
Por Luis Nogueira Serrano
Presidente European Bugei Society
Fûryûkan Bugei Dôjô
www.bugei.eu
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El texto que hoy abordamos no es circunstancial, sino que ha llevado un proceso dilatado de investigación y análisis crítico durante años. Las historias particulares de los cientos de escuelas tradicionales que se desarrollaron a lo largo de los siglos en Japón están aderezadas con un halo legendario, transmitido de forma oral, generación tras generación, y únicamente respaldado, salvo eventos puntuales y casos concretos, por el kakei (lit. linaje familiar) que figura en los documentos tradicionales, normalmente en forma de densho, un documento escrito transmitido entre generaciones. Para todos estos cientos de escuelas, salvo, como digo, casos muy concretos, el único testimonio escrito de la existencia de cada uno de los sucesores es precisamente la de figurar en la línea de transmisión del citado palimpsesto, en caso de no ser una transcripción posterior. Este hecho se ahonda cuando las escuelas se ramificaban en varias líneas de sucesión.
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Hoy en día es tarea casi imposible dar fe de las historias transmitidas oralmente sobre hechos que acontecieron siglos atrás. Incluso estrictamente hablando, determinados textos escritos, si son sometidos a un escrutinio concienzudo, pueden tener una dudosa veracidad. Es por ello por lo que se debe tener un especial cuidado y aquilatar adecuadamente estas historias para reducir la pompa grandilocuente de los orígenes míticos y de los miembros distinguidos por su invencibilidad y destreza, poniendo en su debido contexto y razón.
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En el caso particular de Ogawa Ryû se debe ser especialmente crítico, dado que, como el lector va a descubrir en esta serie de dos artículos, hasta el momento ha trascendido una versión con profundas incorrecciones e incoherencias. Las razones para éstas se encontrarán en este trabajo que pretende refundir la historia transmitida generación tras generación, pero con una visión crítica. No se debe pasar por alto mencionar la labor de Takeo Nagaki que, como historiador, recopiló gran parte de estas enseñanzas orales y que, llegadas a mí pretendo resaltar lo históricamente más preciso.
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La historia de Ogawa Ryû
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A modo general, vamos a distinguir tres periodos nítidamente diferenciados:
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– Orígenes culturales
– Línea de sucesión documentada
– Ogawa Ryû tras Meiji
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Siguiendo el orden naturalmente cronológico, abordamos en primer lugar los orígenes. Éstos describen hechos remotos y anteriores a la línea de sucesión, por lo tanto, sin un respaldo escrito y con una transmisión estrictamente oral.
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Como en otras tradiciones, se habla de un origen legendario de difícil datación. Estos orígenes se sitúan geográficamente al norte de Japón, incluso más allá de las fronteras históricas durante el periodo supuesto. Esta ubicación original ha generado múltiples malentendidos. La tradición oral en ningún momento se refiere en estos orígenes a una figura prominente que desarrolla una tradición íntegra, sino a un desarrollo cultural paulatino. En concreto se refiere a una cultura minoritaria con una distinguida sensibilidad identitaria y modo de vida forestal. Esto ha sido uno de los principales focos de malentendido, por una y otra parte. Por razones que explicaremos en el siguiente artículo, se difundió erróneamente que esta cultura está asociada a los Ainu (también Emishi con algo más de sentido), y por otra, los críticos han enmendado la totalidad basando su argumento en la idea de identidad única japonesa, la yamato, conocida como la teoría nihon minzoku propuesta por el nacionalismo japonés a principios del siglo pasado y que hoy antropológicamente está totalmente desmentida.
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Para ser más concretos, la tradición se refiere a una población en conflicto fronterizo en la que Kato Seiji y Keita son intercedidos por una criatura sobrenatural tengu que aparece en el granero de la aldea. Esta figura primero les avisa y guarda de un ataque y, a posteriori, se presenta recurrentemente por un tiempo transmitiendo una serie de conceptos fundamentales que son trasladados hasta nuestros días, no solo las artes marciales, sino sobre salud, espiritualidad, etc.
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Huelga decir que, entre dichos contenidos de carácter fundamental, y el mokuroku (lit. inventario, catálogo) que incluyen los contenidos técnicos, presentan notables diferencias. Mientras que esos contenidos originales son conceptos de aplicación general, pero informes, el mokuroku presenta un listado técnico definido que comparte idénticas características a dichos conceptos. Pudiendo decir que este catálogo técnico completo representa una visión ampliada y ejemplificada de dichos conceptos.
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Tras este acontecimiento de carácter sobrenatural, se transmiten numerosas historias de pervivencia de dicha población en cuatro localidades o aldeas por un tiempo no explicitado, acrecentada y enriquecida por instrucción externa a base de destierros y capturas. No es descabellada esta tesis dado que una de las penas que se enfrentaban en el periodo feudal era el destierro a lugares remotos, especialmente zonas septentrionales de Japón. Estas influencias sí parecen significativas a la hora del desarrollo y configuración de los contenidos marciales que hoy se estudian.
