Por Miguel A. Ibáñez Espinosa (obra publicada)
Director de Grados de NTJ de la RFEKDA
6º Dan Nihon Tai Jitsu / Nihon Jujutsu
5º Dan Aikijujutsu Kobukai
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Durante el último fin de semana de abril hemos tenido la suerte de poder disfrutar de un curso de Self Pro Krav (SPK) en el gimnasio Almozara (Zaragoza) dirigido por el maestro Jacques Levinet, creador de dicho sistema. Para muchos de nuestros lectores este sistema y su creador no les serán muy conocidos, en cambio para aquellos lectores que llevan más tiempo en el mundo de las artes marciales será un viejo conocido del que ya se han publicado numerosos artículos y vídeos en diversos medios. Por ello hemos querido acercar a nuestros lectores este sistema y la figura de este reputado maestro europeo con más de cincuenta años de práctica a sus espaldas.
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Agradecer en primer lugar al organizador y representante del sistema en nuestro país, el maestro David Buisán Llop, la oportunidad que nos ha dado para entrevistar al maestro y como no al maestro Levinet el hueco que nos hizo en su apretada agenda.
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Gracias maestro por hacernos un hueco en su agenda para esta entrevista. Me gustaría en primer lugar que se presentará usted mismo para que nuestros lectores le puedan conocer de primera mano.
Gracias a ustedes por el interés que muestran en nuestro sistema y por la oportunidad de darme a conocer ante sus lectores, algunos de ellos seguro que ya me conocen ya que llevo veinte años trabajando intensamente en su país de la mano de mi representante y alumno David Buisán, al que agradezco igualmente su trabajo en la difusión de nuestro sistema.
Tengo 72 años y actualmente me encuentro ya jubilado, aunque sigo vinculado en gran medida a mi profesión de toda la vida, agente de policía. Me dedico principalmente a la gestión y enseñanza de mi escuela con sus diferentes sistemas SPK y ROS (Real Operational System) a través de mi organización, la Academia Jacques Levinet. Enseño recursos para defenderse ante agresiones tanto para personal policial, de seguridad privada como para personal civil. De hecho, este año empezamos un nuevo proyecto específico para mujeres que han sufrido maltrato, en él incluimos la presencia de un psicólogo, figura muy necesaria para poder afrontar este tipo de traumas y para su gestión.
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Nos ha indicado que su profesión era la de agente de la policía francesa, pero ¿cómo llega usted a su sistema? ¿Practicó anteriormente artes marciales?
Por supuesto, me inicié en mi ciudad cuando tenía diecisiete años en Karate, donde entrené muchos años en el Karate Club de Montpellier (KCM), llegando después de más de treinta años de práctica al sexto Dan que ostento actualmente. Además, fui también competidor y miembro del equipo de mi club con el que llegué a ser campeón de Francia por equipos y de forma individual fui también campeón de Francia de Kumite. En el mundo del Karate fui pionero en el año 2003 del Para-Karate en Francia (conocido como Handi Karate en Francia) junto con mi alumno Fatha Sebbak. Además del Karate, también trabajé otros sistemas enfocados sobre todo a la intervención policial. Durante muchos años me dediqué, gracias a mi trabajo, a compartir e investigar con otras policías internacionales. He viajado por diversos países de Europa, Estados Unidos, Israel, Australia, China, Rusia, pudiendo trabajar con sus distintos cuerpos de policía y viendo distintos tipos de sistemas de trabajo.
Si hay algo de lo que me di cuenta en ese tiempo es que el método de cada uno dependía sobre todo de la legislación de cada país y no tanto de las técnicas en sí. Eso me dio una visión mucho más grande del trabajo táctico en nuestro ámbito, pero me dio en gran medida la perspectiva de la necesidad de adaptar los métodos a la legalidad vigente y operativa de cada lugar.
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¿Y qué le llevó entonces a crear su propio sistema?
Llegó un momento en el que encontré que las artes marciales no me daban respuesta a las situaciones que me encontraba en mi trabajo, como ya he dicho me dediqué a investigar otros sistemas y encontré otras soluciones. ¡Soluciones orientadas sobre todo hacia la eficacia! Y posteriormente, la necesidad de enseñar… Algo que hoy parece muy raro entre los practicantes de artes marciales/sistemas de defensa.
