Entrevista a José Luis Rueda Castaño

Por EL BUDOKA 2.0
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A la vera del río Guadalquivir, a poco menos de 20 kilómetros de Sevilla, vive nuestro protagonista en la localidad de Alcalá del Río. José Luis Rueda Castaño dirige la escuela Dojang Choson y se reconoce como incansable investigador e implacable divulgador de todo lo que concierne al Hapkido y a las raíces coreanas, que reivindica como patrimonio de la humanidad. Ha viajado por medio mundo dictando seminarios y charlas, pero su labor va mucho más allá de lo puramente marcial. Su labor pedagógica en adolescentes, su empuje, la empatía que genera y que aprovecha para divulgar valores imprescindibles entre los jóvenes, lo sitúa a la vanguardia de una educación moderna, integradora y multifactorial. Con docentes así, el futuro es algo más prometedor de lo que podría parecer.
Además de formar a sus alumnos de Hapkido, José Luis Rueda ejerce como quiromasajista, especialista en terapias naturales (auriculoterapia, reflexología podal, kinesiotaping, masaje tailandés, moxibustión)…
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Hola José Luis, muchas gracias por cedernos un poco de tu escaso tiempo.
Muchas gracias a vosotros por confiar en que pueda decir algo que aporte a vuestros lectores.
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¿Hasta qué punto tiene relación el arte marcial de Corea y las terapias naturales que empleas para aliviar a tus pacientes?
Empecé a estudiar Quiromasaje con la idea principal de conocer mejor la fisiología y la anatomía del cuerpo humano. En Hapkido estamos todo el tiempo usando casi todo nuestro cuerpo e interactuando con el de los demás. Siempre me interesó mucho profundizar en el cómo y el por qué de las técnicas y en las consecuencias de lo que pueden provocar en el cuerpo del otro nuestras acciones.
Con el tiempo me fue gustando cada vez más este “mundo paralelo” y fui conociendo a maestros de Hapkido que también dominan alguna terapia y eso me motivó a seguir profundizando.
Pienso que un hapkido-in está y es más completo en sus conocimientos si domina la biomecánica del cuerpo y sabe localizar, por ejemplo: órganos, vísceras, huesos, inserciones, articulaciones y músculos.
Además, los ejercicios de respiración que hacemos en Hapkido están relacionados con el funcionamiento de órganos y vísceras. Estudiar eso en un concepto amplio y complejo, es muy interesante.
Luego fui contrastando esos conocimientos con diferentes profesionales, por ejemplo con médicos otorrinolaringólogos, expertos acupuntures y otros quiromasajistas. Así sigo y así lo transmito hoy día.
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Actualmente eres cinturón negro 5º Dan de Kwan Nyom Hapkido. ¿Cómo ha sido tu trayectoria hasta llegar hasta aquí?
Pues mi trayectoria hasta hoy ha sido mayoritariamente muy enriquecedora y llena de experiencias que me han ido haciendo la persona que soy. Y digo la persona en su concepto más amplio: el hapkido-in que soy, el amigo que soy, el papá, el marido, el profe, el alumno, el ciudadano que soy hoy, es, principalmente, la consecuencia de las cosas y las personas que me ha ido poniendo delante la vida y, en esa vida, el Hapkido (y en mi caso la cultura Hip Hop) han sido fundamentales para cargarme de lo que sé y lo que soy ahora mismo.
He tenido la oportunidad de conocer varios estilos de Hapkido y de investigar las raíces. Y, aunque obviamente no he estado exento de vicisitudes y malos momentos, el Hapkido ha hecho que perciba la vida como el regalo que es.
He entrenado con maestros y compañeros que me han aportado muchas cosas y conocimientos enriquecedores; he viajado con mi libreta y mi grabadora a cerca de veinte países; he estado esquivando Danes al tiempo que me he estado levantando temprano para quedarme horas mirando al limbo buscando en mi mente ideas nuevas que madurar para mejorar el Hapkido que enseño; me he tropezado mil veces y reído millones gracias al Hapkido y, sobre todo, lo he vivido (lo vivo) de manera intensa. Para mí es fundamental vivir con pasión.
En esa trayectoria de más de treinta años ya, he tenido la oportunidad de practicar y conocer detalles importantes de la mano de grandes maestros y luego los he ido conociendo en profundidad y desarrollando en base a mi propia experiencia.
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José Luis Rueda Castaño

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Tus experiencias en centros educativos darían para escribir un libro, no te pido que nos las cuentes todas pero ¿Puedes hablarnos de alguna en concreto? ¿Estás centrado en adolescentes especialmente? ¿Qué haces, en qué te centras durante tus intervenciones en ellas?
