Por José Santos Nalda Albiac (obra publicada)
5º Dan Aikido
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En el magacín Aikido et Aikibudo, L’art de la paix – Les dossiers de Karate nº 12, abril 2001, página 76, encontramos una forma de purificación personal que el maestro Ueshiba expresa de esta manera:
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Cada mañana al levantarte pon el corazón en su sitio, dirígelo hacia el Creador y ofrécelo a las personas que te rodean.
Por la noche retoma el corazón, y verás que sobre él hay lágrimas, cólera, tristeza, etc. y a veces sonrisas que han quedado adheridas.
Durante la noche la divinidad lo lava y por la mañana está renovado, y puedes volver a ofrecerlo a tus hermanos de vida.
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El doctor Pierre Warcollier, Profesor de Aikido en París en los años 60 y el primer presidente de la Federación Francesa de Aikido, es autor del libro Aikido, el espíritu de sus técnicas (páginas 145, 178, 184). Cuenta en su libro que los primeros alumnos de Ueshiba que vinieron a Europa a enseñar Aikido relataban que Ueshiba, a pesar de profesar la religión sintoísta, leía con frecuencia los Evangelios, respetaba la figura y las enseñanzas del Maestro de Nazaret, y en una ocasión les dijo que le agradaría que le enterrasen en Jerusalén.
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El maestro francés André Nocquet, 8º Dan, fue el primer europeo que practicó en el dojo de Ueshiba durante dos años (1955-1957) y en una entrevista cuenta lo siguiente:
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En el Dojo el maestro Ueshiba empezaba y terminaba los entrenamientos con una oración al dios del Aikido, y un día André Nocquet le preguntó:
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– Maestro, usted reza siempre, ¿es que el Aikido es una religión?
– No, no es una religión, pero si eres cristiano, serás mejor cristiano con el Aikido, y si eres budista serás mejor budista…
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Me pareció una respuesta sorprendente, y me agradó mucho. Dado que él era japonés, yo tenía miedo que dijese que el cristianismo no era nada importante.
Ueshiba sensei tenía mucho respeto por Jesucristo. Yo vivía en una sala de cuatro tatamis en el dojo, él llamaba a la puerta y entraba y se sentaba cerca de mí.
En una pared había un retrato de Jesucristo y él juntaba las manos y lo saludaba con un gesto respetuoso.
Un día le pregunté si no había una similitud entre sus enseñanzas y las de Jesucristo, y me respondió:
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– Sí porque Jesús dijo que su técnica era amor, y yo también digo que mi técnica es amor. Jesús creó una religión, yo no. El Aikido es un arte antes que una religión, pero si usted practica mucho mi Aikido usted será un mejor cristiano.
Entonces yo le pregunté:
– ¿Sensei puedo seguir siendo cristiano?
El me respondió:
– Sí, absolutamente, usted ha sido educado como cristiano en Francia, siga siendo cristiano.
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Si me hubiera dicho que dejara de ser cristiano y convertirme en budista, yo me habría sentido perdido.
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De sus escritos y enseñanzas podemos deducir que, si bien practicaba los ritos sintoístas, también creía en un Dios creador del Universo….
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