Sin ofender: En honor a la verdad

Por Tengu

 

No hace muchos días, tuve la oportunidad de asistir a un seminario de un renombrado y conocido maestro, también profundo investigador de la historia y teoría de las artes marciales. Sin lugar a dudas se trataba de alguien a quien la distancia y el sacrificio no amedrentan. Toda una vida dedicada a buscar la verdad. Peligroso término este. La verdad. ¿Cuándo hablamos de verdad, sobre qué lo hacemos exactamente? ¿Sobre nuestra verdad? ¿Sobre la verdadera historia? ¿Sobre la definitiva técnica de combate? No. Hablamos del pasado. Sobre lo que realmente sucedió, sobre lo que realmente utilizaban. Y para encontrar la senda que nos conduzca a la verdad, lo primero que uno debe hacer es despojarse del ego. Y lo segundo estar dispuesto a sacrificar y a viajar hasta el mismísimo centro de la Tierra si es necesario. Por eso ya de entrada muchos fracasan.

 

No hay más que ver la forma en que habitualmente se transmiten nuestras amadas disciplinas. Lo más mejor del mundo, siempre es lo que uno enseña. Sus conclusiones y propuestas son las definitivas. Y no es que yo mismo esté en contra de los métodos nuevos, para nada. Precisamente las artes marciales evolucionan y lo han hecho siempre. El problema, a mi parecer es que muchos maestros se conforman con lo que cogen de 3 o 4 cursos, se apoyan en 3 o 4 lustrosas fotos y se cobijan en el reconocimiento de entidades creadas por súper maestros, que con un papel y una palmada en la espalda les hacen creer que realmente son. ¿De quién es el problema, del huevo, o de la gallina? Parafraseando aquel cómico con su hilarante frase de “Cría cuervos y tendrás más”, el panorama no es que mejore, es que, si me permiten el sarcasmo, es para preparar la pajarita de cara a la entrega de los Nobel. Uno puede ser más o menos dotado para llevar a cabo una actividad, puede tener más o menos recursos, pero si realmente lo desea, si realmente quiere, se llega. Por supuesto, lo más cómodo es el cobijo y el plato de pienso para egos siempre listo. Pero algunos pocos, quieren conocer la verdad, necesitan conocer cuándo y sobre todo, el porqué. Esto requiere, como dije, sacrificio y tenacidad para empezar. Y viajar, buscar y encontrar, para continuar. Pero, tampoco cualquier viaje o sacrificio es válido. Hay que ir al corazón, hay que ir quitando las malas hierbas, las feas capas de cebolla, hasta llegar al núcleo. Y eso, requiere de tiempo y cierta vehemencia. Si se quiere conocer el Karate, ves a Okinawa, busca a los genuinos, gánate su confianza y vive con ellos, aprende su idioma, su cultura, siente con ellos, entrena con ellos, vive con ellos… (artículo entero en la revista).


leer_mas_pdf ◄ Volver Atrás