Edgar Kruyning, una vida de Budo…

Por Miguel A. Ibáñez Espinosa (autor)
Director de Grados de NTJ de la RFEKDA
6º Dan Nihon Tai Jitsu / Nihon Jujutsu
5º Dan Aikijujutsu Kobukai
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Nuestros lectores, salvo aquellos interesados en la escuela Yoseikan o en los Maestros europeos, probablemente no conocerán a uno de los máximos expertos actuales dentro del panorama marcial europeo, el maestro Edgar Kruyning (1969 – ). Para hacer una breve presentación antes de leer sus palabras es necesario decir que ha sido uchi-deshi del maestro Mochizuki Minoru a lo largo de varios periodos durante quince años, alumno y uci-deshi de Yoshio Sugino sensei en Katori Shinto Ryu, así como de una larga serie de maestros, incluyendo a alumnos del maestro Mochizuki como su hijo Hiroo o Alain Floquet. Actualmente ostenta los siguientes grados: 8º Dan Jujutsu, 7º Dan Judo, 6º Dan Aikido, 5º Dan Yoseikan Budo, 5º Dan Iaido, 5º Dan Aikibudo, 6º Dan Kobudo, 3º Dan Karate. Además, es autor de varios libros como Yoseikan – Hoe Komi k tot controle, Dinamic Budo I y II. Yoseikan Spirit, MMA the essentials of Martial Mixed Arts y The Art of Jujutsu. Cuenta con dojo propio en Holanda desde el año 1991, el Budo Academy Physical.
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En primer lugar, agradecerle maestro su presencia en nuestro país y cómo no, la oportunidad que nos da de entrevistarle. Para aquellos budokas que no le conocen nos gustaría, aunque hayamos adjuntado brevemente su curriculum, que se presentará usted mismo.
Estoy muy contento de haber venido a España y de poder conoceros a todos vosotros en el tatami, para mí el Budo es una forma de vida. He entrenado y estudiado diversas artes marciales a lo largo de mi vida. He vivido en Países Bajos y actualmente lo hago en Suecia. A parte de enseñar diferentes artes marciales, he creado un sistema de autodefensa para profesionales de la salud y también he trabajado con gente de negocios, enseñándoles algunos principios de las artes marciales que les pueden ayudar a mantener la calma en situaciones de estrés o presión.
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Miguel A. Rojo Darriba. Edgar Kruyning y Miguel A. Ibáñez Espinosa

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¿Cuándo conoce usted las artes marciales y que le lleva a practicarlas?
Empecé con el Karate. De niño estuve involucrado en una pelea callejera con otros dos niños que eran mayores que yo y que hacían Taekwondo. He de admitir que las series de Kung Fu que veía en la televisión y las películas de Bruce Lee me inspiraron también. Después de ser campeón, me atrajo bastante la idea de convertirme en profesor y en maestro.
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Hemos citado a algunos de sus maestros pero ¿podría detallarnos quiénes han sido sus maestros en las disciplinas que ha trabajado?
Mi primer profesor y padre espiritual fue Jan Dotinga (séptimo Dan). Él también practicaba Judo, Aikibudo y Jujutsu. En la época en la que competía en Judo, tuve contacto con el entrenador nacional Chris Korte (noveno Dan), contacto que mantuve siempre. También he trabajado Aikibudo y Katori en Francia, junto a Alain Floquet. Aunque en la disciplina de Katori Shinto Ryu mis maestros han sido Yoshio Sugino, Goro Hatakeyama y Yukihiro Sugino. También he practicado Kickboxing con Huib Boersma y Mejiro en Amsterdam. He ido a menudo a Francia con Hiroo Mochizuki y a un campo de entrenamiento en Tailandia. En Japón he hecho Judo en el Kodokan junto con otros campeones y profesores, entre ellos por supuesto estaba Minoru Mochizuki y Yoshio Sugino. Para el Jiujitsu Brasileño me instruyeron Carlos Toyota junto con otros profesores.
