Por César González Monteghirfo
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“En Karate no es tan importante la tensión o la fuerza sino la energía que nace en el Hara y que se transforma en potencia explosiva”
“La evolución no es incompatible con la tradición. Es más, la enriquece”
El estilo Shorin ryu Kyudokan tiene la particularidad que durante varias décadas solo se conocía en Okinawa (su lugar de nacimiento) y en Argentina. Fue el Sensei Oscar Masato Higa 10° Dan quien lo difundió por el mundo.
Ahora vamos a conocer un poco más a este maestro que habla de la evolución dentro de la tradición y de los diferentes principios de movimiento de su línea Kyudokan Higa Te.
Con un hablar pausado y ameno, sus palabras son tan claras y precisas como los movimientos de su kata.
¿Quién fue su primer maestro?
Mi primer y gran maestro fue mi padre, Jintatsu Higa, que fue el que más influyó en mi formación y evolución como practicante de Karate.
¿Qué edad tenía cuando comenzó a entrenar?
Tenía seis años cuando empecé a “entrenar” con mi padre. Digo entrenar entre comillas porque obviamente no eran clases formales ni muy exigentes y fui creciendo entre esas prácticas y las conversaciones de karate en el ámbito familiar en una época en que poca gente sabía de qué se trataba el Karate. Con el tiempo, mi padre cada tanto me incluía en las lecciones que le daba a su ahijado Tsuneo Nakandakare.
¿Dónde comenzó a entrenar?
En nuestra casa, en el barrio de Belgrano en Buenos Aires, ya que en aquella época mi padre no tenía un Dojo a disposición.
¿Tuvo otros maestros?
Sí, mi tío Yuchoku Higa, creador de la escuela Kyudokan y el Maestro Michihisa Itaya, de la escuela Shotokan.
Lógicamente a mi tío Yuchoku lo considero también mi otro gran maestro que me introdujo en las técnicas Kyudokan. Una vez, en Okinawa, hace muchos años me dijo: “Yo trataré de transmitirte la síntesis de lo que me enseñaron mis maestros y la síntesis de mis 50 años de práctica. Pero si a eso vos no le agregás tu propia experiencia, tu propia esencia, creatividad y evolución, tu Karate no será completo y no trascenderá. Desde entonces sentí que el Karate, además de tradición, también es evolución. Como dije antes, también tuve como maestro a Michihisa Itaya, que era entonces el representante de la escuela Shotokan en la Argentina e introductor del Karate deportivo en el país. El Maestro Itaya frecuentaba nuestra casa asiduamente y asimilaba a través de mi padre, conceptos y características del antiguo Karate de Okinawa. Aprovechando esta relación, pedí a mi padre que le preguntara al Maestro Itaya sobre la posibilidad de poder participar en torneos, ya que nunca había tenido la posibilidad de participar en competiciones deportivas de Karate. El Maestro Itaya aceptó pero con la condición de que debía aprender los Katas de la escuela Shotokan, ya que en aquella época –hace casi 50 años– el reglamento preveía que se aceptaban sólo Katas de la línea Shotokan. Así, durante dos años fui también alumno del Maestro Itaya y pude competir en numerosos torneos logrando éxitos deportivos, tales como el Torneo Metropolitano, el Torneo Interregional, el Campeonato Argentino, el Campeonato Rioplatense y el Campeonato Sudamericano, tanto en Kumite como en Kata. Además tuve la satisfacción de haber sido el primer cinturón negro Shotokan en la Argentina. Hoy tomo mi pasado deportivo como una experiencia más en mi vida de practicante. Pero tengo bien claro –como decía mi padre– que “El verdadero Karate es para toda la vida”.
¿Entrenó usted otras artes marciales?
Sí, el Kobudo, o sea el empleo de armas autóctonas de Okinawa. Mi maestro es actualmente el Sensei Kotaro Iha, Director Mundial de la escuela de Kobudo, Ryu Kyu Kobudo Ryukonkai.
Hay historias de su padre que son asombrosas. Muchos dicen que era un hombre adelantado a su época por las ideas que tenía. Por favor, cuéntenos sobre él. ¿Con quien aprendió? ¿Donde? ¿Cómo era su técnica?