La primera vez que hice algo para un centro educativo fue en la universidad de Sevilla en el año 2005. Le eché una mano a un amigo para que él presentara un trabajo de fin de carrera delante de un tribunal. Hubo una parte en la que era yo quien tenía que seguir la ponencia y, los primeros segundos estuve algo nervioso frente a aquellos señores y señoras que me miraban de arriba abajo. Luego, recuerdo que pensé: “lo que vas a hacer y decir, es algo que dominas….”.
Este amigo mío, días después, me compartió que había conseguido una nota muy alta, entre otras cosas porque les había sorprendido mucho que pusiera allí a un tío descalzo hablando sobre cuerpo, mente y alma… y que dos de los profesores que había en el tribunal querían conocerme.
Desde entonces estuve colaborando con colegios, institutos y universidades.
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Muy interesante. Y a partir de entonces…
He impartido charlas, talleres y seminarios en centros educativos en España y México. Algo curioso que te puedo contar al respecto de todo esto es que, siempre que he leído e investigado cosas sobre los Hwarang o los Samurai, me llamaba mucho la atención el hecho de que era gente, por lo general, muy culta y con disciplina.
A esto le sumo que, en mis viajes a Corea del Sur, he estado en colegios, universidades y academias de música.
Allí hay carreras universitarias en las que las Artes Marciales son asignatura e incluso carrera. Pero, principalmente, me motiva mucho apreciar, de manera real, cómo repercute en la sociedad coreana esa “carga genética” Budista, Taoísta y Confuciana que traen desde sus ancestros.
De alguna manera, siempre he creído que insertar esas disciplinas aquí en occidente en los centros escolares tendría que dar buenos resultados.
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¿Qué resultados has obtenido?
En 2021 trabajé en un instituto con dos grupos de niños disruptivos en una experiencia piloto que duró un trimestre. Al empezar, fue como si estuviéramos dentro de la película Mentes peligrosas. El primer día evité que una niña le rompiera la nariz a otra metiéndome en medio literalmente del puñetazo que le lanzó…
Y sí, puedo hablaros de algo concreto. Permíteme compartiros un par de cosas:
Tuve una alumna en ese trimestre que, entonces tenía casi 18 años, siempre gritaba y respondía mal. Su mirada estaba cargada de ira y de vete a saber cuántos conflictos mal solucionados o aparcados en su interior…
Interrumpía cada veinte segundos y, con mirada fría, me miraba fijamente y me decía que ella quería ser narcotraficante igual que su padre.
Las semanas seguían avanzando y era casi imposible hablar con ella más de treinta segundos sin que desviara la atención o insultara hasta a las moscas que volaban… pero un día conseguí que me comentara que le encantan los niños pequeños.
Estuve buscando información acerca de profesiones relacionadas con los niños y, en la próxima clase, le entregué un dossier impreso con lugares donde podría estudiar, tanto por lo privado como en la enseñanza pública, diferentes profesiones relacionadas con los niños. La invité a venir a mi escuela para que viera de cerca esa energía tan bonita que transmiten los peques, y ahí la vi sonreír por primera vez. Su mirada cambió… En la actualidad está trabajando con niños y sigue formándose…
Lo otro que os quiero compartir es que actualmente trabajo en uno de los institutos más grandes de Andalucía. Formo parte de un equipo de cerca de 90 profesores en el que se ha incluido la educación emocional a través de la experiencia de un profesional de las Artes Marciales. Se llama Programa Ekipo y estoy cuatro horas a la semana con niños y niñas de primero y segundo de la ESO que, por diferentes circunstancias, pues no terminan de encontrar la motivación suficiente para estudiar. Es un trabajo muy complicado y gratificante al mismo tiempo.
Ojalá hubiera muchos programas así por todo el país.
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Fuiste campeón del mundo en la modalidad de defensa personal del campeonato mundial de Hanminjok Hapkido (Busan-Corea del Sur)… ¿Qué puedes contarnos al respecto? ¿Qué otros triunfos te gustaría compartir para nuestros lectores?
Sí, en Abril de 2006 participé por primera vez en un campeonato mundial de Hapkido y, ese año, el tribunal que había determinó que mi actuación técnica merecía esa medalla. Fue una experiencia muy bonita y que vivimos con mucha ilusión y, realmente, conseguir esa medalla, fue el fruto de un montón de horas de preparación, pero no me gusta llenar horas de Facebook y paredes con este tipo de cosas.
Creo que cualquier competición que se prepare con el anhelo de seguir divulgando el Hapkido puede ser interesante, sobre todo si están organizadas por gente de Hapkido y no por federaciones intrusas. Pero el Hapkido, obviamente, no es un deporte.
