Toyama-ryu Yabusame

Por Sergio Hernández Beltrán

Zen Nihon Toyama-ryu Iaido Renmei Spain Branch Director

Presidente de la Toyama-ryu España Kyokai

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INTRODUCCIÓN

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Desde hace ya casi diez años he estado dando a conocer el trabajo de espada japonesa de un estilo cuyo contexto es más cercano al del Bujutsu original que del más conocido Budo. Un estilo que se sitúa a las antípodas de ese “chop suey” que personalmente denomino Sport Budo o Neo-Budo.

Si bien es cierto que seguramente el estilo elegido, por haber visto su origen en el pasado siglo XX no puede catalogarse de Koryu (escuela antigua), no es menos cierto que es producto de técnicas y conceptos antiguos y eso lo enmarca en la frontera, en el límite entre el moderno Budo y los antiguos Koryu del Bujutsu. En el estilo referido, el Toyama-ryu, se usa un arma REAL, como es un sable con filo, y la ejecución de cortes sobre blancos, lo que lo enmarca dentro de ese minoritario estamento piramidal del Bujutsu (aunque su creación fuera ya comenzado el pasado siglo XX) con todo lo que ello significa.

Desde el minuto uno he intentado ser consecuente con los riesgos de una práctica de este tipo. He puesto los mecanismos mediante normas de seguridad pasiva y activa, por escrito, en las diversas publicidades de los seminarios realizados. He explicado las técnicas y kata pero, sobretodo, las medidas de seguridad en formato DVD promovido por la Zen Nihon Toyama-ryu Iaido Renmei, a la que represento en este país. He escrito un libro en el cual, dentro del intento de explicar la disciplina y sobre todo de hacer comprender los peligros de una práctica indolente, permisiva o descontrolada. He adoptado, con mis alumnos, colaboradores y afiliados, las medidas de seguridad adecuadas, pero sobretodo, he intentado explicar a los interesados en practicar y aquellos que desean poder compartir con otros y en el futuro enseñar la disciplina, la seriedad, el compromiso y lo exigente del método.

Pero por desgracia, lo único que he podido constatar es la falta de rigor, la absoluta falta de responsabilidad, la carencia de seriedad y la más espantosa sensación de predicar en el desierto ante personas cuyo único interés es aparentar saber, simular “ser” y no tener ni la menor intención de aprender.

Personas que amparándose en niveles técnicos de otras disciplinas, pretenden anular cualquier proceso lógico de aprendizaje, obviando el método, el programa y sobretodo el tiempo. Tienen “prisa” por “hacer”, pero sobre todo por “parecer”, comportamiento que lleva a dudar de que incluso su nivel técnico en esas otras disciplinas sea el que debería.

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Con el fin de dar a conocer una disciplina que es importante en la vida de mi maestro y algunos miembros del colectivo al que pertenezco, escribo este pequeño artículo el cual me había comprometido a escribir.

El Yabusame no se practica en España. Es una disciplina difícil, muy compleja y que sigue inalterable desde su creación.

Es un arte marcial exclusivo y el gobierno japonés no permite que se enseñe a cambio de dinero. Los maestros de Yabusame enseñan sin retribución alguna, así que deben elegir con mucho cuidado a sus alumnos porque es el único beneficio que obtienen, enseñar al mejor para mejorar su reputación.

Los medios para poder practicarlo son económicamente muy difíciles de asumir y eso limita si cabe aún más el acceso.

A mi entender es una suerte, ya que la preserva de algún modo, en especial de poder “extraditarla” a otros países fuera de Japón y especialmente al nuestro, dejándola a salvo de los neo-maestros de turno que buscan ávidamente “la novedad” para seguir vendiendo y vendiéndose.

No canto victoria al respecto pues cualquier día podría sorprenderme y llegar a ver en uno de esos neo-encuentros lúdico-macro-revoltijo de disciplinas a alguno con un arco y un caballo a lo indio apache…

De mientras, espero que sea de interés para los lectores.

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Una jornada de Toyama-ryu Yabusame

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Me encontraba sentado al lado de mi Maestro, Hataya Sensei, y frente a dos importantes Maestros que había conocido en esa jornada. Un privilegio de invitado extranjero supongo. Sakaki Sensei mostró interés por mí y Hataya Sensei le dio las oportunas explicaciones. Sienta bien escuchar, aún sin entender exactamente, que uno es miembro de una “familia marcial”, y el reconocimiento que ello supone.

Sakaki Sensei pidió una botella de sake caliente, de la cual junto a Sumida San (uno de los mejores en el grupo de esgrimidores de élite – Seizankai – de Hataya Sensei) y un servidor, le dimos buena cuenta sirviéndole y siendo servido a la vez por el propio Maestro. Al parecer era la bebida preferida de Sakaki Sensei y la segunda botella también fue a impactar de nuevo en los tres estómagos, ya que Hataya Sensei y Yamaya Sensei no beben alcohol.

En esa misma mañana del mes de febrero, muy temprano, Hataya Sensei me recogió a las puertas del Touken Hataya Shop, cerradas por ser sábado.

La noche anterior había cenado en su casa con su familia, y aún no estaba del todo recuperado. El día era frío, extraordinariamente frío y desapacible.

Para mi representó mi primer contacto directo con la otra disciplina que predomina en la vida de mi Maestro: el Yabusame.

El Yabusame es la disciplina japonesa del tiro con arco a caballo. En esta especialidad, un arquero montado en un caballo lanzado al galope dispara sucesivamente tres flechas especiales con “punta en forma de nabo” a tres blancos de madera.

En Japón, el arco ha sido un símbolo de poder desde la antigüedad y se ha utilizado a caballo desde el siglo IV. La capacidad de tensar un arco y disparar con precisión, incluso en el fragor de la batalla, fue visto como un símbolo de marca de un verdadero Samurái, pero no fue hasta 1187 que el tiro con arco a caballo fue formalizado en el actual Yabusame.

Como he dicho ya, y pese al día, Sensei Hataya, un servidor y tres de sus alumnas, una de ellas su nieta, Yukie, emprendimos un largo viaje hasta la Hípica donde practican el Yabusame.

El día era realmente gélido e invitaba a quedarse en el hotel. Llovía constantemente, lo que hacía que la sensación de humedad y frío impidieran sentir las manos o los pies. Los numerosos alumnos vestidos con los típicos kimono de Yabusame notaban claramente el frío, pero su estoicidad era asombrosa incluso en las mujeres!

Algunos deberían verlo y en especial aquellos que tan sólo se “disfrazan” de Samurái… estoy seguro que el concepto de disciplina real japonesa les quitaría las ganas de aparentar lo que no son.

Todos en círculo realizaron el típico hojo undo de la Zen Nihon Toyama-ryu Iaido Renmei, algo natural ya que el estilo de Yabusame creado por Hataya Sensei toma por nombre el de Toyama-ryu Yabusame y adopta las formas y maneras propias del Iaido/Batto-do del mismo nombre.

A continuación Hataya Sensei mandó formar en línea de mayor a menor grado ante la presencia de dos hombres entrados en edad que acababan de llegar. Reconozco que su indumentaria me extrañó en la primera impresión. El primero alto, de largas piernas y espigado. Pantalones vaqueros, una chaqueta, una larga fusta en la mano y sombrero de cowboy.

Su mirada era… especial. Su nombre, Sakaki Sensei, uno de los tres más importantes Maestros actuales de Yabusame. El otro, ataviado también como un cowboy moderno, era Yamaya Sensei, uno de los maestros de Wa-jutsu (equitación) del actual emperador…


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