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Desde joven se interesó por la competición de disciplinas muy dispares como Karate o Muay-Thai. ¿Qué le llevo a ello?
En aquella época eso era lo normal. Me gustaban tanto el Karate como el Judo, pero nunca pude decidirme entre uno u otro. En esa época yo quería entrenar en todas las disciplinas, pero como no tenía dinero para pagar tantas disciplinas mi profesor me propuso participar en la limpieza del dojo y dejarme entrenar gratis todo lo que quisiera y así fui pudiendo trabajar varias disciplinas al mismo tiempo.
Algún tiempo después estaba en la categoría Sub-top pero para poder alcanzar el siguiente nivel tuve que elegir. Siempre estuve interesado en dedicarme a la docencia de las artes marciales y a ser maestro. Como persona joven es bueno usar bien tu energía y fijarte algunas metas. Creo que fue una parte muy importante de mi desarrollo como Budoka.
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Viendo su trayectoria no queda lugar a dudas de que ha mantenido siempre la unión entre el budo tradicional y los deportes de combate, algo que no suele ser habitual en los artistas marciales de hoy en día ¿Podría explicarnos por qué?
Siempre lo explico como si fuesen las cuatro ruedas de un coche. La primera de ellas es el entrenamiento sobretodo físico y técnico. La segunda, es el entrenamiento mental. La tercera serían las katas y la cuarta la competición. Puedes usar esta alegoría de muchas formas, pero a mí me ayuda a explicar cómo entrenar todos los aspectos del Budo, tanto a nivel micro como macro. La competición puede ser un buen aspecto de tu desarrollo: puede aumentar tu nivel de preparación, el uso de tácticas y estrategias, lidiar con el estrés, la presión y la decepción. Es una forma de luchar, lo que está en el centro de las Artes Marciales.
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En su trabajo con la selección nacional de Judo holandesa, ¿qué cree que aportan las “bases” de las artes marciales a la competición de alto nivel?
Una buena base y la calidad en el uso de las mismas en situaciones de estrés o presión. Además de eso tienes que crear un ambiente de calma interior, estar “abierto y liberado”, ser capaz de captar y entender a tu oponente y tu alrededor.
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Es usted un experto en los kata de Judo y de la escuela Yoseikan. ¿Qué le parecen los kata de competición? ¿Cree que se alejan del “espíritu” para el que fueron creados?
En mi opinión las katas fueron desarrolladas para transmitir mensajes secretos. Al estudiar y realizar las katas eres capaz de entender y demostrar esos principios ocultos. Al hacer las katas demuestras al mundo exterior lo que sabes. El Budo es un arte vivo y se debe expresar en el tatami. La kata y tú sois uno, y un maestro es capaz de percibir esa conexión. Es complicado establecer este tipo de conexión en otras artes marciales. En los inicios las katas no fueron concebidas para la competición.
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Le hemos visto en algunas demostraciones realizar el Koshiki no Kata de Judo, incluso con armadura, que no suele ser un kata de los más habituales en esa disciplina. ¿Le gusta ese kata por algún motivo en concreto?
Efectivamente, así es. Esta kata expresa el vínculo entre el Judo como un arte marcial tradicional y un arte marcial más actual. Para esta generación es importante entender la historia para poder ser capaces de transmitirla a las siguientes generaciones. Es nuestro deber como profesores. En este momento, es fácil olvidarse de todo esto en el mundo deportivo, pero no podemos meterlo en una caja fuerte como si fuese un cuadro, debemos mantenerlo vivo para ser capaces de transmitirlo. Esta es un kata difícil y he visto diversas variantes para tratar de hacerla más asequible. A mí me interesa la parte más tradicional de este arte. Esa Kata me transmite muchas cosas…
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Koshiki no Kata es una de las bases para comprender el sutemi waza de Judo y de la Escuela Yoseikan, desde su perspectiva ¿qué une y qué diferencia a los sutemi de Judo y de Yoseikan?