Respecto a otros logros que pueda compartir… pues muchos: mis dos hijos pequeños piden las cosas por favor; he visto Seúl de noche desde un barco y desde su torre; me he pintado las manos en las pirámides de Teotihuacán tal y como lo hacían los Mayas; he meditado junto a un lago en Suecia; he probado uno de los mejores Hot Chocolates en un centro comercial de Sidney y he creado, junto a mi hermano Hugo, una familia entre México y España; he vivido momentos inolvidables con alumnos y amigos y he escuchado a mujeres que han sido maltratadas decirme gracias porque el Hapkido les ha cambiado la vida; he llegado a casa con una cesta de frutas que me han regalado dos madres una noche cualquiera, así, porque sí; he podido hablar con Yi Han Ye y con gente que “defiende” el legado de Choi Yong Sul; conocí a mi mujer gracias al Hapkido; he entrenado y observado mucho, como debe ser; he dormido en Tatamis de muchas provincias españolas y también en Berlín, Korea o Guadalajara; he tenido muy de cerca la famosa Tripitaka coreana y he hecho tiro con arco tradicional coreano rodeado de montañas…
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Con respecto al Hapkido ¿Cómo ves la situación actual? Parece que la desunión sigue estando al orden del día…
El Hapkido está creciendo en muchos lugares del planeta. Lo sé porque lo he visto y por que tengo contacto con bastantes profesionales alrededor del mundo. Lo que creo es que mientras siga haciéndose desde el corazón y con la verdadera intención de aportar cosas positivas a la vida y al desarrollo de quienes llegan al Doyang buscando eso, irá bien.
A priori podría caber pensar que, en un mundo de disciplina y respeto como es el de las Artes Marciales, no cabe la lucha de egos que se traen algunos pero, nada más lejos de la realidad…
De todas formas, en mi caso personal y profesional, tengo que deciros que no vivo esa “desunión”. Sé que la hay y la padezco, pero mí día a día es diferente y alejado de todo eso. Desde hace décadas tengo muy buena relación con compañeros de otros estilos de Hapkido y de otras Artes Marciales y lo que hacemos es compartir experiencias y enriquecernos. Tengo mucho que aprender todavía de Yang Hum Kwan; de Do won; de Biyon Kwan; de Kido Hae; de Sin Moo; de casa Corea… no pienso invertir demasiado tiempo en discutir si es cierto que Choi Yong Sul dejó seis mil herederos o si hay federaciones, programas o estilos que son mejores que otros. Lo que sÍ tengo claro es que las personas y el Hapkido están primero que todo eso. El Hapkido es patrimonio de la humanidad, y eso no lo puede cambiar ni siquiera los que compran y venden danes…
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Me parece que es buen punto de partida.
He visto a gente con muy buenas palabras, un Dobok súper llamativo y treinta y nueve rallas en el cinturón y han terminado el entrenamiento con el peinado igual de intacto que cuando empezó. Y he visto también a un compañero del País Vasco que sale casi siempre en camiseta y sin peinar aportando cosas muy interesantes. Eso es lo que importa: el día a día y estar en contacto real con la gente para aprender, enseñar y divulgar el Hapkido sin que importe el continente más que el contenido.
Hay quien invierte más tiempo en Instagram que en el Doyang
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¿Abogarías por unificar criterios y tratar de fortalecer este arte marcial a través de alianzas con diversas organizaciones? O eso es una quimera?
Mira, si pudiéramos reunir a treinta grupos de Hapkido de estilos diferentes y saliéramos de uno en uno a hacer una pequeña exhibición todos vestidos con el mismo chándal, el público vería que lo que hacemos es muy similar en los treinta grupos. Tendría que haber gente muy experta para que acertara a ver determinadas diferencias.
Creo que, al menos por ahora, la unión existe entre algunas escuelas que se respetan y comparten algún evento, pero a nivel más “global”, lo impide el ego, el Business y la mentira.
A parte de eso, es muy complicado unificar criterios por la propia idiosincrasia del Hapkido. Me explico: la mayoría de los profesionales que me he ido encontrando, conocen más de un programa de Hapkido, más de una “visión”. Es más, nada más “nacer” el Hapkido, ya había polémicas… ¿Cómo lo hacemos para unificar criterios?
He visto grupos de técnicas casi idénticos que, en un estilo lo enseñan en cinturón amarillo y en otro está en segundo dan.
¿Quién impone un orden? Hay una federación deportiva en nuestro país que ha estado “convalidando” o casi “regalando” el primer Dan de Hapkido al graduarte de primer Dan de un determinado deporte ¿Cómo hacemos para dejar eso atrás? ¿Quién puede poner orden ahí para que se tomen en serio al Hapkido?
Además ¿estaríamos dispuestos todos a ceder espacios para entender que hay cosas que los demás entienden mejor que nosotros?
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Está clara la dificultad que entraña eso…
Lo que creo es que el Hapkido es un Arte Marcial fresco, vivo. Hay una frase muy buena de mi maestro, el G.M. Geoff J. Booth, que aparece en los carteles de su Doyang: “Valores tradicionales, conceptos modernos”. Lo comparo a veces con las formas de hablar que tenemos en Andalucía: por mucho que algunos se empeñen en decir y pensar lo contrario, nuestra forma de comunicarnos está siempre en constante evolución, sin olvidar las raíces por supuesto. El Hapkido: igual.
