
Por sifu Sebastián González (libros publicados)
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El QiGong y la meditación son considerados como el yin y yang, dos aspectos necesarios y complementarios. A través de estos ejercicios de QiGong se van desbloqueando los meridianos, abriendo puntos de acupuntura y regulando la función de los órganos internos. También desarrolla la concentración y la intención mental e incrementa la energía Qi en la meditación.
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La combinación de ambas técnicas es ideal porque con estas prácticas se consigue experimentar la sensación que produce la energía Qi circulando por el cuerpo y, además, encontrar la verdadera quietud que puede revelar tu auténtico Ser.
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Para realizar correctamente la meditación, es fundamental tener una buena postura que permita la libre circulación del Qi por el cuerpo. Cuando se comienza la práctica de la meditación es normal que la posición resulte incómoda, pero esto no debe ser una excusa para abandonar, todo lo contrario, estas molestias son síntomas claros de que se está fortaleciendo la espalda y la musculatura de sostén. Mediante la práctica regular se podrá mejorar la postura y eliminar esas molestias causadas por una posición incorrecta.
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La postura y la respiración están interrelacionadas. Por ejemplo: si tus hombros caen hacia atrás bloqueando el pecho, tu respiración se verá reducida y si te sientas en una postura encorvada, tu caja torácica comprimirá el abdomen.
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Una vez que se consigue tener una postura correcta y una respiración relajada, la meditación se convierte en un motor que aumenta la energía Qi.
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Algunas personas con experiencia previa en meditación en otros métodos orientales encuentran difícil el tipo de meditación en QiGong ya que no usamos mantras o técnicas de visualización al comienzo, pues éstas, sin una base sólida y una postura correcta, a menudo se usan indebidamente.
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El QiGong dinámico tiene como principal objetivo fortalecer la salud y corregir la postura corporal para desbloquear meridianos, además de activar ciertos puntos de acupuntura y mejorar la función energética de los órganos internos, tal como he comentado, pero también tienen la función de desarrollar una concentración mental (Yi) y un espíritu o intención adecuado que, aplicados a la meditación, mejoran la correcta intención mental en las prácticas con mantras o en las visualizaciones.
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Los mantras y las técnicas de visualización se utilizan para concentrar la mente, pero cuando se hacen incorrectamente pueden producir una sobre-concentración que puede tener efectos secundarios. Como cualquier técnica mental utilizada en exceso o de forma incorrecta puede provocar problemas digestivos y de agitación mental. Por lo tanto, es importante tener un conocimiento profundo de nuestro ser físico para avanzar a niveles superiores, lo cual incluye el conocimiento de nuestro sistema energético (tal como explica la medicina china) y su relación con las emociones.
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En la medicina china no existe la dicotomía entre la mente y el cuerpo. Todo lo contrario, es bien sabido que el corazón gobierna el Shen (espíritu); el hígado armoniza las emociones; el bazo, los pensamientos racionales; el pulmón, la ansiedad; el riñón, los miedos. Por lo que al ejercitar el cuerpo a través del QiGong también se están regulando las emociones y los estados mentales.
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En los primeros niveles del QiGong, es importante centrar la atención y la concentración en el Dan Tien inferior (a la altura del ombligo) y en la respiración correcta. Es normal, en este simple proceso, que durante la meditación la mente se llene de todo tipo de pensamientos triviales, tales como: ¿Qué voy a almorzar? ¿Qué es este sonido? ¿Cuánto tiempo llevo sentado aquí?, etc. Es importante tener confianza y paciencia para continuar en la práctica del QiGong, pues a través de ésta, poco a poco, los pensamientos se calmarán y entonces la persona podrá observarse a sí misma.
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En algunas escuelas de QiGong, cuando se medita se visualiza la imagen del encuentro de un tigre y un dragón (que son los símbolos del yin y el yang), una metáfora visual del proceso de la meditación y, transcurrido un tiempo, la mente se calma para continuar con el verdadero proceso de meditación, que no es otro que el de observar el cuerpo y la mente para descubrir su auténtica naturaleza.
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Una vez alcanzado cierto nivel en la meditación y en el QiGong, es cuando se puede empezar a practicar técnicas de visualización, tales como Las tres revoluciones interiores, una técnica de QiGong que incrementa la energía Yuan Qi, la energía prenatal o hereditaria.
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Esta técnica consta de tres visualizaciones. La primera es la visualización de una luz girando alrededor del Dan Tien inferior, primero en un sentido y después en el otro, unas 36 vueltas en cada sentido. La siguiente visualización o revolución es la órbita micro cósmica que es la circulación del Qi a través de los meridianos Du y Ren Mai. Y finalmente, la última revolución es la visualización de la energía Qi en una espiral dentro del tronco, abarcando la amplitud desde el punto QiHai hasta el punto Tian Tu.
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En todo este proceso, la relajación es la clave de la meditación. Una vez que se alcanza un estado de calma interior es cuando se puede “observar” lo que sucede dentro del cuerpo y experimentar los diferentes efectos del QiGong. Al permanecer quieto, uno consigue que su Qi fluya naturalmente a cualquier parte del cuerpo para activar los procesos curativos. Si se persiste en la práctica, se consigue aumentar el Qi en el Dan tien inferior y elevar el nivel de energía.
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Como dice un texto taoísta: La pureza es el origen de lo embrutecido, el movimiento es la raíz de la quietud, a través del proceso de purificación del cuerpo con las técnicas de QiGong y de alcanzar la quietud a través del movimiento, es cuando se comienza a cultivar el Tao, o lo que es lo mismo, se empieza a armonizarse con los procesos naturales que hay alrededor de cada ser…