Tras muchos años compartiendo experiencias con otras policías sentí la necesidad de agrupar mis conocimientos y enseñarlos, pero eso me llevó otros veinte años de trabajo hasta que decidí que mi sistema estaba listo para salir a las calles. Con el tiempo eso ha ido dando paso a los diferentes sistemas que he estructurado, tanto para policías como para personal civil, como a las distintas organizaciones en las que nos hemos constituido para mejorar nuestra operatividad.
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¿Podría explicarnos el porqué del nombre de su sistema, Self Pro Krav (SPK)?
Por supuesto, nosotros normalmente nos referimos a él por su abreviatura SPK. Como ya le he comentado anteriormente, cuando yo comencé a viajar por todo el mundo estudiando distintos sistemas policiales, encontré que entre cada país había una gran diferencia “táctica” y no tanto técnica.
Esto venía dado por la legislación vigente y la situación real de las amenazas de cada uno. No es lo mismo la situación en Israel que la existente en Estados Unidos donde la policía utiliza enseguida las armas de fuego. Eso en Europa es impensable hoy en día… Por ello decidí hacer un método de defensa personal (Self) para personal profesional (Pro) y aun sin ser un método de Krav Maga, aunque sí manteniendo el espíritu de eficacia que vi en él, decidí meter esa palabra (Krav). Todo ello nos lleva al SPK. Si hay algo que tiene este método de interés es que es lo más aproximado posible con lo que ocurre en la vida real, donde las agresiones son reales, no como las agresiones “tipo” que encontramos en la mayoría de las artes marciales que son “estandarizadas” para el trabajo de tatami y alejadas de la realidad de la calle. Con ello no quiero menospreciar los valores de las artes marciales, que tienen muchos y nobles, pero en lo que respecta a los ataques reales, algunas están muy lejos de la realidad y sus practicantes tendrían un serio problema en esas situaciones.
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Es cierto que en muchas disciplinas se utilizan ataques estandarizados para que el practicante novel comience su práctica…
Y eso es correcto en cierta medida pero para iniciarse… el problema es que muchos cinturones negros y altos grados se mantienen ahí. Entonces ¿cuándo van a llegar a la realidad ellos? ¿Y sus alumnos? Voy a ponerle un ejemplo con los ataques de cuchillo: en muchas disciplinas se realizan ataques de cuchillo, estos ataques están totalmente alejados de cómo un malhechor nos atacaría en la realidad. Pretenden hacer ataques nobles con trayectorias muy claras y grandes.
Esto, como ya he dicho, está muy bien para iniciarse, pero totalmente alejado de la realidad, pues en la calle los ataques van a ser cortos, rápidos y directos; y muchas veces con repetición de trayectoria. Además de esto debemos tener en cuenta, como hemos dicho, la diferencia para defendernos según la legislación de cada país, más o menos permisiva con el uso de las armas de fuego y otros medios auxiliares. Solemos encontrar en las artes marciales, como base ante ataques con el cuchillo, técnicas en las que esquivamos, bloqueamos y trabajamos la técnica para desarmar el cuchillo. Pero en la realidad eso es difícilmente posible, porque los ataques con cuchillo cambian, las técnicas no pueden permanecer inmóviles, tienen que evolucionar con la situación táctica, con la legislación de cada país, con las herramientas de la policía… Por eso en mi método las técnicas están permanentemente cambiando, evolucionando, adaptándose a los nuevos problemas y materiales que aparecen.
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Entonces, ¿usted piensa que las artes marciales no sirven hoy en día para defenderse?
Es una pregunta difícil, si tuviera que ser categórico diría que no. Aunque sí que es cierto que nos dan unas bases que nos permiten avanzar más rápido posteriormente en los “métodos de defensa personal”. Me explico, cuando hablamos de defensa personal la mayor parte del trabajo que realizamos en los tatamis está estereotipado, es decir “tú me atacas así y yo respondo asá”, muy alejado de la realidad, falto del stress de un combate real. Esa parte hace que realmente estemos muy alejados de las habilidades necesarias para defendernos.