Cuando digo que mi padre fue mi gran maestro, no es sólo una forma de decir. Él fue mi modelo, mi guía, el que marcaba mi camino. Es verdad que era un adelantado de la época. Sus concepciones sobre el Karate no tenían límites. Pero al mismo tiempo era un tradicionalista que respetaba la historia y las raíces del Arte. Se caracterizaba por tener una velocidad, agilidad y reflejos extraordinarios y una precisión fuera de lo común. Su patada frontal (mae geri) con la técnica tsumasaki (el segundo dedo montado sobre el dedo gordo del pie) era impresionante. Lo he visto agujerear gruesas tablas y hasta los ladrillos huecos de mezcla de cemento. Con la velocidad que tenía, hacía que el impacto no provocara la rotura de la madera sino que ¡dejaba el orificio! Además él fue el precursor de la utilización del Hara en combinación con la dinámica particular de la cadera que potencia más el uso del Ki o energía interna. Esta característica que traté y trato de desarrollarla aún más, es una de las bases fundamentales de nuestra escuela Kyudokan Higa Te.
La técnica Kyudokan Higa Te exige que los codos estén muy cerca del cuerpo para protegerlo, pero esto no le resta potencia a los golpes o defensas por el tipo de movimiento que hacen con la cadera. ¿Quién creó ese movimiento de cadera?
Como dije en la pregunta anterior, mi padre fue el precursor y yo trato siempre de mejorarla. Se trata de lograr potencia no a través de mayor espacio y movimiento sino a través de la explosividad producida por la energía del Hara. Siempre dije que en Karate no es tan importante la tensión o la fuerza sino la energía que nace en el Hara y que se transforma en potencia explosiva. El trabajo particular de la cadera maximiza esa explosividad.
Si no me equivoco, durante 4 décadas aproximadamente, Shorin ryu Kyudokan solo existía en Okinawa y Argentina. Usted en 1990 fue quien comenzó a difundir la escuela por el mundo. ¿En cuantos países se encuentran dojos Kyudokan Higa Te?
En el año 1988 me nombran, en Okinawa, Director Técnico Mundial de la Escuela. En aquel momento sólo había Kyudokan en Okinawa, Argentina, Ecuador e Italia. En Ecuador se introdujo la escuela en el año 1978 cuando viajé allí por primera vez. Y en Italia comenzó con la Escuela mi alumno Antonio Policrisi en el año 1988. A partir de mi nombramiento como Director Técnico Mundial, me traslado a la ciudad de Los Ángeles e introduzco por primera vez el Karate Shorinryu Kyudokan en Estados Unidos. A fines de 1989 me instalo en Italia y con sede mundial (Hombu Dojo) en ese país inicio la difusión en todo el mundo. Hoy Kyudokan Higa Te tiene filiales en 29 países y dentro de mis posibilidades de tiempo trato de dar apoyo técnico y de escuela a todas las filiales del mundo.
En una entrevista usted habla de la evolución dentro de la tradición. Kyudokan Higa Te es un estilo tradicional pero siempre busca mejorar detalles técnicos, principios de movimiento sin romper la tradición. Por favor ¿Puede explicar los diferentes principios de movimientos de su escuela?
Efectivamente. Dije siempre que la evolución no es incompatible con la tradición. Es más, la enriquece. Es muy fácil decir: “Yo hago siempre lo mismo porque soy tradicionalista”. Muchas veces se arrastran errores técnicos y conceptuales durante años. Pero claro, es más cómodo seguir haciendo siempre lo mismo. He tratado siempre de evolucionar, sobre todo en la dinámica del movimiento. Esto no quiere decir que cambie la esencia de una técnica o la secuencia de un Kata. En esta búsqueda constante del perfeccionamiento, es muy importante también la transmisión de la estética y la belleza como parte integrante y fundamental del Arte del Karate. Trabajar sobre la evolución dinámica en función de esto es parte de mi búsqueda cotidiana.
En cuanto a los principios de mi escuela, son 7 que actúan en forma simultánea y sincronizada.
- a) MIO MAMORU: Es el principio de defender, proteger, cubrir, cerrar el cuerpo, basado en el instinto de conservación del ser humano.
- b) HARA-KI: El desarrollo del Ki (energía interna) a través del trabajo sistemático del Hara.
- c) MARUMI: El aprovechamiento de los gestos circulares.
- d) MUCHIMI: La elasticidad, resistencia y consistencia de la técnica.
- e) YIN-YANG: El principio de la armonía de los contrastes.
- f) KOKYU: El dominio de la respiración.
- g) CHAKUGAN: La mirada en relación a la concentración y a la orientación de la técnica.
Cuando se logra la sincronización natural y, en estado de muga (no yo) se realiza la técnica, ésta saldrá espontáneamente, sin ninguna interferencia racional entre el ejecutor y la acción. Entonces la destreza física se transforma en Arte.