El Judo la ha llevado a un lugar más seguro para que pueda ser usada en competición. En Jiujitsu todo consiste en defenderte y destruir a tu oponente. Así, usamos luxaciones y estrangulaciones para lograr el Sutemi. El principio es el mismo, ofrecerte y buscar que tu equilibrio te permita deshacerte del oponente.
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El maestro Mochizuki desarrolló diversos sutemi para aplicarlos a la competición ¿Usted los enseña también con ese fin en Judo o solo como aprendizaje técnico?
Sí, lo hago en ambos sentidos. Si tengo un estudiante con un talento natural para ello trabajaré con él para ver qué Sutemi se adapta mejor a él. Por eso es importante que tus conocimientos como profesor sean tan amplios.
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El maestro Mochizuki Minoru era un reputado judoka, con una línea de maestro creo que inigualable… Sampo Taku, uchi-deshi de Kyuzo Mifune y el mismísimo Jigoro Kano. Alguna vez he leído que su disconformidad con las categorías de pesos en la competición fue el principio de su alejamiento del Judo Kodokan, ¿él le habló de este asunto en alguna ocasión?
Sí, lo hizo. Él siempre dijo que era una persona non grata después de haber establecido que el Instituto Kodokan no estaba siguiendo el camino del maestro Kano. Cuando estuve con Mochizuki en el hospital él recibió su octavo dan después de mucho tiempo. Al principio lo rechazó al tener que pagarlo pero se lo dieron de igual modo. Siempre hubo una rivalidad en Japón entre los seguidores del Instituto Kodokan y los de la Sociedad Dai Nippon Butokukai. Después de la Segunda Guerra Mundial el Instituto Kodokan estaba al mando y el desarrollo del Judo viró hacia un espíritu más deportivo. De acuerdo con Mochizuki, no era el objetivo de Kano que el Judo fuera meramente un deporte. Fue Anton Geesink quien ganó open class durante los Juegos Olímpicos de Tokio de 1964. Sus profesores fueron Busen del Dai Nippon Butokukai… una dulce venganza. Eso hizo que el Judo se conociese a nivel mundial y el resto de budo lo siguieron.
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A parte de la experiencia técnica que adquirió en el Dojo Yoseikan ¿qué destacaría como experiencia de esa etapa de su vida?
Vivir bajo el mismo techo que un Gran Maestro fue una gran experiencia. Te da mucha información y perspectiva. Aprendí también acerca de las costumbres japonesas, su cultura y cómo viven. Y no porque alguien me lo contase, si no por haberlo vivido en primera persona.
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¿Nos podría contar cómo era su vida en el día a día como uchi-deshi en el dojo de Shizuoka?
Cuando estuve con Yoshio Sugino solía despertarme a las 4, ya que dormía en el tatami (no había habitaciones). Hacía algún ritual Shinto y entrenábamos durante dos horas, tanto en lecciones privadas como junto a otros profesores. Luego lo repetía toda otra vez por mí mismo durante una hora más. Después, iba al Instituto Kodokan para otras tres horas de entrenamiento y volvía al Dojo Sugino para entrenar Aikido o Katori Shinto Ryu. En cambio, en el Dojo de Yoseikan tenía una habitación para mí. Solíamos entrenar durante dos horas por la mañana con el uchi-deshi y el maestro Minoru Mochizuki. Después de eso iba hasta el dojo de la cárcel en bicicleta para entrenar Judo (1hora 50 min). Por las tardes hacía tres horas de entrenamiento en el Dojo de Yoseikan. Además, teníamos que cocinar, descansar y hacer el resto de tareas.
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¿Cómo eran los entrenamientos? ¿Tenían alguna rutina prestablecida?
Las primeras horas las dedicábamos a repetir lo básico. La segunda parte del entreno estábamos separados por niveles y entrenábamos de manera libre diferentes formas de Sutemi. Las Katas las dejábamos para después de las clases, cuando pedía a algunos profesores que me dieran clases privadas. Debo decir que nunca aprendí un kata en las horas de clase.