Por otro lado, es cierto que todos los practicantes serios de artes marciales trabajan un Kihon, es decir aprenden unas bases de desplazamientos, esquivas, formas correctas de golpear… pero eso no te garantiza saberte defender y mucho menos ser eficaz en una intervención policial. Por eso en mi método yo no enseño “técnicas” específicas sino principios y hábitos, los actos reflejos son fundamentales, a partir de ahí intentamos construir principios que nos valgan para distintas situaciones. Todas las técnicas tienen que ser sencillas, si son complicadas no valen para la calle.
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Estoy en gran medida de acuerdo con lo que plantea. Esto es una reflexión personal, creo que las artes marciales en gran pedida permanecen demasiado en el Kihon, en las técnicas de base o se van hacia los kata y la competición, pero muchas veces olvidamos por qué nacieron, al fin y al cabo son métodos de combate. Pero me veo obligado a plantearle otra cuestión, en muchos sistemas modernos de defensa personal se enseña directamente las técnicas y se combate sin enseñar las bases, los desplazamientos, la forma “técnica” de ejecutar un golpe…
Exacto, tiene usted razón. Pongamos un ejemplo, nuestro representante David Buisán. Él llegó a nuestro sistema después de una larga experiencia como karateka, alto grado de Kenpo y practicante de otras disciplinas. Su adaptación a nuestro sistema fue rapidísima porque él ya tenía todos los conocimientos de base y lo que tuvo que aprender fue la “táctica” y los principios de nuestro sistema. Vayámonos al otro extremo, una persona que no ha trabajado artes marciales se acerca a nuestro sistema, ¿tengo que decirle que se vaya a trabajar artes marciales para aprender las bases? La respuesta es no, lo que hacemos es trabajar sobre los actos reflejos. Lo más duro para él será adquirir esos conocimientos de base y su progresión será más lenta que el practicante que ya los trae pero finalmente llegarán al mismo sitio aunque necesitará más tiempo.
Por eso es tan importante que las técnicas sean sencillas, muchas veces en las artes marciales encontramos técnicas enrevesadas que luego es imposible ejecutar en situaciones de stress en combates reales. Eso no significa que podamos comenzar con ataques libres, en esos niveles bajos sería un caos y probablemente solo daría paso a lesiones. Para evitar esto es necesario primero realizar un buen estudio técnico de los ataques y luego preparar las bases para unas técnicas de defensa sencillas y reales. ¡El gesto reflejo todo el mundo puede adquirirlo! No hay tiempo en la calle para reflexionar sobre la técnica a realizar, debe ser instintivo y simple.
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No es fácil esto que pide, llegar a tener un gesto instintivo y simple requiere mucho trabajo.
No, nadie ha dicho que lo sea, sino todo el mundo sería décimo Dan (risas)… Bromas a parte, por eso nosotros tenemos un segundo sistema que, el ROS, donde trabajamos aspectos más tácticos y distintos tipos de armas policiales como puede ser el tonfa, la canne (bastón en francés) y sobre todo las tácticas orientadas hacia la legislación de cada país. La policía no tiene tiempo para formaciones muy largas, la formación tiene que ser rápida y sencilla para poder ser aprendida lo más rápido posible y en la mayor cantidad de situaciones posibles. La canne la he elegido porque puede ser utilizada también en ámbitos civiles por personas mayores que llevan bastón, o personas que se encuentran un poco impedidas y tienen que usar el bastón por enfermedad. Así rentabilizamos el trabajo técnico que hacemos. Esto lo hacemos también con las técnicas de defensa personal para las mujeres, hay que adaptar las técnicas a sus necesidades.
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Eso me lleva a plantearle una cuestión sobre los cursos de defensa personal femenina o específicos para mujeres. Actualmente está muy de moda dar cursos de defensa personal para mujeres, de una duración variable pero que si lo extrapolásemos a la formación de artes marciales no llegaría ni a las horas para un cinturón amarillo ¿No cree que en cierta medida se les genera una falsa sensación de seguridad?
No puedo estar más de acuerdo con su planteamiento, hoy en día es una moda. Mucha gente da cursos para defensa personal femenina porque hay una demanda de estos y al final se convierte en negocio. Le pongo un ejemplo, hace poco vi una demostración en la televisión de unas mujeres que se estaban entrenando para protegerse de agresiones contra bates de béisbol. Me quedé perplejo, yo me pregunto ¿a cuántas mujeres les han agredido con un bate de béisbol? Primero, hay que entrenarlas para protegerse de agresiones reales y segundo, hay que prepararlas mentalmente para las situaciones que van a sufrir.
