UNO DE LOS MÁS GRANDES EXPERTOS DE KARATE EN EL MUNDO
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FUNDADOR DEL ESTILO SANO RYU KARATE JUTSU
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1ª parte
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Por Michel Coquet
7º dan Kyoshi de la escuela Kokusai Bujutsu Sano-ryu Karate jutsu
Traducción a cargo de Jordi Vila Vila
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Una vez más es para mí un gran honor presentar a los karatekas europeos uno de los últimos grandes maestros de Karate del Japón antiguo. Comenzaré por darles algunos detalles sobre cómo llegué a conocer a este maestro de Karate que, desde entonces, se ha convertido en el fundador de un nuevo estilo: Sano ryu Karate jutsu.
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Empecé en el estilo Karate Wado Ryu con el maestro Hiroo Mochizuki en 1964, cuando en esa época todavía enseñaba el Karate tradicional y no había establecido una síntesis definitiva de lo que más tarde se convertiría en el Yoseikan Budo. Le debo a él haber encendido en mí la pasión por las artes marciales durante mis primeros pasos en el camino del Budo. Sin embargo, el tiempo que teníamos para entrenar en una ciudad como París no me permitía avanzar rápidamente, y unas pocas lecciones por semana no fueron suficientes para mí, especialmente porque el maestro Mochizuki también enseñaba Aikido e Iaido, dos disciplinas que nunca abandoné. Esta falta de tiempo y aspectos profundamente filosóficos, fueron la razón que me llevó a ir al Japón en 1969.
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El padre de Hiroo Mochizuki era el famoso judoka y aikidoka, maestro Minoru Mochizuki que en Japón y en Occidente tenía una reputación bien ganada, habiendo sido uno de los mejores estudiantes de Jigoro Kano en Judo y del maestro Ueshiba en Aikido; además, era un experto en el arte de la espada de la escuela Katori de la línea Sugino. Enseñaba en un viejo dojo tradicional, el Yoseikan, también de gran reputación. El dojo se encontraba en la campiña japonesa, un pequeño paraíso a unos 180 kilómetros de Tokio. Allí fue donde conocí al maestro Sano Teruo. Una semana después de llegar al dojo, cuando ni siquiera había encontrado un trabajo para mi manutención, el maestro Sano me invitó a comenzar a entrenar sin más demora.
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Origen del Karate
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Antes de hablar sobre el maestro Sano Teruo quisiera hacer una pequeña retrospectiva de la historia del Karate para aquellos que no la conozcan.
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El arte de la mano vacía o Karate tiene sus orígenes en China, donde fue establecido, según algunas fuentes, por Bodhidharma (Daruma Daishi en japonés), el tercer hijo de un rey Kshatriya del sur de la India. Era un gran seguidor del budismo contemplativo (Mahayana) y se convirtió en el vigésimo octavo patriarca indio, directamente conectado con las enseñanzas de Buda. En esa época, el budismo estaba en declive y Bodhidharma decidió llevar la esencia de la pura doctrina a China. La fecha de su partida se sitúa tradicionalmente alrededor del año 520 d.C. Transmitió un mensaje esencial: Una transmisión especial más allá de las escrituras, sin dependencia alguna de las palabras y las letras, dirigiéndose directamente al alma del hombre: contemplar su propia naturaleza y realizar el estado de un Buda.”
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Como príncipe de la casta kshatriya (casta guerrera), estaba dotado de una gran cultura marcial que incluía equitación, tiro con arco y una ciencia de los golpes aplicados a puntos vitales (marma), Vajramushti, un arte practicado principalmente en el noreste de India. Bodhidharma también fue instruido en una ciencia de combate llamada Sha-lai, que más tarde se conocería como Kalaripayat. Esto le habría permitido, cuando estaba en China, preparar a sus monjes para que pudieran defenderse durante sus largas peregrinaciones o durante sus misiones como instructores en países salvajes. Bodhidharma también marchó de la India porque se oponía al sistema de castas. El arte del Kalaripayat estuvo y sigue estando basado en las técnicas de combate del cuerpo a cuerpo y con armas. También enseña el conocimiento de los 108 puntos vitales (marma) que se encuentran en la mayoría de las disciplinas del Wushu chino. A esto se le añadieron las disciplinas de los yogas ocultos, lo que hizo que los guerreros indios fueran extremadamente poderosos y temibles.
