que es de lo que puedo hablar ¡hay mucha diferencia! Por ejemplo, se ha dicho que el Karate estuvo prohibido. Algo que es totalmente incierto, podemos decir que estuvo en cierta medida controlado, pero de ahí a prohibido es una gran fantasía. Por ejemplo, en el Centro Cultural de los Ejércitos lo impartía Joaquín Iraizoz Reina, militar en aquella época, dudo que él pudiera enseñar algo prohibido en ese ámbito.
La mayoría de las dificultades son distintas, nosotros teníamos más problemas logístico-administrativos, costaba encontrar buenos técnicos y cuando surge una necesidad hay que solucionarla. Cuando se tiene la solución se aplica y cuando no, se copia. En muchos casos copiamos de nuestros amigos franceses que en esa época estaban más evolucionados e inicialmente en el Karate nos apoyamos en la Federación de Judo para desarrollarnos hasta tener nuestra propia federación.
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Tengo entendido que gozó usted de la amistad de Alfredo San Bartolomé (1912-1979), uno de los padres del Judo español…
Antes de Alfredo, y me refiero antes de la Guerra Civil, hubo otros que vinieron a nuestro país y dieron Jiu Jitsu, pero no trabajaron para implantar nada, sino que se dedicaron a realizar exhibiciones para su propio beneficio. Ellos no dejaron alumnos ni una estructura. Efectivamente, tuve el placer de gozar de la amistad de Alfredo, un hombre de origen latino y muy cercano en el trato. Él, sin lugar a dudas, puede ser considerado como padre del Judo español, aunque Henry Birbaum tuvo también un papel importante.
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De esa época, otra de la “grandes figuras” y no lo digo solo por su estatura, fue Fabián Vicente del Valle (1912-1993). El trabajo que él desarrollo a favor del boxeo, del Judo y del deporte español, en todos los campos fue espectacular… ¿Tuvo usted mucho trato con él? ¿Podría contarnos algo al respecto?
Tuve mucho contacto, aunque fue algo extraño inicialmente. Vicente del Valle era asiduo comprador de pilas para sus aparatos eléctricos en la tienda que tenía mi familia. Un hombre de más de metro noventa y cinco y cien kilos largos de peso no pasaba desapercibido y al que se veía venir desde lejos. Inicialmente conocí su nombre por otras circunstancias y posteriormente lo asocié a la persona. Realmente se convirtió en un cliente muy cercano; fue un gran deportista, boxeador y judoka y puedo decir que compartimos muchas conversaciones de mostrador al respecto de nuestros deportes.
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Tengo entendido que su 3º Kyu está firmado por el famoso pintor y judoka Yves Klein (1928-1962), toda una controvertida figura del Judo español y europeo. ¿Qué recuerdos guarda de él?
Miguel, yo a lo largo de mi vida no he sido nadie, pero sí he tenido la fortuna de que me he topado con mucha gente interesante. Yves pasó por España, y fue el director técnico de Judo, amigo mío y como tal amigo próximo, concienzudo, agradable, simpático. ¡Como un español! Aunque no lo fuese ya que era un ciudadano del mundo, lo que ha demostrado como genio de la pintura que fue. Una muestra de ello es el azul Klein que él creo y patentó y que no se le ocurre a cualquiera, cuando se marchó seguí su carrera a través de la prensa, una pena su muerte prematura.
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En el invierno de 1966 conoce usted al maestro Hiruma y comienza a trabajar el Karate con él ¿Qué le llevo a “dejar” de lado el Judo en favor del Karate?