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Algunas versiones orales se atreven a dar referencias específicas que son difícilmente demostrables y, por ello, nos parece inadecuado simplemente citarlas si no existe una objetividad comprobada y manifiesta, aunque sea plausible. Sin embargo, en el makimono de shurikenjutsu (ver El Budoka 2.0 nº 55) se habla de influencias concretas de la escuela ganritsu ryû, una escuela de bujutsu (ken, iai, shuriken, tantô, yari, bô y jûjutsu) desarrollada en el siglo XVII y mantenida en el área de Sendai, capital de la prefectura de Miyagi, en el Tôhoku, la zona más septentrional de Honshu, la isla principal de Japón.
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Los relatos orales se refieren a un segundo periodo vinculado a la necesidad de diseminación de la población y asimilación dentro de la organización del pueblo japonés debida a la presión geográfica que se observa en las imágenes adjuntas. En este periodo se habla de la figura de Mizuguchi Yorike (posiblemente Yoriki), un monje guerrero que cambia su nombre a Ogawa Manabo (posiblemente Manabu), arrancando el linaje Ogawa que da nombre a la escuela Ogawa ryû. Sin embargo, esta figura, como veremos, no aparece en el árbol genealógico. Se ha elucubrado con que esto se deba a que el árbol genealógico se refiere como patriarca a Ogawa Hishimaru (nótese que hasta ahora los nombres no llevaban caracteres asociados ya que se desconocen por ser tradición oral) como la figura recopiladora y organizadora material y documental de la tradición.
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Resulta imposible datar temporalmente la figura de Ogawa Manabo por la carencia de vinculación filial con la línea sucesoria, pero se especula con la posibilidad de ser el abuelo de Hishimaru. Teniendo en cuenta que nos referimos al primer siglo del periodo Edô, s. XVII, un periodo de significativos cambios sociales que tuvieron especiales efectos en las escuelas marciales (tal como se habló en El Budoka 2.0 nº 42), en el que fue habitual la instrucción entre abuelos y nietos, no siendo la única escuela que reconoce la figura de un precursor y un maestro recopilador, en nuestro caso respectivamente Manabo y Hishimaru. En cualquier caso, se puede concluir que es en este periodo cuando se configura gran parte de la tradición, incluyendo kenjutsu, iaijutsu, sôjutsu, bôjutsu, tanbôjutsu, jôjutsu, naginatajutsu, shurikenjutsu, hojôjutsu, ijutsu y taijutsu como disciplinas principales y otras secundarias en los documentos miscelánea de bujutsu.
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La configuración de estos densho en formato mokuroku, es extensa, pero no agrupa íntegramente todos los contenidos. Muchas explicaciones se han tratado sobre estas motivaciones. Algunas versiones aluden a la inclusión de información posterior a la creación del densho. Otros consideran que Hishimaru quiso trasladar una parte “pública” omote y otra “reservada” ura a las graduaciones posteriores. Otras hablan de una segunda revisión de los documentos siglos después. Lo más plausible es que sea un poco de cada.
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Los propios documentos están graduados como shoden (lit. tradición inicial), chûden (lit. tradición intermedia o interior), okuden (lit. tradición profunda), vinculados a los diferentes niveles de aprendizaje y con una alusión clara a los diferentes umbrales que el alumno debe traspasar para convertirse en maestro de la tradición.
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Volviendo sobre los aspectos históricos, se transcribe la línea de sucesión desde Ogawa Hishimaru tal como figura en los densho:
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En los densho, más allá del linaje, se da algún detalle específico de Ogawa Hishimaru, pero insuficiente para poder dar pistas específicas de su servicio y vinculación. Durante este periodo, las informaciones siguen teniendo un alto componente oral, pero con el respaldo de la filiación propia del árbol genealógico.
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A grandes rasgos, tanto la línea Ogawa, así como otras líneas de la tradición original, ocupan diferentes estamentos en diferentes feudos al norte de Honshû. A pesar de la diseminación se mantiene un vínculo relacionado con formalidades protocolarias enseñadas dentro del reigi (lit. etiqueta) transmitido en la tradición que permite la identificación de los herederos de la tradición y vinculados por un origen ancestral común.
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Algo que puede llamar la atención tras una observación del linaje se trata de la sexta generación en la que figuran dos nombres, Hisashi (a veces referido a él como Isashi) y Kei. Todas las pesquisas concluyen que se trató de la misma persona, pero que debió cambiar su nombre en un periodo avanzado de su vida. En paralelo, también existen referencias a la implicación de la familia Ogawa en el conflicto desencadenado en el bakumatsu (final del shogunato, a mediados-finales del siglo XIX), en la que diferentes fuentes apuntan a una implicación con el bando del shogun, incluso vinculándolos con los propios shinsengumi, la fuerza militar y de policía especial del shogun, aunque no ha sido posible probarse. Es muy posible que el implicado en estos hechos históricos fuera precisamente Isashi, que debió retirarse a la isla de Hokkaidô, como los partidarios de la República Ezo, lugar donde se atribuye la procedencia de Ogawa Saburo y sus descendientes, ya durante el periodo Meiji del que hablaremos en el próximo texto…