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Defenderse a sí mismo era una necesidad imperativa, porque las incursiones eran frecuentes en toda Asia, los templos eran quemados y los monjes asesinados. Según los seguidores budistas, la no violencia significaba no atacar, pero uno tenía derecho a defenderse evitando, en el mejor de los casos, matar al oponente. Por lo tanto, el monje misionero utilizaba sólo lo que llevaba, su bastón y las diferentes partes de su cuerpo (puños, codos, rodillas, frente, etc.). Las técnicas reducidas al arte de dar golpes precisos para provocar dolor, parálisis y sincopes, sin necesidad de matar, se desarrollaron en algunos monasterios chinos a partir del conocimiento de los centros vitales (los marmas, bien conocidos en la medicina ayurvédica) y, progresivamente, tomó forma un método, que se convirtió con el tiempo en el Kempo y luego en el Karate japonés.
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Como los monjes eran principalmente religiosos, asociaban el combate contra los delincuentes a la lucha contra las fuerzas del mal, los demonios, y muchas técnicas marciales surgieron de los gestos mágicos (mudra) que se supone tienen ciertos poderes. Veamos algunos ejemplos: el mudra ongyo-in que se usa para ocultarse de la mirada del enemigo y del que encontramos algunas aplicaciones en los katas de Karate. Otro mudra es el basara-a-kongo que simboliza el poder espiritual sobre los demonios, podemos ver cómo la mano derecha de esta divinidad sostiene a menudo el Shoko-cho (en sánscrito: vajra) un cetro, símbolo de la autoridad, que encontramos también en las manos de todos los reyes, hierofantes e incluso deidades (Zeus, por ejemplo). Este cetro o vajra (nacido del vajramushti) servirá como defensa tanto contra los demonios como contra adversarios más humanos. También tenemos el mudra segan semu-in que simboliza la ausencia del miedo y cuya presencia encontramos en el kata Kururonfa o Sochin.
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No debemos olvidar que Bodhidharma dominaba algunas técnicas de yoga como el Pranayama, que es el arte de controlar la energía de vida el prana, y que en el Japón tomó el nombre de ki. Por eso, es normal encontrar algunos ejercicios de respiración, tanto internos como externos, en la práctica de algunos katas de Karate como en el kata Sanchin. En China, la doctrina del Tao aplicada al arte del combate a mano vacía hace un gran uso de la respiración como medio de coordinación en las prácticas del Tai Chi Chuan.
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India y China desarrollaron métodos de lucha de acuerdo con sus aptitudes raciales y a sus concepciones religiosas específicas. Los movimientos buscaban identificarse a la expresión panteísta y los gestos evocaban el diverso mundo de la naturaleza, como la flexibilidad del felino o del bambú, la fuerza del oso, el equilibrio del ave zancuda, la estabilidad de la montaña, la velocidad de la serpiente, los movimientos fluidos del agua, el viento, etc. Estos movimientos se practicaban siguiendo el ritmo de la inspiración y la expiración de la armonía universal, el de las mareas, la luna y el sol, la expansión y la contracción, el frío y el calor, involucrando el eterno conflicto entre los opuestos, un conflicto resultante de la omnipresencia en el mundo de los dos principios del yin y el yang. La realización espiritual, así como el dominio del combate resultaron entonces en el equilibrio de las dos fuerzas en movimiento y de la capacidad para identificarse con el centro de cualquier forma, la nuestra, la del adversario o la del Universo. Este centro representa el aspecto trascendente de todo lo que se mueve, nace y muere. Las formas de movimiento incansablemente repetidas durante los ejercicios dieron nacimiento a otras disciplinas, como el Pa Kua o el Kungfu. Las antiguas crónicas de la dinastía Han mencionan un método con el puño conocido como Shu pu, que puede haber influido en el futuro Karate. Dependiendo de la región, nacieron dos estilos fundamentales: el estilo duro (Wai chia), centrado más específicamente en la fuerza muscular y el estilo suave (Nei chia), que se caracteriza por sus muchos saltos y sus rápidos movimientos.