¿En que año y por qué crea usted el kata Higa no Kushanku?
Fue en el año 1989 porque sentí una sensación que me impulsó a crear el Kata Higa no Kushanku como homenaje a mi padre Jintatsu y a mi tío Yuchoku –mis maestros– utilizando técnicas practicadas por ellos. Al principio lo practicaba en forma personal, sin exhibirlo. Con el tiempo lo fui incorporando dentro de mi programa de exhibiciones. De cualquier manera nunca lo enseñé formalmente. Tal vez en el futuro lo incluya en el programa de Katas de la Escuela Kyudokan Higa Te.
En una entrevista usted dice que su Kata preferido es el Higa no Kushanku. Para llegar a la conclusión de elegir un kata sobre tantos otros ¿En que se debe fijar el alumno para la elección? Hay un tiempo mínimo de práctica para la selección de un kata? Se puede elegir cualquier kata, no importa si es básico o avanzado?
Sí, es mi preferido por cuestiones técnicas y afectivas. Pero también me gustan otros Katas, como Jitte, Passai Dai y Sochin. En cuanto a la elección de un Kata, en general la elección se produce naturalmente por decantación propia. Influye mucho el hecho de que al practicante debe gustarle el Kata que ejecuta. Debe ser una satisfacción ejecutar el Kata elegido. Obviamente influye también si el ejecutor no encuentra dificultades técnicas cuando realiza la secuencia del Kata. Se debe sentir mucha convicción técnica y ejecutarlo con verdadero placer. Lógicamente la elección es en base a los Katas que conoce en función del tiempo de práctica, experiencia y nivel técnico. En base a esto va elaborando sus preferencias. Repito, es fundamental que al practicante le agrade el Kata en el cual piensa especializarse. Digo esto porque a veces uno quiere emular a uno más avanzado tratando de realizar el mismo Kata y esto a veces es un error. Y también se ven casos que uno elige un Kata para un torneo y hace la elección en función de lograr mayor puntaje por parte de los árbitros. Una cosa es el éxito en un torneo y otra cosa es querer y sentirse totalmente identificado con el Kata elegido.
Usted viaja por todo el mundo enseñando. ¿Puede contarnos cuál es su entrenamiento?
En general, teniendo en este momento mi residencia en Europa –Palermo, Italia– mis seminarios en toda Italia y en países europeos los realizo los fines de semana (de viernes a domingo y eventualmente los jueves). En cambio para los seminarios intercontinentales, se requieren más días (entre 7 y 10 días), salvo casos aislados. Hace poco en Filipinas estuve 18 días. El resto lo dedico al Hombu Dojo de Palermo. Allí me entreno todos los días un promedio de seis horas al día. Mi entrenamiento no es exclusivamente técnico ya que hago ejercicios aeróbicos (sobre todo bicicleta), makiwara, kote, bolsa, chishi, la rutina de potenciamiento físico con sobrecarga, movimientos gimnásticos y stretching. Técnicamente, la base de mi entrenamiento es el perfeccionamiento y evolución de los principios fundamentales del Kihon. La repetición constante en todas las técnicas en función del mejoramiento de la gestualidad, ocupa un lugar importante en todas mis prácticas. Sé que dominando los principios del Kihon naturalmente esto se transmite en todos los movimientos y gestos de todos los Katas. Obviamente en mayor y menor medida dedico también mi tiempo al entrenamiento específico de los Katas, a las técnicas de Kumite y al desarrollo de técnicas alternativas y variantes de las ya existentes.
También enseña Kobudo. ¿Es compatible la práctica del Kobudo con el Karate?
Totalmente compatible, más aún, las posiciones, los gestos técnicos y algunos principios son iguales al Karate. Es como si el arma fuese una prolongación del propio cuerpo. Por eso, una persona que practica Karate (al menos de nuestra escuela) y comienza con el Kobudo es más aventajado que aquél que no lo practica.
Qué considera que es mejor ¿aprender técnicas y estrategias nuevas o perfeccionar lo que ya se sabe? O ambas, claro…
Las dos cosas. Por supuesto para el que dispone de tiempo necesario. Para el que no lo dispone, es preferible que perfeccione aquello que ya sabe. Lo importante es saber que no son incompatibles. Desde luego con el límite que da la lógica y la experiencia. No se puede pretender aprender todos los días algo nuevo o buscar todos los días una nueva táctica y estrategia. Hay un dicho que dice: El que mucho abarca poco aprieta. En Karate es lo mismo…
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