Yo en el Judo he estado siempre, pero mi camino dentro del Judo lo ha impulsado mi búsqueda del Jiu Jitsu o más concretamente de la defensa personal, el Judo anterior al Judo deportivo que conocemos hoy en día. Para deportes en aquella época yo ya tenía la natación o el baloncesto, yo buscaba realmente la defensa personal. Con Hiruma no encontré la defensa personal, pero encontré un maestro, un amigo… Hiruma es especial, yo lo reconozco, pero no puedo decir nada malo de él. Yo me reconozco como un hombre Shotokai, pero no tengo la concepción psicológica del maestro Egami, ni el físico necesario para los cambios que el maestro Egami introdujo después. Como anécdota podría decirte que el primer kimono de Karate que se hizo en nuestro país fue copiado del propio kimono del Maestro Hiruma, lo hizo mi tía que era modista y nos hizo el patrón para poder copiarlos después. Ese kimono llegaba por encima de los gemelos, no sería hasta la llegada de otros kimonos franceses que el largo del pantalón bajaría hasta los tobillos.
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Esa evolución del maestro Egami parece que es propia de todos los maestros cuando van evolucionando en la concepción de sus disciplinas como hemos podido ver en otros casos.
Sí, es algo obvio. Cualquier persona entiende que las técnicas no se pueden ejecutar igual a todas las edades, ni todas las personas lo pueden hacer igual. Ahí es donde yo encuentro una de las diferencias, a parte del tema cultural, entre las artes marciales y los deportes de combate. Las artes marciales son para toda la vida adaptándote a tus circunstancias y capacidad física. No tienen nada que ver con la competición, aunque reconozco que la competición mantiene en cierta medida económicamente hoy en día a las artes marciales, pero no tienen que ver nada con las artes marciales.
Gracias a la tecnología moderna sigo viendo muchas cosas de artes marciales, combates, deportivas y mezclas de luchas entre estilos y tengo que reconocer que veo muchas cosas que me dan un poco de risa. Hay algunas cosas magníficas y por otro lado veo mucha gente haciendo posturitas intentando no hacer daño… Si comparamos, por ejemplo, las formas actuales de kumite con las formas de competición de los años setenta y ochenta, habría muchos competidores actuales que no se atreverían a subir a un tatami.
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Al hilo de esto, y después de leer la anécdota en su libro, no me resisto a preguntarle por el episodio del Campeonato del Mundo en Long Beach protagonizado por nuestro común amigo Dominique Valera (1947-)… Pocos españoles pueden presumir de haberlo presenciado. ¿Qué recuerdos guarda de esa anécdota?
De Long Beach hablo en mi libro porque me fastidió mucho (risas)… me explico, yo llevaba un tomavistas de la época con el que podía haberlo grabado todo. Cuando se montó el follón yo dejé de grabar por retenerlo en mi cerebro, cuando tenía una magnífica cámara para haberlo grabado a la perfección y tener hoy en día un documento excepcional. Hay anécdotas de esos días que solo contaré en privado (risas).
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Usted ya tenía un conocimiento profundo del Judo, sobre todo en aquella época… Llevaba casi quince años con el Karate… ¿Que le hizo introducirse en el Tai Jitsu?
Yo conozco el Tai Jitsu a través de una revista francesa en la que salía un artículo de Daniel Dubois haciendo Tai Jitsu en las calles y playas de Marruecos. Yo veo allí a taijitsukas como Louis Mercier y Dubois haciendo unas técnicas de defensa personal en medio de la calle y eso me sedujo inicialmente, ¡eso era lo que yo buscaba! Empecé a indagar hasta que conseguí contactar con el responsable de la disciplina, el Sr. Roland Hernaez. Tengo que reconocer que el principio me gustó más que lo que vino después, Dubois y Roland hacían muy buen equipo. Dubois tenía un equipo de exhibición fantástico, con señoritas que trabajaban el Tai Jitsu muy bien. La separación de ambos empobreció al Tai Jitsu e hizo que el sistema de defensa personal que se estructuró a la europea y que tanto nos había atraído no se desarrollará tan bien como hubiera sido deseable.
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¿Cómo fue su primer contacto con el maestro Hernaez?
