Por David Martinez Pozo
Me gustaría iniciar el artículo de este número con el agradecimiento hacia todas las personas que estáis poniéndoos en contacto conmigo para darnos la enhorabuena por la sección, y sobre todo, porque os interesáis por algo que a priori no suele ser interesante como es el dedicarle un rato extra a la preparación física.
Me alegra saber que estamos llegando con ideas claras y aportando nuevas visiones, pero sobre todo me alegra saber que estáis buscando la fórmula para poder acoplar en las ya apretadas agendas personales, una o dos horas semanales extras.
Por ello, y siguiendo con la línea del número anterior, vamos a seguir estructurando los diferentes programas de trabajo que implementarán a las partes técnicas propias de cada sistema.
En el número precedente, vimos como ir preparando una “pretemporada”, como irnos adaptando a los nuevos esfuerzos, y sobre todo como ir despertando al cuerpo y al sistema muscular y articular para responder a las exigencias.
Ahora es el momento de ir creando las rutinas de trabajo que van a acompañarnos en el resto de nuestra temporada.
Para ello, la base del sistema será una sencilla ecuación:
FUERZA+POTENCIA+RESISTENCIA+TRANSFERENCIA= CONDICIÓN FÍSICA ÓPTIMA.
No es tan sólo la fórmula, si no también el orden de trabajo que vamos a llevar; para ello desglosemos los elementos.
FUERZA:
En este apartado es dónde (previo calentamiento adaptado) vamos a proceder a trabajar los ejercicios que nos den, por un lado, la base de fuerza necesaria para realizar un movimiento “potente” (luego lo desgranamos más), y por otro, el reforzamiento estructural, articular, y muscular, que nos prevenga de lesiones.
Dependiendo de nuestro nivel de entrenamiento, podemos partir de ejercicios de carga elevada pero de complejidad sencilla (press o jalones) propios de una sala cualquiera de fitness; hasta evolucionar a ejercicios de complejidad muy elevada (provenientes de la halterofilia)… (artículo entero en la revista).
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