Por Sifu Javi Ruiz
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Lo cierto es que muchos acabarían este título con un “es irrelevante”. Bajo mi punto de vista, incluir prácticas de combate en el entrenamiento de Wing Chun es muy interesante e imprescindible si queremos que lo que estamos practicando sea eficaz.
Veamos algunos de los argumentos que se dan en contra de su práctica:
– El combate tipo duelo es irreal puesto que en una situación de defensa personal ésta se desarrolla de forma muy distinta a como lo hace en un ring.
Aunque no niego que sea cierto que el duelo no es del todo realista, hay que admitir que el chi sao no lo es para nada y aún así es piedra angular en el Wing Chun. Por tanto que el combate no sea 100% realista no significa que no pueda ser útil.
-En la enseñanza tradicional no se entrenaba combate.
Esto no es cierto pues los practicantes de Wing Chun buscaban luchadores de otros estilos para realizar retos. El problema está en que hoy día si no se practica el combate en la clase muchos alumnos pueden pasar meses y años sin la oportunidad de practicarlo.
-La práctica del chi sao y el entrenamiento de las técnicas es suficiente.
Ante un adversario que no ocupa la línea central por ejemplo el chi sao pierde gran parte de su utilidad. Y ante un adversario que va a defenderse y contraatacar, el entrenamiento programado de la técnica no es suficiente.
Por estos motivos creo que no se sostiene el argumento de que el combate no deba formar parte del entrenamiento del Wing Chun. Sus beneficios son múltiples, pues aunque un duelo no es exactamente igual que una situación real, lo cierto es que en ésta podemos recibir el ataque desde una distancia larga, en un posición lateral, con el paso cambiado, etc. Situaciones que se dan durante el combate. Así pues, sabiendo cuáles son sus límites, incorporar su práctica nos va a resultar útil.
Eso sí, debemos saber cómo entrenar el combate para que sea coherente con nuestro sistema. Aunque lo que sigue a continuación no es sino una propuesta personal, puede resultar interesante para muchos practicantes.
Lo primero es tener en cuenta que la aproximación al combate debe ser progresiva. En mi escuela, tras un mes de práctica, el primer paso consiste en responder desde una guardia estática a un ataque de cualquier tipo y aleatorio. A los tres meses incorporamos las combinaciones de dos ataques. A los cuatro o cinco meses mantenemos la espera estática y el estímulo de combinaciones de nuestro compañero pero ahora esperando sin guardia. El entrenamiento de respuesta sin guardia es importante en cuanto a la perspectiva de la defensa personal. Evidentemente ante una situación de peligro siempre debemos mantener la distancia y las manos arriba, pero en ocasiones no hay aviso previo a la agresión. Aunque en estos casos responder se vuelve difícil, entrenar de esta manera mejora nuestras posibilidades de éxito. Simultáneamente, esto es a los cuatro o cinco meses, incorporamos propiamente el combate o sparring. En este caso uno de los dos practicantes va a utilizar su Wing Chun mientras que el compañero va a utilizar cualquier tipo de técnica, sea o no sea de nuestro estilo. De hecho enfatizamos el uso de la línea circular puesto que en otros estilos suele usarse tanto o más que la línea recta. Durante el sparring es interesante también que el compañero intente luchar desde una distancia mayor a la que queremos en Wing Chun y que cambie la posición respecto a nosotros de manera que nos veamos obligados a trabajar la movilidad. También es importante que no sea colaborativo con nosotros (estamos hablando de combate) pero que tampoco se exceda si es superior técnicamente de manera que podamos ir mejorando progresivamente… (artículo entero en la revista).
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