Por Guzmán Ruíz Garro
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Continuamos descubriendo diversos aspectos del Hapkido gracias al maestro Guzmán Ruiz Garro, cinturón negro 7º Dan de Taekwondo y 6º Dan de Hapkido por la RFET, tras la entrevista aparecida en EL BUDOKA 2.0 donde explicó los contenidos de su último libro Conductas agresivas: control y manejo.
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Previo a los contenidos de este apartado técnico, me gustaría saber su posición sobre la siguiente pregunta: ¿Cómo se considera maestro, profesor o instructor de artes marciales?
Sin dudarlo: estudiante y enseñante. La condición de maestro debería reservarse para personas excepcionales, las que han dedicado su vida a la investigación de un arte marcial.
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¿Su formación marcial únicamente se sustenta en los saberes que le han sido transmitidos?
La mayoría de los profesores de artes marciales basan sus enseñanzas en unos programas que les han sido transferidos, pero convendría profundizar en el análisis de los rasgos distintivos. Prefiero que el conocimiento no se apoye solo en las opiniones o apreciaciones personales, por muy buenos guías que tengan las organizaciones o asociaciones marciales. Antepongo fundamentarme en la investigación, en el estudio racional, objetivo y sistemático, en un conjunto organizado de saberes interrelacionados. Con esta aseveración no quiero repulsar el modelo que se basa casi exclusivamente en la experiencia.
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¿Podría mencionar ejemplos prácticos de esa visión científica?
Mencionando una instrucción habitual en los gimnasios, la aplicación de las técnicas en la defensa personal (hoshinsul), precisaré algunas afirmaciones inexactas: no es el tiempo de reacción, sino la velocidad de anticipación, la que define las especiales destrezas –con fuertes componentes cognitivos– que se requieren en la autodefensa.
Con la medición del tiempo de reacción, nos centramos en los reflejos, pero dejamos fuera la consideración de variables cognitivas que son fundamentales en el entrenamiento y práctica de habilidades marciales.
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De sus matizaciones se deduce que no basta con formarse por transmisión oral, so pena de errar…
Si nos referimos al talento que tienen como soporte la voz, la expresión corporal y la memoria, creo que es insuficiente.
Cito un ejemplo: Sabido es que las técnicas de manipulación en determinadas áreas del cuerpo humano (puntos hyoldo) pueden producir disfunciones. No es imprescindible dominar el arte de solfeo para tocar los instrumentos, pero si queremos optimizar al máximo las técnicas, aprender a leer la partitura, equivale a saber que por la muñeca pasa el nervio radial. Este nervio va desde la axila bajando por la parte posterior del brazo hasta la mano y posibilita la movilidad del brazo, la muñeca y la mano, y ejercer una presión prolongada sobre el nervio provoca mononeuropatía (hinchazón o una lesión en estructuras corporales cercanas).
En el caso que nos ocupa, el golpe, la fricción o la digitopresión, en P8 de acupuntura, en la parte interna de la apófisis estiloide, acarrea dolor neuropático como consecuencia del funcionamiento anómalo del sistema que conduce y analiza los estímulos externos doloroso (nociceptivos) que nos alertan, protegen, defienden de un daño.
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Además de Hapkido, usted practica Judo y Jiu-Jitsu. ¿Esas observaciones tan distintivas valen también para los deportes de combate?
Sí, por supuesto. Las acciones técnico-tácticas en el Judo, de forma metodológica, poseen una estructura cinética en fases y una disposición motora basada en la biomecánica de las acciones (movimientos) deportivo-motoras. Estas dos estructuras forman un conjunto autónomo de funciones, un sistema biomecánico. Ahora bien, el Hapkido, al no ser un deporte, dispone de un elenco de recursos que en el Judo o en el Jiu-Jitsu se restringen muchísimo por sus reglamentos. Ejemplo: las proyecciones (donjigui/ yusul). En japonés: técnicas tachi-waza.