Una mujer normal rara vez es un guerrero, no tiene el espíritu y normalmente tampoco la fuerza de éstos. Por ello debe aprender, como ya he dicho, el gesto sencillo y reflejo. Es necesario además que aprendan a defenderse de ataques reales, una pregunta que yo les hago a las mujeres que viene a aprender conmigo es ¿cómo piensas que se produce una agresión en la calle? Y ellas me describen lo que harían, pero cuando les vuelvo a preguntar ¿cómo piensas realmente que se inicia una agresión en la calle? Todo comienza con una agresión verbal, por tanto, lo primero que hay que aprender a gestionar una agresión verbal para que no se produzca una escalada de la agresión. Si dominamos eso, probablemente la otra agresión no llegue. La seguridad pasiva es mucho más importante que aprender técnicas, yo rara vez les enseño técnicas contra armas, como mucho algo contra cuchillo, pero de forma muy excepcional.
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¿Qué tipo de ataque es el que más suele trabajar con ellas?
Normalmente el intento de estrangulación, un atacante va a intentar siempre someter y silenciar a una mujer. Si ella consigue romper esa dinámica la agresión probablemente no ira a mayores, por tanto, deben ser capaces de resolver ese tipo de situaciones con la menor fuerza posible. Sí quiero hacer hincapié en que es muy importante prepararse mentalmente, la situación corporal puede ser fácilmente resoluble pero la situación emocional hay que saber gestionarla. Si no somos capaces de enseñarles a resolver esa situación emocional, la técnica no saldrá.
Es por eso que nosotros empezamos este año un proyecto nuevo en el que incorporamos un psicólogo a nuestras clases para mujeres que han sufrido agresiones reales. Creemos firmemente que primero hemos de ayudarles a superar esos momentos de bloqueo de las agresiones antes de enseñarles la técnica. Tenemos que enseñarles a ponerse en situación para aprender a controlar esos impulsos y llegar al “acto innato” que anteriormente hablábamos.
Esto es mucho más importante que enseñarles técnicas anti violación en las que ellas esperan un “gesto milagro” que las salve de la situación.
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Me parece una medida muy acertada. Parece que sea una novedad que hoy en día la mujer se acerque a los tatami para aprender a defenderse, pero si rebuscamos en las antiguas revistas y en los libros de artes marciales de principios de siglo, ya encontramos a mujeres que querían aprender Judo, Karate, etc. para aprender a defenderse. En ellas encontrábamos el espíritu de verdades guerreras que querían aprender. ¿Cree usted que hoy en día más que aprender a defenderse lo que se busca realmente es una “sensación de seguridad”?
Es difícil decirlo, por un lado queremos aprender todo y de forma muy rápida; además queremos hacerlo en un entorno agradable. Y desgraciadamente las agresiones no son agradables, volvemos al punto anterior, para aprender a defenderse hay que aprender a gestionar el stress y eso no es agradable. Si no conseguimos eso no conseguimos nada, ¡gestionar la agresión es lo más difícil! Yo se lo digo muchas veces, para aprender a defenderte debes asumir que te van a hacer daño, aunque te hayas defendido. El problema es que es mucho más fácil decirles puedes hacer esta técnica o esta otra, al fin y al cabo, es un problema comercial, eso es más fácil de vender que enseñar a gestionar la agresión que no es agradable y tampoco comercial.
Además, hay una cosa que en estos cursos no se enseña, que es a explicarse.
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¿Qué quiere decir con explicarse?
Esa es la cuestión… muchos profesores de artes marciales enseñan técnicas, pero como no son policías no saben que después de la agresión esto no ha acabado. Después viene la intervención policial, los abogados, el juez… Y a la víctima hay que enseñarle a explicarse porque si no puede acabar juzgada como atacante cuando realmente era la víctima. Le pongo un ejemplo sencillo: en mi sistema le enseñamos a la víctima a “gestionar” la agresión parándola, no a golpear a su atacante para pararlo… Es muy diferente cuando ellas dicen “gestioné cómo se me abalanzó”, que decir “lo golpeé para que no se me abalanzara”. Tenemos que enseñarles a proteger su integridad jurídica también, tanto enseñándoles a expresarse como enseñándoles técnicas que mantengan la proporcionalidad.