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El templo donde Bodhidharma vivió, ganó una gran reputación en toda China. De hecho, sus monjes fueron tan admirados como temidos por su excepcional efectividad en la lucha y su admirable coraje. Estos monjes, respetuosos con los principios morales, viajaban a menudo por todo el país y algunos llegaron hasta Corea y las Islas Ryukyu. En Corea, se desarrolló un estilo que principalmente usaba las patadas.
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De China al Japón
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Okinawa era la más importante de las islas Ryukyu porque, durante mucho tiempo, se estableció un contacto íntimo entre China y Japón. Este contacto fue llevado a cabo principalmente por marineros (¡el maestro Sano estuvo mucho tiempo ejerciendo como marinero!) que tenían por costumbre rendir tributo a los chinos y fue entonces en China donde se iniciaron en el arte del combate. En 1400, Okinawa había adquirido un nivel técnico muy alto. En ese momento, la isla estaba dividida en tres partes: Hokuzan, Chuzan y Nanzan. El primer gran experto chino que enseñó en Okinawa fue el famoso Wanshu. Se cuenta que hace unos cinco siglos, el rey de la dinastía Okinawa-sho unió finalmente las tres islas en un solo reino y para mantener el orden y la paz, prohibió a la población cualquier arma. Se dice que fue entonces cuando se desarrollaron, en la intimidad (secreta) de las clases campesinas, las técnicas que utilizaban objetos cotidianos como remos, hoces, cadenas, mayales, palos, etc. Una vez desarrollado, este método tomó el nombre de Kobudo.
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Sin embargo, fue necesario esperar hasta el año 1609 para ver la llegada del segundo desarme político y el desarrollo del arte de la lucha con las manos desnudas. Había grupos de practicantes que tenían por costumbre reunirse en algunas aldeas, y algunos dieron nacimiento a estilos de lucha que llevaban el nombre de la aldea donde nacieron. De esta forma, el pueblo de Shuri fue el origen del estilo Shurite. Las dos escuelas más famosas de Okinawa fueron Shurite y Nahate, que se inspiraron en dos estilos: el duro Go-no-Kempo y el flexible Ju-no-Kempo, y aunque mejoraron mucho con las técnicas chinas, nació una forma muy particular de combate: el Bushite. Los dos grandes maestros de la época fueron el maestro Ankoh-Itosu y el maestro Kanryo-higa-shiona. Fueron ellos quienes levantaron el velo del secreto y finalmente dieron a conocer el arte terriblemente efectivo del combate cuerpo a cuerpo.
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Destaquemos entre las grandes escuelas, la escuela del maestro Mabuni-kenwa (1889-1952), que creó el método Shito-ryu a partir de los dos estilos Shurite y Nahate; la escuela Goju-ryu, fundada por el maestro Chojun-miyagi a partir de las enseñanzas de su maestro Higashiona, quien combinó el estilo de Okinawa con las artes chinas. Más tarde apareció el estilo Shotokan del maestro Funakoshi Gichin, quien hizo una demostración pública en Okinawa en 1904 y una segunda en Japón en 1915. Este maestro se mudó finalmente a Tokio donde enseñó en un dojo en Shoto-cho. Fue él quien, al igual que otros maestros del Budo, instauró el sistema de katas y convirtió este arte de guerra en una disciplina del cuerpo y la mente, incluyendo un Do o camino hacia la maestría y el autoconocimiento del Ser. El Karate adquirió así una nueva dimensión basada en la educación, la ética y la filosofía…
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