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Has estado involucrado en múltiples eventos de carácter solidario en distintos lugares… ¿Nos hablarías de algunos de ellos?
En efecto, desde hace años las actuaciones solidarias forman parte de la vida de nuestra escuela. Este tipo de conciencia y formación nos hace a todos más humanos…
Si habéis visto esas imágenes en la que un grupo de niños pegan y se burlan de un compañero con capacidades diferentes y eso os hizo sacar los demonios, tengo que deciros que también hay otro lado si sabemos trabajarlo en esa juventud. Ojalá, al leer esto, alguien se sienta feliz: Mis alumnos han reunido dinero para vacunar a doscientos niños en Tanzania y, ellos mismos, decidieron al año siguiente que el dinero recaudado sería para llenarles un silo de comida a esos niños hijos de viudas Maasai.
Enviamos una tonelada de material y comida al Sáhara y otra tonelada cuando estalló la invasión de Ucrania.
También colaboramos con Greenpeace y hacemos actuaciones más cercanas: recogemos juguetes todos los años para niños que no tienen nada; ayudamos a un pequeño que necesitaba un perro guía y hemos reciclado cerca de cincuenta toneladas de diferentes materiales. También somos escuela “Brotes y Raíces” que es la “filial” de la Fundación Jane Goodall en España y hemos puesto en marcha un sinfín de proyectos de conciencia ecológica y solidaria. Por ejemplo, mis alumnos participaron en un proyecto con los militares españoles que hay en la Antártida.
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Realmente un magnífico ejemplo de solidaridad. Cambiando de tema, has impartido multitud de seminarios en España, Sudamérica, África… ¿La mayoría dedicados al Hapkido?
Sí. Y, aunque los he impartido, considero que siempre he sido yo el que más ha aprende. Voy con mi libreta como si fuera un hueso más de mi cuerpo. Cuando estoy impartiendo un seminario o una charla, mi trabajo es doble porque, al tiempo que comparto materia, tomo anotaciones de cómo lo reciben los asistentes, de sus reflexiones y reacciones… De cuánto de complicado o fácil se les hace entender algunas técnicas o dinámicas. Luego, en mi “laboratorio” de casa, lo maduro y le saco jugo para intentar mejorar la siguiente clase, el siguiente seminario.
He impartido seminarios fuera de España en Buenos Aires, Montevideo, Hannover, Fez, Sidney, Guadalajara, Tepic, Berlín, Carolina del Norte, Lisboa, Filadelfia… y también en muchas provincias de aquí. Todos han sido regalos.
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Seguramente de lo que más orgulloso estarás, y corrígeme si me equivoco, es del documental que dirigiste y en el que participaron diversos adolescentes bajo el título Almas de construcción masiva. Un documental que recomendamos encarecidamente a cualquier persona, tenga o no que ver con las artes marciales, con la educación, etc. ¿Cuánto tiempo os llevó su confección? ¿Qué recuerdas? ¿Qué tipo de repercusión te ha llegado?
Es uno de los trabajos que más me llena, sí. Ten en cuenta que estuvimos rodando en varios países. Nos llevó más de cinco años de trabajo. Dos de ellos estuve buscando la forma de entrevistar a Pepe Mujica y, lo conseguí; conseguí el correo de su secretaria personal y me dio una cita, pero lamentablemente se puso malo estando en Uruguay y no pudo ser… pero eso, solo eso, fueron dos años de correos.
Al mismo tiempo estuvimos hablando con médicos y profesores, con alumnos de primaria, secundaria y universitarios y también, con profesionales del Hapkido.
Cuando lo tuvimos acabado, hubo dos productoras que se interesaron por el documental. Estuve en Madrid viéndolo con una señora que hace trabajos para Movistar, le encantó, pero nadie dio el paso de emitir un documental que hace pensar.
No obstante, Almas de construcción masiva ganó cuatro laureles en cuatro países diferentes y hay una invitación pendiente para ir a hablar de él a Los Ángeles, en una comunidad que trabaja con chavales que tienen diferentes problemas sociales.
Está en YouTube y, además de médicos, alumnos y profesores, también aportan su testimonio y un poquito de su experiencia vital Odile Rodríguez de la Fuente y El Chojin, que, además de comunicador, pensador, escritor y Rapero, también es Artista Marcial desde pequeño.
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Muchas gracias por tu tiempo, José Luis, y enhorabuena por tu impresionante trayectoria.
Muchas gracias a vosotros. Tenemos mucha suerte de tener en España a gente que sigue escribiendo y publicando sobre Artes Marciales y cultura oriental. Gracias…


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