Creo que los dos principales problemas que encontramos en este tipo de cursos es que la mayoría de los que los imparten no son profesionales de sectores cualificados y por otro lado la “comercialización” de los mismos. En mi organización tenemos la suerte de que no somos esclavos de la comercialización porque no vivimos de esto, todos nuestros instructores tienen sus trabajos y esta enseñanza es un complemento a su vida.
Esto me lleva también a una pequeña reflexión del panorama que yo he visto a lo largo de estos años en la parte marcial. Cuando las artes marciales entraron en Europa y se establecieron, posteriormente dieron pie a las federaciones que las regularon. Después de las artes marciales apareció la necesidad de la defensa personal, es decir de cómo aplicar las artes marciales para defenderse y “volvimos” a los jutsu, es decir pasamos del Karate al Karate-jutsu, del Judo al Jujutsu, del Aikido al Aikijutsu… pero muchas veces esos profesores no estaban preparados para adaptarse técnicamente a la defensa personal que la calle exigía.
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Eso me lleva a una reflexión del maestro Serge Eisenhut sobre que algunas disciplinas, que se han vuelto tan esclavas del Kihon que han olvidado el “combate” que es realmente para lo que fueron creadas inicialmente.
Totalmente de acuerdo con esa reflexión. Normalmente cuando esas disciplinas nacieron necesitaban para sobrevivir de la eficacia, pero hoy en día esa “eficacia” ya no esa tan necesaria, hoy en día hay que ser más “visual” para sobrevivir, la espectacularidad es lo que vende en la sociedad no la eficacia. En los años sesenta-setenta teníamos en la calle un problema de inseguridad, pero que normalmente se resolvía con agresiones físicas, hoy en día tenemos un problema de inseguridad con armas blancas… La eficacia es más necesaria que nunca, por eso creo que mi método es más actual que nunca. Las agresiones de hoy en día son totalmente diferentes de las agresiones de hace diez años. Sirva como ejemplo un ataque por estrangulación, en los tatami lo trabajamos de pie en medio del tatami pero en la realidad nos van a estrangular contra una pared, en el suelo y normalmente va a venir seguido de un golpe.
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Cambiando de tema. Usted ha sido competidor muchas veces, ¿cómo ve la competición actual con respecto a la de su época?
Ahhhh, es una cuestión interesante. Y fíjese que volvemos al punto anterior. Hemos derivado la competición de las artes marciales a “competiciones visuales”. Hoy en día la competición está hecha para el espectador, se ha perdido en gran medida la eficacia y la realidad, hay mucho kiai pero nada de contacto, los cinturones rojos y azules puestos para darle mayor visibilidad… Creo que la competición actual está haciendo un gran daño a la eficacia de las artes marciales, la gente solo entrena lo que va a poder utilizar en competición perdiéndose con ello muchas técnicas que no son competitivas.
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Nos ha dicho que su sistema le llevó una veintena de años hasta que estuvo listo, y que además usted era ya sexto Dan de Karate. ¿Cómo ve todos estos sistemas que aparecen de “supuestos” maestros que no llevan ni diez años de practica marcial y generan un sistema…?
Pues es el reflejo de nuestra sociedad, la inmediatez y el consumismo. Dos de nuestros grandes males actuales. Hoy en día vemos que la sociedad consume la defensa personal como se consume un teléfono o cualquier otro objeto. La sociedad quiere todo rápido y fácil, y siempre hay alguien que está dispuesto a darte rápido y fácil. Hoy en día nada más llegar al dojo los jóvenes te preguntan ¿cuándo puedo llegar a ser eficaz? Los Maestros clásicos, aunque trabajemos métodos modernos, estamos abocados a desaparecer.