El primer contacto fue epistolar. Yo vi la posibilidad de traerlo a España porque pensé que el Tai Jitsu podía tener éxito. Mi posición en el departamento de Karate era muy sólida y trabajamos para traerlos a él y a su hermano. Ambos vinieron a Madrid en una caravana junto con sus esposas, el curso lo divulgué a través de mis contactos, mis amigos, los contactos de la Federación. Recomendándolo como algo muy interesante para los karatekas y fue todo un éxito, de hecho, tuvimos que restringir el acceso porque no cabía más gente en el gimnasio Chamberí. El poder hablar en castellano con Roland, cuya familia tenía orígenes españoles, nos facilitó mucho la organización del evento, tanto que si te digo la verdad no recuerdo siquiera si Roland cobró por el curso o no… él estaba también interesado en introducir el Tai Jitsu en España. En esa época, como he dicho, la defensa personal era lo que se vendía, no se nos hablaba de Minoru Mochizuki, ni había katas más allá de algún trabajo en forma de kata muy elemental. Pero claro, estamos hablando de final de los años setenta…
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Dice usted que en esa época nadie les hablaba de Mochizuki ni de linajes… Posteriormente parece como si en cierta medida haya habido que “justificar” el linaje de la disciplina, ¿no?
Para mí el Tai Jitsu es lo que es, aplicación de unas técnicas a la defensa personal. Los orígenes en esa época me importaban muy poco y a nivel práctico sigue sin aportarme nada. Ojo, cada uno puede considerarse hijo privilegiado del padre que más le guste. Realmente, es una pregunta complicada… ya que la verdad no existe. Esta saldrá de las distintas versiones. Creo que Roland tuvo éxito debido a su entrega hacia la promoción del Tai Jitsu, a las técnicas que él presentó… En esa época él fue el “tuerto” en el país de los ciegos, que éramos nosotros. Mochizuki o no Mochizuki, el padre o el hijo, que también estaba ya en esa época con el Yoseikan Budo… pues bueno…
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¿Qué recuerda de ese primer curso? ¿Cómo surgió la idea de realizar el segundo curso en la playa?
De ese primer contacto, Pedro Rodríguez Dabauza aprovechó el tirón y organizó el segundo curso en La Marina (Alicante), mucho mejor que el primero a efectos divulgativos y que también tuvo mucho éxito. Al segundo acudieron cinturones negros y marrones de toda España, lo que nos permitió expandir el Tai Jitsu, en cambio el primero estuvo más localizado con gente de Karate de Madrid. En La Marina seguro que Roland sí cobró porque Pedro es un gran profesional de las artes marciales y de una economía muy bien administrada.
En La Marina ya nos pusimos a trabajar sobre “cómo” se iba a consolidar el Tai Jitsu en España, allí hubo siete personas mejor posicionadas para este trabajo, ya que tenían distintas ubicaciones geográficas, contactos, conocimientos y titulaciones previas… A esos privilegiados, Roland nos prestó una especial atención y nos dio asesoramiento más específico para poder dar unas titulaciones iniciales que nos facilitasen el trabajo. Se les autorizó a llevar un cinturón especial, y fueron iniciadores. Como fueron siete, dimos en llamarles los “siete magníficos”, que fue una entelequia ya que ni eran magníficos como tal, ni luego siguieron los siete. Sí tuvimos la fortuna de estar en el sitio adecuado en el momento oportuno. Esto fue aceptado por todos los presentes, no hubo agravios comparativos, y todo el mundo estuvo de acuerdo para ser el germen del desarrollo del Tai Jitsu nacional.
Fíjate que después de tantos años, aun te puedo citar sus nombres… Vicente del Olmo (Cataluña), Domingo Martínez (Extremadura), Francisco Gómez (Cataluña), Julio Hernaez (Logroño), Alfredo Leché (Vitoria), José Antonio Terán (León), Eduardo Leché (Miranda de Ebro), mi hijo Javier Vidal (Madrid), y yo…
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