La proyección de la escuela coreana difiere de la japonesa. Una característica notable es la inmovilización previa de la mano de palmeo; esto hace que la caída sea mucho más dura. Partir de una luxación articular también supone mayor eficacia y, consiguientemente, un riesgo creciente de lesión para el kongkyokja (agresor). Cuando un hapkidoin ejecuta una proyección, puede optar por acompañar al desequilibrio del oponente el pellizco en los tejidos de la piel (daño tisular) o en los músculos, la manipulación de las articulaciones interfalángicas, el pateo previo… Ejercitarse en un arte marcial con fundamento, nos obliga al estudio de la anatomía del cuerpo humano, también a entender el funcionamiento de células, órganos y sistemas (fisiología).
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¿Nos podría instruir con algún razonamiento sobre la estrategia en el enfrentamiento físico?
La elección de la estrategia para salvar una situación de conflicto debe basarse en dos parámetros fundamentales:
La interrelación física entre el atacante y el defensor, lo que tiene que ver con la corpulencia y la apariencia en general, y los aspectos psicológicos y emotivos de ambos intervinientes.
Muy importante a considerar es el tiempo de respuesta ante un ataque. Veamos qué formula la Ley de Hick, también conocida como Ley de Hick-Hyman. Ésta es una teoría sobre el movimiento o reacción humanos que, básicamente, establece que el tiempo que se tarda en tomar una decisión aumenta a medida que se incrementa el número de alternativas.
Por tanto, no es cuestión de entrenar muchas destrezas de autodefensa porque, efectivamente, cuantas más técnicas conozcas, más tiempo tardarás en reaccionar. Es más, si no conoces qué tipo de estímulo vas a recibir tienes, en primer lugar, que clasificar este estímulo y luego elegir que respuestas de entre las posibles aplicar.
Tampoco es lo mismo repeler una agresión ilegítima en un lugar más o menos límpido, donde dispongamos de espacio para movernos, que en uno donde no tengamos prácticamente capacidad para desplazarnos para esquivar.
Preparar a una persona que no dispone del tiempo necesario para asentar unos conocimientos amplios de autodefensa, implica optar por un método de enseñanza que aúne calidad técnica y sencillez en la ejecución, sin barroquismos propios de las escenografías de gimnasio.
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Después de disertar sobre todos estos aspectos, ¿se podría afirmar que la enseñanza de las artes marciales está infravalorada?
Sin duda. Yo doy clases a alumnas de la Universidad Pública del País Vasco, muchas son de medicina, y tengo que preparar a conciencia los contenidos que imparto. No vale con soltar cuatro perogrulladas. Hay que elevar a la categoría que se merece la docencia en nuestras especialidades o modalidades: Hapkido, Judo, Taekwondo, Boxeo, Jiu-Jitsu…
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¿Alguna recomendación sobre protocolos de entrenamiento de técnicas de Defensa Personal / Hoshinsul?
El entrenamiento continuado hace posible mejorar los aspectos intuitivos y la capacidad de anticipación. Se trata de alcanzar la máxima precisión a la hora de emitir la respuesta pues, en la defensa personal, una anticipación excesiva equivaldría a un movimiento en falso y, en consecuencia, contraproducente.
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Para concluir esta entrevista, una última aportación: ¿cuál es la influencia del estrés y la ansiedad ante la detección de una agresión inminente?
El estrés y la ansiedad son una parte natural de la respuesta de lucha o huida y la reacción del cuerpo al peligro. El propósito de esta réplica es asegurarse de que persona implicada está alerta, enfocada y lista para enfrentar la amenaza.
Veamos una escueta valoración de las alteraciones y disfunciones fisiológicas como consecuencia de una agresión:
– Aumentan las pulsaciones cardíacas. Si el ritmo cardíaco alcanza entre 115 y 145 pulsaciones por minuto, podríamos considerar, en términos generales, que el organismo está en condiciones recomendables para afrontar el conflicto.
– Situadas las pulsaciones entre 145 y 175 (ppm), las habilidades motoras especializadas y complejas, prácticamente se anulan.
– Entre 145 y 175 ppm, los procesos cognitivos, las facultades como la inteligencia, la atención, la memoria y el lenguaje, se deterioran.
– Por encima de las 175 ppm o más, percibimos ya el golpeteo del corazón y la aparición del miedo intenso…
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