Por Xavier Teixidó
Fue un magnífico maestro, un adelantado a su época y un privilegiado alumno de leyendas como Kano Jigoro y Ueshiba Morihei. Minoru nació en Shizuoka en el año 1907, e inició su espectacular carrera en el Budo en el año 1912, a la edad de 5 años. Sus primeros movimientos sobre el tatami fueron bajo el paraguas del Judo. Siendo adolescente se inscribe en el dojo de Sanpo Toku, el demonio del Kodokan. Toku era un experto no sólo en Judo, sino también en Kendo y Okinawa Kenpo. Durante los siguientes 6 meses, Mochizuki asiste a las clases del maestro Toku, a la vez que es aceptado en el dojo de Oshima Sanjuro, XX Soke de Gyokushin ryu Jujutsu.
Minoru recibió de manos de Oshima Sanjuro el makimono que dejaba constancia y acreditaba que había conseguido dominar el primer nivel de la escuela Gyokushin, llamado Shoden Kirigami Mokuroku. El maestro Oshima explicó Mochizuki el significado de su aprendizaje: “el nombre de nuestra escuela es Gyokushin, escrito con los kanji que le otorgan el significado de espíritu esférico. Una bola con un movimiento totalmente libre. No importa desde qué lado empujen, esa esfera siempre rodará de la misma manera, libre. Ese es el verdadero espíritu del Gyokushin ryu y el significado que sus miembros deben buscar. Si se llega a entender, nada en el mundo podrá venceros”. Con poco más de 19 años y a orillas del mes de mayo de 1926, Mochizuki se instala en casa de una de sus hermanas, en la ciudad de Tsurimi, en la prefectura de Kanagawa. En su pensamiento sólo tenía cabida una idea, plantarse en la puerta del instituto Kodokan, en Tokyo, con la firme intención de aprender en la cuna del Judo. Cada día, se desplazaba en tren desde la ciudad de Tsurimi hasta Tokyo. Pronto surgió el primer inconveniente. El invierno llega al archipiélago. Se somete el espíritu a un entrenamiento más riguroso. En Japón, esta práctica es llamada Kangeiko y en el Kodokan se practicaba durante un mes entero. El entrenamiento se iniciaba a las cuatro de la mañana, a esa hora no había tren con el que llegar a ninguna parte. Minoru no tenía otra: caminar hasta el dojo.
Su ascensión es meteórica y sus progresos técnicos, excepcionales. Al poco tiempo, uno de los legendarios profesores del Kodokan, Mifune Kyuzo, le acoge en su casa a tiempo total, para terminar con las interminables caminatas nocturnas del joven para llegar al Kodokan. El maestro Mifune le introduce en los entresijos de la teoría del budo, la historia del bujutsu clásico, los preceptos del Judo. Pero es Kano Jigoro quien decide darle la oportunidad de conocer ese origen, de buscar lo que él mismo buscó antes de crear el Judo; aprender la tradición. Kano crea el Kobudo Kenkyukai en el seno del Kodokan, un grupo de investigación y preservación del Bujutsu tradicional, a sabiendas de que si todo se convertía en deporte, parte de la historia de Japón estaba condenada a desaparecer. Con su 4º dan de Judo, 2º dan de Kendo y su experiencia con el Gyokushin ryu, un joven Minoru de poco más de 20 años comienza un periplo de aprendizaje en distintos dojo con maestros de élite. Entrenamientos de 6 y 7 horas diarias durante años. En esta época, Minoru se forma en Tenshin Shoden Katori Shinto ryu con Hayashi Yazaemon, Shinto Muso ryu Jojutsu con Shimizu Kooji en su Mumon dojo, Muso Jikiden Eishin ryu Battojutsu (Shimomura ha), Muso Shinden ryu Iaijutsu y Kendo con Nakayama Hakudo en el Yushinkan dojo. Dos veces al mes Mochizuki Minoru demuestra a Kano sus avances en las escuelas tradicionales… (artículo entero en la revista).
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