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En alguna de sus entrevistas, David Orange hacía mucho hincapié en el trabajo que se desarrollaba de tai sabaki y en los kata individuales (happo ken kata, tsuki uchi, etc.) como “calentamiento” de la clase. ¿Usted sigue realizando este trabajo hoy en día?
Aún lo hago, pero de otra manera ya que no tengo tanto tiempo.
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Supongo que en su tiempo de uchi-deshi pasarían unos cuantos occidentales por el dojo de Shizuoka ¿guarda especial amistad o mantiene relaciones actuales con alguno de ellos?
Sí, tengo una gran relación con los japoneses y con David Orange.
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¿Qué recuerdos guarda de los maestros asistentes del dojo, como Washizu, etc?
Mis profesores fueron principalmente Kenmotsu, Washizu y Tezuka, y como profesor principal Tezuka, ya que era el mayor de ellos. Fue una época maravillosa la que viví con todos ellos, eran muy amigables, pero antes tuve que demostrarle quién era. Después de un mes pudieron ver que no era un cobarde que iba a abandonar a la primera de cambio y empezaron a invertir tiempo en mí.
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¿Mantiene relación con alguno de ellos?
Tenía una gran relación con Tezuka hasta que murió. Mi relación con Washizu es buena todavía.
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A su regreso a Europa usted ha entrenado también con algunos de los alumnos del maestro Mochizuki, como su hijo Hiroo o Alain Floquet. ¿Qué le parece la evolución del estilo Yoseikan en algunas de las diferentes escuelas como pueden ser Nihon Tai Jitsu, Aikibudo o Yoseikan Budo?
Entrené con Floquet antes de irme a Japón y conocer a Hiroo en 1999. Minoru Mochizuki tenía un gran legado y ha inspirado a mucha gente a lo largo de su vida. En mi opinión, su intención no era perseguir un estilo único, únicamente compartía su vida en el Budo. No era un hombre de negocios, era un maestro Budo. En esta línea, es lógico que la gente que él conoció continúe con aquello que aprendió de él y continúe trabajando desde ese punto. Creo que el Gran Maestro estaba de acuerdo con eso. Tenía una mente muy abierta. Incluso cuando yo estaba en Japón, cambió algunos Kata muy a menudo, y estaba siempre buscando nuevos caminos. No era conservacionista, pero sí un investigador nato.
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¿Mantiene relación actual con alguna escuela en Japón? ¿y con otras ramas de la escuela Yoseikan?
Profesores de todo el mundo se acercan a mí para hacerme preguntas e invitarme a enseñar junto a ellos. Siempre he estado muy ocupado en mi Dojo y en el uchi-deshi que tuve durante 20 años. Ahora tengo más tiempo para viajar y enseñar alrededor del mundo. Mi objetivo es transmitir el legado de Minoru Mochizuki y del dojo Yoseikan tal y como escribí en mi libro sobre el arte del Jujutsu.
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El nombre de Yoseikan inicialmente no tuvo “patente” pero a partir de 2013 el Maestro Hiroo Mochizuki mandó una carta con los “descendientes reconocidos” de la escuela de su padre. En esa carta, al igual que a otros alumnos como Floquet (aunque luego se le incluyó) se le omitió a usted y a otros destacados descendientes técnicos. ¿Qué opinión le merece este intento actual de copyright del nombre Yoseikan?
Los legados deben tener su propio espacio y ser continuados. Yo era muy joven para estar en esa lista, pero puedes preguntar a David Orange acerca de mi relación con Minoru Mochizuki. Es triste ver como la política se ha infiltrado en este legado. Siempre intenté mantenerme al margen de todo esto. Fue Tezuka quién en 1995 me aconsejó, cuando fui designado por Minoru para transmitir su legado en Países Bajos en su nombre, que lo hiciera con la protección de la ley (el copyright). Tengo el derecho a usarlo en la zona Benelux (Bélgica, Países Bajos y Luxemburgo). El Sensei Hiroo sabe esto y es por eso que puedo ser leal al Dojo Yoseikan y a Minoru y continuar su trabajo. Siempre he mantenido el contacto con Hiroo y sus hijos.
