Por Juan Villar y Antonio García
El trece veces campeón del mundo de Kickboxing combate para evitar quedarse postrado en una silla de ruedas tras un grave accidente.
Simón González: “Éste es un reto más que hay que vencer, dejándote caer no consigues nada…”
El gallego Simón González, con sus trece títulos mundiales, es uno de los luchadores más laureados de la historia del Kickboxing español. Un palmarés envidiable que nadie le ha regalado. Para conseguirlo ha tenido que sacrificarse mucho y superar muchas barreras, y esta experiencia le ayuda ahora en el combate más exigente de su vida, en su lucha por evitar quedar postrado en una silla de ruedas tras un accidente doméstico que sufrió el pasado año al caer desde una altura de seis metros cuando trataba de subir al tejado de su vivienda con motivo de unas humedades.
Simón cayó de pie y el impacto le provocó la rotura de una vértebra y una lesión de médula. Fue operado después de dos interminables semanas postrado en una cama del hospital Juan Canalejo de A Coruña, pero no ha conseguido recuperar la sensibilidad en las piernas. Las posibilidades de recuperación, según los médicos que le atienden, son muy reducidas, pero Simón González tiene claro que no se va a rendir: “Mientras haya una posibilidad voy a luchar por la recuperación. Estoy acostumbrado a toda clase de retos y a circunstancias de la vida. El deporte te lleva a pasar fases buenas y malas, tanto en los entrenamientos como en la competición y hay que superarlas. Éste es un reto más que hay que vencer y seguir luchando. Dejándote caer no consigues nada. La vida es una pelea y día a día tienes que ir superando circunstancias. Hay gente que se deja vencer, pero esa no es mi forma de ser”, señala el púgil gallego.
El refugio de su gimnasio
Tras pasar toda la semana en el hospital Juan Canalejo, donde sigue el proceso de rehabilitación, los viernes regresa a Vigo para pasar el fin de semana en el lugar que más ánimos le da y le permite mantenerse en contacto con la pasión de su vida: el gimnasio donde enseña a muchos jóvenes deportistas las habilidades del Kickboxing. Sus alumnos elogian su capacidad de lucha y le dan ánimos. “Es un ganador y no se rinde”, “te anima él más a ti que tú a él”, “es como un padre”, dicen de Simón, para quien el arte de enseñar es más difícil que el de competir: “Es una faceta más complicada que la de competir. Transmitir los conocimientos que tienes no es fácil. Cuando vas conduciendo sabes lo que tienes que hacer, pero si vas de copiloto vas más nervioso. Yo en la esquina lo paso mal, me pongo nervioso y a veces grito demasiado. Hay que ser un poco psicólogo porque hay chicos que funcionan más si se les grita y otros se hunden, y yo aún tengo que aprender mucho de psicología, que es tan importante o más que enseñar la técnica”, comenta.
Cree que por su palmarés a sus púgiles se les exige más que a los de otros clubes por parte de los árbitros: “Me lo han reconocido algunas veces, pero claro, eso desanima a los chavales cuando ven que pierden combates que merecían ganar”. Alguno ya ha llegado lejos, como es el caso de Alfonso Valcárcel, quien ya ha conseguido éxitos en diferentes artes marciales y este año consiguió el tercer puesto en el campeonato de Europa (Wako) en Bilbao, en la categoría de Superpesado. “Lo que sé se lo debo a Simón, es el mejor maestro”, afirma… (artículo entero en la revista).
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