Sutemi (origen, estrategia y antropología)

Por Pau-Ramon
Shintaikan Budō Kyokai
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En el Budō la noción de sutemi es muy importante. Esto es verdad no solamente en el karate, sino también en el kendo, en el judō y en todas las artes marciales
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Taisen Deshimaru

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Cuando la mayoría de practicantes de artes marciales o disciplinas de combate oyen la palabra “sutemi” se imaginan proyecciones acrobáticas, aunque no todos los sutemi tienen este aspecto volatín, sino que al ser una estrategia (como se verá más adelante) el sutemi agrupa diferentes técnicas de distintas escuelas. El error es generalizado porque las palabras japonesas no son nombres propios de las técnicas, sino que explican movimientos o acciones, con lo cual a veces una misma expresión puede describir dos técnicas totalmente diferentes. Como anécdota se puede citar el kote gaeshi que con esta locución en Daito ryū se define un tipo de técnica y en Asayama Ichiden ryū otra totalmente diferente, a ojos de los profanos, pero analizando ambos movimientos se comprueba que los términos utilizados son totalmente correctos para señalar dichos procesos técnicos.
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Sutemi se compone de dos ideogramas o kanji, 捨 que se pronuncia “Sha” o “Su(teru)” y 身 que se pronuncia “Shin”, “Mi” o “Karada”. El primer ideograma, leído como “Su(teru)” representa: tirar, descartar, abandonar, desertar, renunciar, sacrificar, rechazar, condenar, entre otras. El segundo “Mi” representa: cuerpo, persona, rápido, uno mismo, corazón, alma, mente, entre otras. La combinación de los kanji crea otra idea, que no es tan solo la suma literal de cada uno de ellos, sino que describe un nuevo concepto. En el lenguaje cotidiano sutemi se traduce por auto-abandono, pero en el lenguaje técnico de las artes marciales japonesas se interpreta como sacrificio. En la pronunciación de sutemi se ha de tener en cuenta que la “u” de esta expresión sufre una desonorización y es casi muda y se asemeja más su pronunciación a “estemi”.
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Una vez se ha llegado una interpretación de los ideogramas que forman este concepto técnico, es interesante marcar el concepto estratégico del sutemi y, de esta forma, observar que con dicha concepción se puede desarrollar en diferentes ejecuciones técnicas.
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Para explicar qué significa el sutemi relacionado en el arte de la estrategia de la lucha, se ha de rebuscar en la antropología y considerar el instinto, el impulso o el reflejo de la supervivencia. Esto no es más que el impulso de conservar la vida, que entre otros estímulos encontramos la defensa y el combate. Dentro de la estrategia de lucha, lo último que espera un oponente es que su adversario se ponga en peligro para combatir, que se lance al suelo, hinque una rodilla en el firme, ataque sin protección, etc. Cuando el enemigo se da cuenta de este movimiento que arriesga la victoria, que puede suponer la destrucción de aquel que la ejecuta, le induce a la sorpresa y le hace brotar una duda, que se ha de aprovechar para vencer. “El secreto de la sorpresa contra métodos formales y su interrelación es seguramente uno de los puntos más sutiles del combate” (Kotoda Yahei, Ittosai sensei kenpo sho). En todo caso, si no provoca la sorpresa en el adversario, igualmente tarda en reaccionar pues le cuesta determinar como un ataque, un movimiento que coloca en peligro a su oponente.
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Aunque el sutemi tiene muchas expresiones técnicas, las cuales nacen de la estrategia del aparente sacrificio, sin duda aparece en el campo de batalla, del antiguo Japón. Un guerrero protegido con su armadura, pesada y molesta, en la turbulencia de la lucha pierde las armas o, rotas y dañadas, carecen de la contundencia necesaria para ser efectivas. Cuando esto pasaba, los guerreros japoneses utilizaban un método conocido como Yoroi Kumiuchi o Katchū kumiuchi (lucha cuerpo a cuerpo con armadura). Esencialmente luchaban con una posición corporal conocida como yotsugumi, que consistía en agarrarse simétricamente, de tal forma que se podía controlar los brazos del adversario para evitar que el oponente pudiese sacar una arma oculta o pequeña. Este tipo de agarre aun se utiliza por los sumōtori en los combates de sumo, disciplina que aún conserva algún sutemi, de la época del kumiuchi, como puede ser el denominado utchari. La posición del yotsugumi podía facilitar el desequilibrio del oponente o buscar un control del adversario, para poder finalizar el combate con la propia daga o la del enemigo.
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La armadura comporta diferentes peculiaridades, por ejemplo la dificultad de tener al alcance la mayoría de los puntos vulnerables y obstaculizar en parte el movimiento por su peso y morfología. Aunque también podía ofrecer ventajas, por ejemplo se podía presionar el menpō y provocar una sofocación, con lo cual el adversario perdía gran parte de su poder de reacción. Las técnicas del Kumiuchi estaban basadas en proyectar al enemigo, y un guerrero con una armadura, pesada o ligera, en el suelo, era un objetivo fácil para sus adversarios. Para proyectarlo se aprovechaba que las diferentes partes que formaban la protección de la armadura, proporcionaban una serie de elementos que facilitaban la posibilidad de realizar una presa, en este caso me refiero, por ejemplo, al casco (kabuto), que era una buena pieza para ser agarrada y provocar una proyección, e incluso romperle el cuello utilizando el peso del casco, como escribió el maestro Kawashi Mikonosuke: “la torsión de la pieza metálica del casco (shikoro) que cubría el hombro, aumentaba la dificultad de mantener el equilibrio”. Una de estas técnicas es por ejemplo la denominada en japonés Hachi mawashi, de la escuela Yoseikan, o Shikoro gaeshi, de la escuela Kitō ryū, que incorpora en el combate cuerpo a cuerpo la capacidad de buscar y encontrar un movimiento de ataque o contraataque aprovechando el casco.
Pero volvamos al guerrero que perdió su arma principal y como única opción ha de buscar el cuerpo a cuerpo: de esta forma anulará en parte la efectividad de las armas del adversario, intentará proyectarlo, lo empujará, lo desequilibrará, pero el peso y la fuerza del oponente bloquea sus acciones ofensivas. El tiempo pasa y puede perder la iniciativa. Y obviamente la iniciativa cambia de lado y el oponente empuja, con toda su energía, y el primer guerrero comprende que no puede contener mucho más la furia desbocada de su enemigo. Este guerrero se agarra por ejemplo al shikoro (shikoro dori), del casco de su antagonista, y se deja caer, aprovechando el impulso del ataque del adversario. Su peso es superior a los músculos del cuello del adversario. Caen los dos al suelo pero unos movimientos de los brazos y las caderas consiguen en el último momento que el oponente salga proyectado hacia el lateral y la caída, si no ha sido por sí misma definitiva, le provoque que no pueda reaccionar durante un breve instante. Intervalo que aprovechará, el primer guerrero, para encontrar una solución final. De esta forma o de otras parecidas se crea el concepto sutemi….


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