Hoy en día es muy difícil retener la atención de la gente, hacer que dediquen tiempo a aprender de forma correcta exige un habito, un compromiso… Eso está erradicado, hoy en día encontramos gimnasios donde se golpea a los sacos sin saber golpear, antes en un gimnasio no se tocaba un saco hasta que tu técnica estuviera depurada…
El problema es que mucha gente no ha practicado nada en su vida y no sabe diferenciar entre un sistema eficaz y un sistema no eficaz. Vuelvo a poner como ejemplo a nuestro director en España, cuando David Buisán nos vio, él pudo comprobar nuestra eficacia porque tenía unos buenos conocimientos de base y sabía diferenciar lo eficaz de lo meramente comercial… eso la gente que no ha trabajado no lo sabe ver y por lo tanto es fácil de engañar. Eso de pie a un gran consumo de la defensa personal pero que no conlleva una eficacia después de dicho consumo. Por eso cualquier persona que haya hecho artes marciales tendrá en un sistema de defensa personal más ventajas que una que no las haya práctica, pero eso es un secreto que guardaremos entre nosotros.
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Esto mismo que usted nos ha dicho no es el primer maestro que lo plantea. Estamos en una sociedad que quiere todo rápido y sin complicaciones. Cada vez prima menos la cultura del esfuerzo.
Sí, hoy en día la gente quiere aprender a defenderse aprendiendo algún truco que le valga, pero sin hacer el esfuerzo de aprendizaje. Esto lo podemos extrapolar también al mundo marcial, antes tu sabías que tenías que entrenar una serie de años para llegar a ser eficaz, y lo asumías. Hoy en día no, todo tiene que ser rápido, se creen que hay técnicas secretas que una vez que las aprendan todo estará hecho. Lo más difícil es enseñar hoy en día la “realidad”, la gente no quiere verla porque conlleva trabajo. En cierta medida las federaciones deportivas son también responsables, porque han “generado” diplomas de defensa personal para mantener a sus practicantes con diplomas que no enseñan la realidad de la calle, solo dan un diploma vacío de una adaptación de su disciplina marcial a lo que piensan que es una agresión real.
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¿Puede ser que la pedagogía empleada no haya sido la correcta?
Puede ser, aunque hoy en día es ya más un problema estructural de nuestra sociedad que un problema puntual de una disciplina marcial. Nosotros le damos mucha importancia a la pedagogía en nuestro sistema, verdaderamente la explicación es fundamental para asentar los conocimientos y sobre todo para que los profesores sean capaces de transmitir el método y asegurar el futuro. Me gusta siempre ilustrar mis opiniones, en este caso el ejemplo más claro es internet. En internet no se encuentra pedagogía a la hora de captar nuevos practicantes ni mantener a los que tienes, se muestra espectacularidad, técnicas muy visuales que no tienen por qué ser eficaces y que muchas veces no tienen más recorrido porque pedagógicamente no se pueden integrar en un método, pero son muy espectaculares para el que no sabe.
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Hemos hablado mucho de la parte “comercial” pero ¿no cree también que en las artes marciales muchas veces predicamos una cosa, decimos que tenemos una serie de valores, y que hacemos otra?
Estoy muy de acuerdo, muchas veces los profesores hablan de valores morales y luego no los demuestran en su día a día. Se habla muchas veces de adaptación, pero se mantienen técnicas inmutables, siendo ilógicas para determinadas personas por sus limitaciones físicas o ilógicas en determinadas situaciones tácticas. Los profesores debemos adaptarnos para sobrevivir y encontrar soluciones a los problemas actuales, no mantenernos en técnicas del siglo XII bajo el pretexto de la tradición.
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Para finalizar, ¿algún deseo para el futuro, maestro?
Sí, ha salido durante nuestra conversación el tema de la enseñanza. Hoy en día tenemos un gran problema en las artes marciales, la gente viene a consumirlas, pero no quiere implicarse y enseñarlas. No son conscientes de que cuando tú enseñas, evolucionas mucho más porque tienes que estudiar para desgranar las técnicas y ser capaz de enseñarlas, quedarse solo en su consumo les deja en la superficie pero desgraciadamente nos deja sin futuro para las artes marciales porque dentro de veinte o treinta años ya no habrá profesores solo entrenadores.
La gente hoy en día no es capaz de aburrirse y reflexionar, un maestro debe reflexionar para evolucionar. Yo he desarrollado mi método en gran parte en la noche, durante las guardias y los servicios que yo realizaba como policía, hoy en día la juventud está todo el tiempo ocupada, no tiene tiempo de aburrirse porque tiene demasiadas cosas para entretenerse. Eso y la falta de implicación hace que no busquen, no investiguen… sin eso no se puede llegar a ser un maestro y eso es lo que necesitamos para el futuro, MAESTROS…
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