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Que le parece el hecho de que el maestro Washizu, profesor asistente del maestro Mochizuki en Shizuoka durante muchos años, haya cambiado el nombre de su “disciplina” a Aikido Gyokushinkai para “evitar” la patente Yoseikan?
Esto me entristece. Washizu es un gran maestro que ahora sigue la escuela de Gyokushin mientras otros profesores siguen la de Seifukai. Eso no me gusta. Conocí a Hiroo durante un congreso en Japón en 1999. Acordamos unirnos a la Yoseikan World Federation (YWF). Me gustó la idea ya que todo el mundo era respetado y podía continuar con su trabajo. Pero al morir Minoru todo se desestabilizó. Fui el único que permaneció en la YWF pero me marché unos años después y algunos más tarde el mismo Hiroo dejo la federación.
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En otro orden de cosas, hemos visto que después de muchos años ha cambiado la ubicación de su dojo. ¿Por algún motivo en particular?
No era el plan, pero el centro de deportes quería usar todo el espacio y expandirse. Teníamos un contrato pero vimos la oportunidad de alquilar el edificio de al lado, una gran oportunidad. Así, fuimos a por ello antes de tener que atravesar un largo proceso jurídico.
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¿Cómo ha visto la evolución del practicante de artes marciales a lo largo de estos años? ¿Hay mucha diferencia en su dojo entre el practicante de los años 80-90 y el actual?
La gente sigue queriendo lo mismo. Solo unos pocos están dispuestos a pagar el precio de la sangre, el sudor y las lágrimas. El estudiante medio se aburre fácilmente y tiene demasiadas opciones para elegir en el mundo de los deportes. Los estudiantes pueden saberlo todo a través de internet, el misterio ya no existe. Pienso que la jerarquía ya no es la misma y las redes sociales y medios como YouTube son algo con lo que los profesores tenemos que lidiar.
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¿Y en el competidor de artes marciales?
Tengo dificultades a la hora de preparar niños para competir. Si soy muy exigente y estricto no son capaces de aguantarlo y los padres se quejan.
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¿Cree que estos cambios pueden ser reflejo en cierta medida de la sociedad en la que vivimos hoy en día en la que todo debe ser inmediato y con el menor esfuerzo posible?
Claro, y la gente se distrae rápidamente. La mayor parte del tiempo los estudiantes saben ya tantas cosas que es difícil que puedan saber más. Estamos demasiado ocupados.
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Por último, maestro, nos gustaría que nos revelara algún deseo de futuro para las artes marciales y sus practicantes.
Entrena tanto como puedas e intenta entender por qué las técnicas funcionan como lo hacen. Confía en la inteligencia de tu cuerpo y en tu naturaleza, tu instinto. Pensar es una herramienta para el estudio y el entendimiento con la que necesitas conectar. El Budo va de la armonía y conectar contigo mismo, el otro y lo que os rodea. La calidad de esa conexión contigo mismo depende del nivel de autoconocimiento y la confianza que tengas en ti mismo. El Budo tiene una gran parte física y mental, la supervivencia y convertirse en un ser humano más fuerte y equilibrado. Se centra en cómo mantener esa fuerza y equilibrio en situaciones de presión y estrés y ser una influencia positiva para tu familia, tus amigos y tu alrededor.
Todas estas lecciones están en el Budo si eres capaz de ver más allá y a través de estas técnicas. Esto es lo que los profesores de Budo necesitan conocer para transmitirlo a sus estudiantes. De este modo, los profesores podrán transmitir los valores reales del Budo a la siguiente generación…


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